Quantcast
Channel: Revista Cinosargo
Viewing all 336 articles
Browse latest View live

Poemas de Juan Malebrán

$
0
0


 

Selección de poemas de Juan Malebrán

 

         

        

 

 

 

Salmuera

Sobra la confesión y 
sin embargo, el coraje no alcanza 
para arrancarnos de cuajo 
la lengua que nos mantiene 
balbuceando en el regazo de nosotros mismos, 
al interior de una pieza reducida a un solo plato y 
a una taza en la que lento se derrite el hielo. 
Lejos la familia, 
la porfía en lo cotidiano o 
el dominó camino a casa 
en el desvío de los feligreses. 
Lejos como los callos endureciendo los codos 
ahora que no hay barra 
ni festejo posible 
ni comensal que se encargue 
de poner los fideos en el fuego. 
Un estropajo por lengua 
es lo que se tiene 
como un nudo que se ciega y 
se traba con el segundo vaso 
asegurando la incontinencia y 
el tiro al blanco en los urinarios. 
Sobra la soledad crujiendo en este catre 
las colillas, los algodones 
las costras en las canillas y 
sobre todo el rebote de la propia imagen 
proyectándose apagada en la tele.

 

 

 

Posta

 

 

Habrá quien murmure como yo
este mismo relato
deslenguándose en el miedo que la carne impone
sumido en la hemorragia o
en el tejido que negro cicatriza y
se endurece en la persistencia de la sed.
Palabras como hielos hechos agua
junto al lavatorio y la salmuera aliviando 
la hinchazón o
como piedras recorriendo el intestino
haciendo ruido como un tarro agitado
ante la inminencia del desastre.
Habrá quien escuche este rumor y
concilie conmigo en que de nada sirve 
llevarse a la boca el puño,
cuando desborda el desahogo y la vergüenza 
al miedo que la carne impone:
Una mucosa ulcerada garganta abajo o
el contagio de esta llaga propagándose 
a lo largo de este orinal.

 

 

 

Tendedero

 

Lejos el calor de las tardes

en la fuente de soda

La radio perdiendo la señal

con el paso de los autos o

el recuento del sueldo

tambaleando en la caseta del baño

Sudor en la comisura

del párpado es lo que nos queda y

un poco de espuma

en los bordes de los labios

cuando enseñamos al farmacéutico

rugosa nuestra receta.

Mira, sino, este eriazo

el paisaje que nos acompaña

el ramo de ruda

para cuidarnos en la pobreza y

esta paila sin su mango

para freír cebollas en el desayuno

No pasará demasiado

para que la fiebre te alcance y

ardan tus pies, igual que tu garganta

en la temperatura de una sala como ésta

a la espera que sea tu apellido quien te presente

como el próximo en el turno.

 

 

 

Volutas

 

 “Adiós, adiós a nada. Doy gracias,
muchas gracias”

Robert Lowell

 

 

De las cuatro cosas que vivimos
ten en cuenta la tarde en la que te dije:
“cuídate de la tierra de cementerio
en las esquinas de tu casa.
Los muertos hablan un idioma
que algunos aprendieron
de la calaca con la que beben.
Cuídate de ellos y de la sal
en el fondo de tus bolsillos.
De aquel que comparte tu mesa y
guarda en su corazón el bálsamo
del evangelio
-aléjate-
delas plegarias de tu madre y
de la familia en su liturgia.
Ten en cuenta
que no todos han nacido
para leer el mundo en el filo de los vidrios
que en lo alto de los muros
el viento desgasta lentamente”.

 

 

 

 

Anafre

 

 

Porque esta casa que no es tu casa
caerá, finalmente, como la otra y
serán restos la familia.
El recuerdo de tu madre 
pedaleando la Singer a medianoche o
tu hermana esquivando 
mi beso antes de dormirse.
Todo caerá, incluso tú, 
que confundes mi voz con tu voz 
para hacer de este entuerto tu propio sepelio
Todo, cayendo -ya verás-
como las cenizas del cigarrillo
que dejamos consumirse entre los dedos,
mientras, caía también la tarde 
en la que bebimos de una misma lata
con el cemento quemándonos las uñas 
en las bloquetas.

 

 

 

 

Purga

 

 

Lo mejor es entregarse

-cada quien a lo suyo lanzando

cristales contra las paredes,

haciendo sombras en los baños de los bares.

Sin queja, ni pena,

ni caso alguno a la advertencia

que nos previene de los vasos y de su ritmo.

Que otros lloren la derrota el desgaste o hasta el triunfo

El tiempo -no lo olvides es

tan solo un soplo fijando un hueco

en el centro del hielo.

Una mosca olfateando en la distancia

la ruta más breve para llegar a destino.

Un manchón sobre la mesa o

un pedazo de gasa cicatrizándose en el piso.

Nada de fotografías borroneándose al sol

ni jarras, ni flores plásticas, ni marchitas

esta pampa no da para tanto y

el engaño en el recuerdo no es lo tuyo.

 

 

 

 

Malebrán

 

Esta suerte la define un apellido
que letra a letra se paga
como una deuda pactada
en la sed y el parentesco.
Un mismo hígado y
las ganas de lanzarlo
boca afuera, como se lanza
el asco cuando atora o
el chorro caliente contra el poste o
en los bordes de la mesa.
Malebrán te llaman en las cantinas
como a mí mismo siendo niño
paseando con la leche de la burra.
Porque de líquido en líquido nos gastamos
el medio siglo que nos corresponde.
Porque nadie sale
tan fácil de esta -te digo-
Porque letra a letra nuestra deuda se paga
cada noche -peso a peso- en cada sorbo.

 

 

 

Hijo mío-te digo

 

 

No habrá lápida, ni verso,

ni brindis alguno

capaz de calmar

la sed con que se amanece

-siempre al bordebabeando

en la almohada,

contra el poste o

bajo las sillas del comedor.

Sed que te heredo

en medio del miedo

como la polio y el tropiezo

en los pasillos camino al consultorio o

en el timbre del clandestino

sonando un domingo

entre perros y cholguanes

casi al fondo del callejón.

 

 

 

 

Juan Malebrán (Iquique|Chile|1979). Ha publicado Reproducción en curso, Yerba Mala Cartonera, 2008, “f/22 Antología de Poesía Cochabambina” La Ubre Amarga, 2011. Y Bozal, Yerba Mala Cartonera 2014, Hebra editorial 2015, Entretenciones Mecánicas, Cinosargo Ediciones 2016 y Trópico, Editorial Aparte. Ha dirigido y actualmente asesora el proyecto editorial carcelario "Canita Cartonera". Ha obtenido la Beca de Creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura Chile, los años 2005 y 2016. Desde el 2008 radica en Bolivia, donde se desempeña como Coordinador del área de letras de proyecto mARTadero y miembro de la editorial digital La Ubre Amarga. Es ganador del premio internacional de poesía Manuel Acuña.

 


Carmen Iriondo responde ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti

$
0
0


 “Faulkner insistió en apuntar siempre más alto a la hora de escribir”


Carmen Iriondo responde ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti



Carmen Iriondo nació el 25 de septiembre de 1945 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde reside, capital de la República Argentina. Es Licenciada en Psicología (1976), egresada de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es psicoanalista, y en tal carácter colabora con artículos y columnas en medios gráficos, radiales y televisivos. Obtuvo, entre otras distinciones, Mención de Honor del Fondo Nacional de las Artes por su libro “Rock de los limbos”. Invitada, leyó sus poemas, traducidos al inglés, ante alumnos y profesores de la Montclair State University, en Estados Unidos. Es bailarina y Profesora de Danzas Clásica y Contemporánea. Es actriz y también cantante. Como intérprete y autora de las letras, apareció, por ejemplo, el CD “Me da la gana”. Ha sido incluida en “Antología Poética Premio Juan Crisóstomo Lafinur” (2013) y en “Antología temática de la poesía argentina” (2017). Publicó en 2009 el libro autobiográfico “Memorias de una niña rehén” y, a partir de 1988, los poemarios “Casa propia”, “Rara vez”, “La niña pandereta”, “Por el miedo te digo”, “Egle & suertes virgilianas”, “Syl y Ted” (con segunda edición bilingüe; traducción de Rolando Costa Picazo), “Animalitos de Dios”, “Prosas de dormida”, “Vuelo de fiebre”, “Animalitos del cielo y del infierno”, “Llamando al picaflor por el nombre de pila”, “Seamos nieve”, “El rock de los limbos”, “Tilinga”, “Animalitos del cielo, del infierno y del mar”, “El carro de las letras”, “Los míos”, “Fantasmata” y “Menos”.




1: ¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?


CI: Tengo ocho años. El micro de la escuela intenta atravesar con mucho ruido una cantidad de agua que corre por la avenida del bajo. Miro por la ventanilla, voy sentada adelante y antes de sentir miedo escucho que el chofer se dice a sí mismo, pero en un murmullo: “pobre gente, pensar que pierde todo, todo…” 

No pudimos pasar la inundación. Se veía el río a lo lejos moverse muy crecido. 

El colectivo pega la vuelta y llego a la casa de mis abuelos que es donde vivo. Se sorprenden al verme, pero no demasiado. Voy a mi dormitorio, abro la bolsa de la escuela, saco un cuaderno borrador, tomo una lapicera y anoto: “Eran las tres de la tarde/ el cielo tornóse muy negro. Luego/ como si de pronto se abriese el infierno/ el viento nos trajo su silbido lento.” 

Es un poema bastante largo, y lo llamo “poema” porque es lo que yo respondí cuando me preguntaron quién lo había escrito… Tiene un final feliz teñido de culpa religiosa: “A empezar de nuevo que no hay más remedio/ la vida es muy triste. Después/ está el cielo.”

Es la primera vez, recuerdo, que no entendí de donde había salido ese borbotón de palabras. Me preguntaban algo que yo no podía explicar. La creación es un destello así de breve. No se juzga, no se comprende, simplemente sucede. 



2: ¿Cómo te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades?


CI: Paso largas temporadas en el campo. Por lo tanto, tengo una relación muy fuerte con la naturaleza y la soledad, con espacios enormes de aire libre, colaborando desde muy pequeña con las labores fuertes de ese lugar de trabajo, y el coraje precoz de volver de noche y a caballo, de estar sola en medio del campo recorriéndolo por si sucedía algo irregular. Amo la lluvia. Su sonido revelador del ritmo o el movimiento la va a definir: un adagio, un allegro o, decididamente, un tercer movimiento trágico con timbales y truenos sonando contra un cielo negro, a veces atravesado por rayos. Hermoso siempre ver llover. En la ciudad se padece, en el campo se disfruta.


Mi madre, una persona con problemas de adicción, tenía pavor a las tormentas. Mis primeros cinco años de vida con ella fueron muy difíciles y fui testigo involuntaria de su terror no escuchado. Se tapaba los oídos con desesperación. Como un animal con miedo caminaba en trance por la casa y se sobresaltaba con los truenos. Sin querer, a veces, hoy mismo, me llevo las manos a los oídos ante un trueno o una explosión como reflejo nostálgico, o más bien como un acto de brindarle compañía. Esté donde esté. 


Vuelvo al campo. Estuve presente siempre mientras se carneaban las ovejas elegidas para comer. Por lo tanto, vi sangre desde muy niña, presencié los degüellos con cierta naturalidad, aunque tenía prohibido por mi abuelo acercarme demasiado, le llevaba a los chanchos lo que no se guardaba de la oveja. Como andaba medio sola, solía lastimarme bastante seguido. Nunca fui aprensiva. Cuando me sacan sangre, no miro. Si se lastima un hijo o un nieto, sí me desespero, pero eso es un descontrol tan natural como el amor.

  

Cuando la velocidad es manejada por otro, la detesto y me aterra. Me he bajado de autos en medio de una ruta, he gritado como marrana porque alguien no frenaba, me suelo bajar de colectivos desenfrenados, etc. Cuando la que maneja soy yo, no me pasa eso. Lo hago desde niña y me gusta manejar en ruta y andar relativamente rápido. Tampoco tengo miedo si el caballo se apura, si tengo que correr, más bien me gusta esa sensación vertiginosa. Cuando la velocidad está ligada al tiempo, a veces elijo y prefiero la lentitud. Para leer, por ejemplo, o para escribir. Libre de la ansiedad que es tan enemiga del bienestar.


Las contrariedades no son mi fuerte. Me ponen triste y tengo una inclinación casi cómica a la paranoia, creyendo que alguien me lo está haciendo a propósito. Esto es una confesión grave. Hoy (y siempre), los trámites eternos, la tecnología que no depende de nosotros, los cambios de horarios, la impuntualidad, lo difícil que es llegar a tiempo a los lugares de trabajo, son situaciones muy superficiales y poco graves, pero cuando se van acumulando, a mí me trastorna. 



3: “En este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones? 


CI: Un concepto como la inspiración en un rincón y William Faulkner en el otro, nos presenta un ring con un espacio a llenar entre rincones. Faulkner, alguien que insistió en apuntar siempre más alto a la hora de escribir, recuerdo que habló de la inspiración como un fósforo en medio de la noche, que ilumina y coloca en la conciencia la noción de oscuridad. Recuerdo que usaba la palabra “endure” (resistir) para definir la exigencia que pretendía para su obra. Sostén, suspenso, fuerza, casi resiliencia y esto es una boutade de la que podría deducirse que para él la “inspiración” es obviamente invisible. 

En el otro rincón Madame Inspiración piensa… “Yo aparezco après coup, después del diario del lunes, alguien que escribe, canta, o baila o pinta no ‘sabe’ que está inspirado.” Está ocupado en el trabajo, preocupado en la tarea desconociendo casi todo lo que quede afuera de ese universo privado.

¿Mis consideraciones? Me cuesta mucho tomarme en serio ciertos mitos que circulan detrás de las imaginarias conjeturas que hacen a un escritor esperando Musas, a un pintor con una boina en la cabeza, o a un bailarín con alas. 

Un escritor puede juzgar cuando revisa lo que escribió, si estaba lo suficientemente concentrado como para no tener que investigar con minuciosidad lo que hizo. La inspiración artística, en cambio, sería un estado que no se puede controlar. Y para sobrevivir, tomar aire es inspirar, si no simplemente morimos.



4: ¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?


CI: Es una pregunta interesante. No sé qué viene antes, nunca lo pensé así. Cuando algún artista atrae mi atención por lo que produce, recién puede ser que me despierte una curiosidad sobre sus avatares, mayormente su origen, su infancia, sus transformaciones y diferencias con el correr del tiempo. Para escribir un libro que se llama “Syl & Ted”, un largo poema acerca de la relación entre Sylvia Plath y Ted Hughes, comencé por leer con obsesión la poesía de ambos. Eso me fue llevando al análisis de su relación intensa y pasional, para descubrir ciertas identificaciones, en donde se nota que uno quisiera escribir como el otro y viceversa. De allí a descubrir la envidia y los celos mutuos fue un instante y de allí a interesarme por los diarios de Sylvia Plath, un solo salto. Reconozco así que esa vez me dejé llevar por los avatares de esta talentosa chica norteamericana insegura, queriendo convertirse en inglesa, escribiendo a su mamá lo contrario, día por día, de lo escrito en su diario en donde aparece su dolor. Con Ted Hughes no me pasó eso. La poesía de él fue suficiente, me atrapa mucho; aunque llegué a escribirle un mail en esa época, y me contestó un párrafo agradecido y escueto, muy bien educado. Murió al año siguiente, y si me hubiese interesado su vida o sus vicisitudes, deduzco que le habría escrito de nuevo. Y no sentí para nada la necesidad de hacerlo.  


Me interesó de Antonin Artaud su historia personal, su infancia tan traumática, cierto coraje, y cito una frase que me aparece manuscrita en un libro suyo: “He estado enfermo toda mi vida y no pido más que continuar estándolo, pues los estados de privación me han dado siempre mejores indicios sobre las plétoras de mi poder que las creencias pequeño burguesas de que ‘basta la salud’”. Esta frase sintetizaría para mí en qué momento podría surgir el interés por los avatares de un artista. Y obviamente reconozco que reflejan aspectos de mi propia identidad. 



5: ¿Lemas, chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?


CI: No soy muy amiga de repetir “enseñanzas o sentencias”. No me gustan las certezas porque hay detrás una aseveración de verdad única que siempre me espantó. El lema, sin embargo, me resuena más amplio y abierto, implica una decisión, encubre un deseo: “mi lema en la vida es…”. 

 

El chascarrillo sería como una “boutade” popular.  Momentos de humor espontáneo que, si suceden, me agradan. De hecho, yo soy contadora de historias por las que, en general, cosecho risas y alegría. En algún momento de mi vida, fui alguien que trasformaba reuniones depresivas en fiestas. Ya no más. 


Los proverbios me suenan a religión, con un sesgo oriental. Cuando se dice “proverbio chino”, parece menos estricto que uno católico. 


De refranes sí estoy hasta la coronilla, son como las propagandas que se pegan para siempre, “El que quiere celeste… que le cueste”, “Al que madruga, Dios lo ayuda”, “Todo va mejor con Coca Cola”. Tengo muchos en la memoria, pero jamás ando divulgando estas frases hechas. Creo, además, que son parte de un pasado en donde se charlaba en la mesa diaria, y de vez en cuando alguien desprogramado acudía a una sentencia mansa.



6: ¿Qué obras artísticas te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís quedando en estado de perplejidad?


CI: Un escritor francés, Marie-Henri Beyle, más conocido como Stendhal, describió una experiencia que sufrió en la Basílica de Santa Croce al ver por casualidad un fresco de Baldasarre Franceschini representando a las Sibilas. Él mismo dice haber alcanzado un estado emocional intenso y celestial ligado a la belleza del arte: “...la vida salía a borbotones, tenía miedo de desmayarme.” Estos estados que se repiten aun hoy en los museos, dieron lugar a la creación del nombre “Síndrome de Stendhal”, diagnosticado por una serie de síntomas como palpitaciones, desorientación, pérdida de la identidad, agotamiento físico posterior a la visión manifiesta de una obra de arte.


En lo personal, me sucedieron cosas muy extrañas; de muy niña, cuando veía ballet, las veces que me llevaba mi abuela al Teatro Colón. Me brotaban lágrimas que no eran de tristeza ni de miedo, era más bien un estremecimiento producido en un ser vulnerable que aprendería un camino por el que salvarse de algo tan temido como la infancia. Ciertos instrumentos como el cello, el piano, cantantes de voces medias, no muy agudas, eso también en la infancia me producía piel de gallina y una sensación placentera de disociación de la realidad. 


No recuerdo adonde, pero sé que me petrifiqué ante la obra de Francis Bacon, no podía dejar de mirar un cuadro en particular, tampoco me acuerdo de la imagen, ya que la verdadera creación no me fanatiza, sino que me disocia. Muy adolescente, en España, un cuadro de Rubens, “Heráclito llorando”, vaya uno a saber por qué, me inspiró un poema que leí en voz alta por el micrófono del ómnibus en el que viajábamos en una excursión. 


Finalmente, ya a mis casi treinta años, escuché un impromptu de Chopin que parecía una grabación impecable. Pero no me cerraba que sonara tan real y ante mi estupor descubrí un pianista sentado al piano. Me acerqué despacito, como ante un animal salvaje para los que hay que simular tranquilidad y silencio. Él sonrió. Yo lloré. Siguió tocando y realmente entré en una sensación de trance y de incredulidad por semejante talento. Era Manuel Rego. Un pianista de Mar del Plata que me brindó una de mis amistades más preciadas. Todo lo que sé de música lo aprendí de él. 


Mis perplejidades han sido más bien ocasionales, no permanezco en estados de fascinación por mucho tiempo. Es un riesgo que ya no estoy dispuesta a experimentar. 



7: ¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras contar?


CI: He estado muchas veces sobre un escenario, bailando clásico, cantando o trabajando en una obra de teatro, en casi todas esas exposiciones suceden anécdotas graciosas. También es cierto que uno busca reír para no morir del pánico que nos inundaría si tuviéramos conciencia de la exhibición ante el público. Recuerdo una vez, muy joven en Mar del Plata, un cantante amigo me pidió que le diera vuelta las páginas a su pianista que iba a hacer un recital de canciones francesas en la Villa Victoria Ocampo al aire libre. Accedí encantada y me vestí para la ocasión con una falda cortita y de color fuerte, y una camisola arriba liviana ya que hacía bastante calor. Ni bien comenzó el recital me di cuenta de que mi silla se hundía en el pasto húmedo y yo tenía que levantarme muy seguido ya que las partituras eran breves y estaban escritas de un solo lado. Había viento. Como siempre en Mar del Plata. Bastante viento. Mucho viento. Sonaba Debussy. Hermoso. Mi amigo tenor venía superando el trance con solidez y buen gusto. Me levanté para dar vuelta la página número 4 y la pollera se me levantó hacia arriba y se pegó a mi cuerpo como una flor al revés. Quedé en bombacha y traté de hacer como si nada. Fue acrobacia después hasta el final tomarme la ropa con una mano y seguir dando vuelta las hojas con la otra mientras la silla se hundía en el rocío del espléndido jardín de la casa de Victoria Ocampo. (Muchos se dieron cuenta y fue siempre tema de risa, aun hoy me lo recuerdan.)



8: ¿Qué te promueve la noción de posteridad? 


CI: Lo póstumo, no me ha llamado mucho la atención. Tengo asociado el concepto a algo que sucede cuando uno ya no está, pero no a un buen recuerdo sino más bien a algo que no sucedió, por ejemplo, el reconocimiento profesional o artístico que viene empaquetado en la forma de homenajes y alabanzas post tumba. Creo que lo que permanece en el tiempo más allá de una generación, se lo ha merecido de alguna manera, por lo que significó entonces, y tanto por lo bueno como por el daño que pueda haber causado.  

Las misas, los homenajes, los nombramientos, los premios in memoriam son un poquito patéticos.  

El concepto ligado, en cambio, a la gratitud, por alguien que ya no está, el reconocimiento póstumo ligado al afecto, a la emoción, a valorar un objeto que represente esa ausencia, me conmueve. Pero esto concierne a la intimidad y no a lo público.

 


9: ¿“La rutina te aplasta”? ¿Qué rutinas te aplastan?


CI: La rutina lleva implícita la repetición. Esa compulsión a repetir es una característica de la especie, es una defensa contra emociones, terrores, angustias o lo siniestro que pueda aparecer como desorden psíquico. Vale decir que toda rutina es, como costumbre o hábito aprendido, defensiva, un cuidado natural para organizar la vida con cierta certidumbre. Aunque la muerte aceche en el horizonte y que también esto se olvide gracias a los rituales, ensayos, repeticiones, que inventamos a diario para vivir naturalmente. 

En mi caso personal, no solo no me aplasta, sino que me despierta. Trabajo en muchas actividades desde que recuerdo, por lo tanto, la buena organización me habilita para estar de mejor talante. El entrenamiento físico, sobre todo cuando es fuerte, no se puede ni debe interrumpir. Esto como ejemplo de que ciertas rutinas obedecen al deseo más profundo y es mejor no proponerse racionalizar demasiado. 



10: ¿Para vos, “Un estilo perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió: “… un estilo es una manera y un amaneramiento”.


CI: No sabría qué contestar a la opinión de Corpus Barga. He aquí mi limitación. El estilo, lo peculiar en un modo de expresión, en lo creativo y en el arte, y también en lo personal, estaría ligado a lo que resume e identifica a una época, a una obra, a cierta estética. En el caso de los escritores, es cierto que cuando son reconocidos por lo que se llama estilo, en general es porque son buenos en lo que hacen. Lo que no implica que uno adhiera por esa virtud solamente. Pero el estilo acompaña a las personalidades fuertes, las que se destacan y descubren muchas veces con precocidad lo que va a venir como movimiento social o previenen períodos catastróficos, o descubren modas triviales que se imponen a pesar de lo que eso va generando. 

En cuanto a la segunda cita de Corpus Barga, “…un estilo es una manera y un amaneramiento”, aquí sí concuerdo con que las maneras se pueden amanerar, con lo que se consigue una exageración, un “manierismo”.



11: ¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente? 


CI: Mayor indignación me produce la injusticia en general. Obvio que la injusticia social me indigna más, me hace descontrolar a veces y me enoja demasiado. También he sufrido en mi persona situaciones de mucha injusticia de las cuales me defendí como pude, pero tragándome la violencia que finalmente recayó sobre mi persona siempre.  La llamada “justicia” actual es una verdadera vergüenza, por eso trato de prescindir de ella y arreglar las cosas por mi cuenta. La única vez que consulté por una cuestión familiar y grave, me manipularon y no pude creer la impunidad con que la justicia de familia se mueve en la Argentina. Estos eventos me llevaron mucha energía, reprimiendo todo tipo de violencia, pero pagando precios altos de índole emocional... No tengo miedo a luchar, lo hago desde niña, tuve que cuidar gente mayor aprendiendo muchos recursos para hacerlo. Pero la violencia me parece horrible y creo en cierta alquimia y un buen psicoanálisis para domesticarla. 

Me hartan instantáneamente la ligereza de opinión acerca de las acciones y obras de otros. La deslealtad.



12: ¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?


CI: Haciendo un esfuerzo considerable puedo compartir alguna postal de mi niñez, pero muy triste en cualquier imagen que recuerde. Por ejemplo, hay un dibujo de mi abuelo en donde miro por una ventana cerrada a la calle, el flequillo tupido que me tapa la frente y disimula la ansiedad por encontrar a alguien que venga a buscarnos a mí y a mi madre enferma. 

Por esto mi adolescencia transcurrió en casa de mis abuelos, sin hermanos, y muy exigida en materia de logros y en reivindicar a una madre que había trasgredido toda norma en un hogar muy conservador y de alguna forma flojo de límites. Mis postales de esa época obteniendo reconocimiento de mis hazañas son: premios en la escuela, por el deporte, aplausos por la danza, etc., pero la postal más linda sería junto al primer chico que me gustó a los 11 años, un hermano de una compañera de colegio. Se llamaba Miguel. 



13: ¿En los universos de qué artistas te gustaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?


CI: Le he dado muchos significados distintos a la palabra arte con el paso del tiempo.  Muchos tienden a llamarse artistas sin tomar en cuenta que eso es un don que entraña una vida. Otra cosa es la creatividad, el ingenio, la imaginación, la gracia o la destreza.

Desde muy niña, elegí bailarinas como un ideal importante. Me llevaban muy seguido al Teatro Colón, y yo me enamoré de la posibilidad de que Olga Ferri, ella sí una artista de la danza, en el escenario, como docente, y como persona sabia, viviera en las casitas de las escenografías de ballet clásico. Hogares preciosos con una ventanita, una puerta y una mamá con cofia que siempre salía desde adentro, infatigable cuidadora de su hija, siempre sufriente por algún príncipe o mendigo o lo que fuera que bailaba con ella y la maltrataba. Me incluí en ese mundo rogando por un estudio de danzas y comencé a bailar con una profesora de barrio. 

Deliré con irme a estudiar actuación fuera del país, ya crecidita y rebelde, el sueño era que algún director me eligiera como protagonista en una película. Estudié piano, y aquí sí conocí a un artista verdadero, un pianista inefable, Manuel Rego. El me incluyó en un trabajo junto a su quinteto de piano y cuerdas para un recital como cantante invitada en un homenaje a George Gershwin. 

Al conocer de cerca muchos ambientes de estudio, la idealización e ilusión van dando lugar a aceptar cuánto hay que trabajar para que el duende aparezca. Respecto de la literatura, que es lo que más nos ocupa, crecí rodeada de libros y de familiares escritores y conocí muy temprano la trastienda de todos, que me deslumbraban con su gran sentido del humor. Leí muchos libros. Estudié francés a los cuatro años, por lo tanto, no me di cuenta de que había aprendido un idioma y fui al colegio inglés durante toda mi escolaridad. Tuve que rendir libre casi todas las materias en el colegio Nacional de Mar del Plata, como reválida para entrar en la Facultad Pública. Leo a los autores en sus idiomas natales si puedo. Me defiendo muy bien en portugués e italiano. A varios escritores extranjeros les he mandado mails y todos me han contestado con gran amabilidad. Esto contribuye a una menor idealización y a un mayor respeto admirativo.



14: El silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio, orientación o sentido?


CI: INSOMNIO


En la oscuridad 

percibo apenas la gravitación de los gestos. 

Gozo con el silencio

hasta que pido una ración de fervor, de sorpresas. 

Pero sin intemperancia. 

No quisiera advertir tu desolación.



15: ¿A qué artistas, en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?


CI: A los escritores P. G. Wodehouse, Gerald Durrell, Nicanor Parra, Witold Gombrovicz y Jonathan Swift. Son los primeros que se me ocurren. A Copi (“El baile de las locas”).



16: ¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?


CI: Para apreciar o no apreciar tengo que conocer la apreciación, así decido. Las imprecisiones forman parte de un universo tan amplio que no podría “preferirlas”.



17: ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés?


CI: Tengo una gran libertad para soportar mis propias contradicciones y ambivalencias. Crecí sabiendo que uno puede amar a gente mala y odiar a lo que se considera universalmente como “bondadoso”. No me perturba, no me entristece. Por lo tanto, sería en mí una cosa menos para “resolver”. 



18: ¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango Cambalache?


CI: El Cambalache de Discépolo ha brindado, sin proponérselo, un universal para la especie humana. Tendemos a rechazar lo que viene mezclado, la vida misma, la frustración que nos genera darnos cuenta de que no hay clasificaciones, ni cercos de protección, que todo está en nuestro imaginario. Lo que es una porquería o lo que no. Lo que está bien o mal. Se pierde mucha energía sosteniendo ideales que se van derritiendo con el paso del tiempo. Queriendo que la Verdad tenga la mayúscula que no lleva, la verdad única no existe. Siempre es autorizada por otro. La verdad es a medias. La Verdad Única es propiedad de las religiones, de Dios en sus acepciones varias, de ciertas ideologías extremas… Y forma parte así del terreno de lo invisible. 



19: Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto ¿qué personas (de todos los tiempos y todos los ámbitos) te asombran? 

 

CI: Paso por un momento vital poco proclive a dejarme llevar por las “grandes” causas o las “épicas” razones, o la “compasión” contada en voz alta, o el “vivo por y para mi público”. Sí admiro y tiendo a sentir afecto por gente cercana o conocida que se compromete con coherencia a lo largo de una vida a cumplir una función en un trabajo, en lo artístico, familiar, vocacional, profesional o político, no necesariamente ligado al éxito o al reconocimiento público. A pesar de que modelos como el de Teresa de Calcuta se llevan todo mi respeto, también veo allí el deseo cumplido de una mujer en una labor altruista y su goce: cómo ella descubre qué hacer con su vida. Pero no necesito causas espectaculares para el asombro, me asombran más bien las cosas pequeñas, valiosas y espontáneas. 



20: ¿Qué te hace “reír a mandíbula batiente”? 


CI: Soy de reírme muy seguido. A carcajadas y también a tentarme de risa cuando no debo. No puedo contestar qué me hace reír, ya que cuando es placentero surge de algo que no pretende ser gracioso. En la sorpresa estaría mi risa, un inesperado y hermoso manantial de ese recurso fantástico, ahí nomás tan cerca del llanto. Risa y llanto, dos formas de hacer catarsis de lo cotidiano. 



21: ¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal? 


CI: Descreo de la existencia de los ideales y de las ilusiones. La vida en eso fue generosa, me puso de frente al dolor en la infancia: la madre es mentira, a nadie le importa, la gente no es buena, hay gente violenta, la mayoría está en lo suyo y están en su derecho, uno siempre busca lo que no está, lo que hay así sean tesoros y virtudes, no se aprecia, insatisface por estructura. Porque lo que hay está presente. Esto es algo que no se acepta, en general, porque no responde a esas sentencias “positivas”, clichés de la “felicidad” como estado y de lo “perfecto” como lo posible. En cambio, me aferro al concepto de un deseo inconsciente que termina por imponerse en sueños “cumplidos” o cercanos al ideal forjado.



22: El amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionando con estos tópicos?


CI: Me he ido relacionando con esos tópicos mediante el mero hecho de vivir. El desamor que sentí en mi infancia me transformó en querendona y “amorable”. Amo mucho a gente que he elegido de manera no consciente, y creo absolutamente en ese amor como una vía, tanto de sufrimiento como de bienestar. 


Contemplativa fui a lo largo de mi vida naturalmente. Mi status de hija y nieta única me convirtieron en una observadora en alerta y la contemplación nació así de fácil. 


Con el dinero siempre tuve conflictos serios que me hicieron mucho daño. 


No me llevo bien con la religión como absoluto. 


Lo mismo me pasa hoy con la política cuando se trata de tomar posición en un extremo. Rechazo la violencia implícita.



23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films, esculturas, música. pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?


CI: Insufrible es un calificativo que asocio directamente a mi libertad de elección. En general, a esta altura de mi vida, me es fácil no asistir a espectáculos o museos o propuestas teatrales o cinematográficas que me coloquen en posición de sufrimiento, salvo que involucren a algún amigo o familiar, en cuyo caso justifico la incomodidad circunstancial y sostengo la amistad o afecto por la persona involucrada y me hago presente para acompañarla. También es cierto que habiendo trabajado mucho en escenarios teatrales y presentado mis libros, sé lo que se puede poner en juego del orden personal en esa devastadora entrega que a veces provoca exhibirse. 

Entonces, aunque no coincida con mi estética ni con mi definición personal de obra artística, trato de evaluarla por el esfuerzo y el trabajo que eso llevó consigo. Y lo soporto, muchas veces, sin expresar en voz alta lo que me resulta incómodo. Y si tengo que padecerlo, seguramente termina por el lado del humor. 



24: ¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño y por qué?...


CI: Con nostalgia recuerdo mi caminar diario hasta la calle Montevideo, adonde vivía mi mamá, desde lo de mi abuela a seis cuadras de distancia. Era muy niña y hacía ese recorrido sola por el consejo de un psiquiatra que decretó que era bueno para mi madre y mi abuela que esto sucediera… A pesar aquí de lo “insufrible” de esa tortura diaria, ya que mi madre estaba en un proceso difícil de adicciones, tengo cariño por esas fugaces ganas de verla. 

Por el contrario, dejar Buenos Aires a los diecinueve años para irme a vivir al campo y criar allí a mis tres hijos fue lo mejor que hice en mi vida. Mi trayecto en ese lugar, como el de las ovejas, era un sendero que yo misma hacía con el cochecito de mi primer hijo. El amor por ese niño brotaba de los árboles, de los pájaros y de la tierra que cambiaba de color según la estación del año. Y de mi corazón agradecido.



25: ¿Cómo reordenarías esta serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción. 


CI: ENCIERRO


¿Serán las miniaturas negras en la visión

presagio, el desajuste cercano de la muerte? 

La ceremonia en el bosque del azar, la danza

primitiva, la autenticidad, lo transparente.

Pero ya no se danza en la ciudad, se han ido las

mujeres llevando el sufrimiento, el sacrificio.

La lengua maternal ya no te alcanza, queda

un nombre de flor: el pensamiento. 



26.: “Donde mueren las palabras” es el título de un film de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde mueren las palabras?


CI: Las palabras, así como las personas, mueren por cansancio. Cuando no son escuchadas y se gastan. Cuando no encuentran ni una música para hacer de letra y probar el sonido de una voz. Allí comienza a hablar el cuerpo. Con idioma de síntomas y mudas referencias.  

Hay escritores, no sé por qué pienso en Charles Dickens, que con su obra iluminan o dan sombra a una época, con la velocidad que crean, con los tiempos que acompasan y marcan algo más allá de las palabras. Los silencios. Los auténticos cambios de época.



27: ¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no? 


CI: Pienso diferente a mi familia, crecí sabiendo callar, ya que no pretendo convencer a nadie de mis construcciones personales e ideológicas, pero las respeto porque sé cómo fueron tomando forma a lo largo de una vida. Siempre y cuando no sea una ideología extrema, nazi-fascista, violenta y asesina o una verdad única excluyente y dañina, las ideas del otro no serían obstáculo para disfrutar de cualquier obra que pueda admirar o escuchar o leer para el caso. 



28: ¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te promete algo que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa?


CI: He vivido siempre en Argentina, y es un lugar en donde las promesas no se cumplen con frecuencia. Me acostumbré a no decepcionarme mediante un sistema defensivo que pone en marcha de inmediato la actitud de no esperar nada. También me acostumbré a escuchar propuestas de trabajo que no existen.  



29: No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?


CI: Admiro —junto al amor infinito que siento por ellos— a mis hijos y a mi compañero. Por las actividades variadas y virtuosas que todos han sabido desarrollar, por defender sus criterios, por ser tan buenos hijos e incondicionales en los momentos difíciles, porque me hacen sentir querida, porque son hermosos, y me contagian risas.

Admiro a mis Maestros de danza, canto y profesores de la facultad. También tengo amigos entrañables y muy admirados y talentosos. 



30: ¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?


CI: Una pasión que me perteneciera, sería una suerte de oxímoron. La pasión, al menos para mí, se caracteriza por no poder asirla, se escapa, se instala y nos lleva puestos. Alguna vez, de joven, me he dejado llevar por alguna obsesión pasional, pero aprendí rápidamente a retomar el control. El entusiasmo es otra cosa. Lo distingo perfectamente. El entusiasmo es de duración limitada. Las pasiones no tienen fin. Hoy día, si hay pasión, me va a pertenecer.



31: ¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?


CI: No me agrada hablar bien o mal de alguien que a lo mejor deja su alma en lo que hace y porque a mí no me gusta decido que ha sido sobrevalorado. 

Ya respondí una pregunta sobre lo ideológico. Allí existen muchos sesgos de alabanzas y críticas de acuerdo a poderes que utilizan al arte como vía de intereses. Tiendo más bien a fijarme en artistas que, por el contrario, han sido o son poco difundidos, o no valorados porque no se saben promocionar. 


 

32: ¿Acordarías, o algo así, con que es, efectivamente, “El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de Luisa Futoransky?


CI: Lamento no haber leído el poema de Luisa Futoransky y no quisiera responder algo que no lo tuviese en cuenta. Tampoco quiero buscarlo por internet y leerlo rápido y fuera de contexto debido al gran respeto que tengo por Luisa.

El amor es una palabra tan subjetiva y abarcadora que más bien se aplica a un territorio compulsivo ligado a las emociones más primitivas y sensibles. Me parece que no admite demasiada racionalidad como para contestar esta pregunta seriamente. Es un adjetivo difícil porque describe y presupone una relación. Pero así, nombrado, habita una vida humana plena de símbolos, sueños, imaginación y realidades. Se trataría aquí de un caso por caso y preguntar de manera personal. Mi respuesta sería: “Depende…”.

Pero, en principio, coincido absolutamente con ese concepto. Es más, creo que en la naturaleza humana, animal o mineral no hay simetría. La simetría es más bien, y para mí, un invento exitoso y desesperado de la humanidad para encontrarle equilibrio a la desazón e incertidumbre de vivir sabiendo que hay muerte. Indefectible.

A diferencia del reino animal, al que jamás se le ocurriría buscar que algo sea igual a otra cosa para quedarse más tranquilos.  

La inclusión social por la que peleamos todos en esta época tiene que ver con reconocer las asimetrías y, en tal caso, hacer con ellas lo más justo y saludable para con “todes les asimetríes” y aceptarlas con naturalidad. Y a la “igualdad” tan buscada no separarla de la equivalencia de derechos, que aceptando las tantas diferencias igualaría

conceptualmente lo que siempre fue fundamental y ha devenido urgente. 



33: ¿El amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo vespertino, la noche plena o la madrugada?


CI: La noche plena. 



34: ¿Qué dos o tres o cuatro reuniones cumbres integradas por artistas de todos los tiempos y de todas las artes propondrías? 


CI: Siempre me gustó juntar gente muy diversa y logré encuentros muy increíbles por las diferencias. Por lo tanto, me sentaría a escuchar y observar todo en estas cumbres imaginarias y verdaderamente imposibles. Por soñables.


1 - Raymond Roussel, Marceline Desbordes-Valmore, Paul Verlaine, John Ashbery, Marina Tsvietáieva, Djuna Barnes.


2 - Sylvia Plath, Ted Hughes, John Cage, Manuel Rego, Macedonio Fernández, Baldomero Fernández Moreno, Stendhal, Vaslav Nijinsky.



35: Seas o no ajedrecista, ¿qué partida estás jugando ahora? 


CI: No sé jugar al ajedrez. 

Me gusta mirar sus piezas en madera. 

No juego partidas ya. Bailo. Canto. Trabajo. Escribo. Amo.

Vivo.



*


Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Carmen Iriondo y Rolando Revagliatti, octubre 2020.


www.revagliatti.com 




Cinosargo presents: Kreit Vargas, Iris Kiya, Minerva Reynosa, Luis Benítez and Virginia Benavides en Frankfurt 2020

$
0
0

 






Sit down at the author´s table and take part in a conversation about their latest creations. The Latin American poets will read their poetry published by Cinosargo either in a personal book or in anthologies related to literary festivals that Cinosargo has organized during its fourteen years of experience. In this activity, we want to allow readers and the public of the Frankfurt fair to get closer to various aesthetics that have emerged in recent years within the diverse and complex Latin American territory. Participating authors: Minerva Reynosa (Mexico), Roy Sigüenza (Ecuador), Luis Benitez (Argentina), Virginia Benavides (Peru), Kreit Vargas (Peru) and Iris Kiya (Bolivia). This talk will be held in Spanish. Moderator: Milvia Alata

Poemas de Víctor Hugo Díaz

$
0
0




 De La Comarca de senos caídos 1987


*

Sobre la comarca de senos caídos

el clavo en el tatuaje

La muñeca habitante de carcajadas flacas

encomendadas al aceite vertido

A chuletas con puta vieja/ la llaga

el hastío que hincha botellas rotas

                                                       /hasta el próximo sol.

Sentados a esperar como si nada

en el paradero de micros.

A chutes con la llaga/ el disfraz

La quemadura del padre en la bocacalle

Colmillo de perros que rasgan la bolsa

y nalgas carnudas tras los vidrios

Un lunes o viernes

A palos con el aire

cuando escondo la cara/ la guarida

Con lentitud de bestia en regreso

sobre la comarca de senos caídos.




De Doble vida, 1989


Pagan Rome o el afiche a entrada de un cine II


Pagan Rome poseía colinas

Desde arriba la ciudad le parecía un gran juego de videos

que la noche hace emerger.

Allí fuimos exhibidos      ellos

todos        como una redada ante sus ojos

Bebíamos de los pequeños pechos

manados de los muros que por estos sitios

Una breve postal        un destello

Altivas crestas de edificios

que los últimos celajes lamen.

Pagan Rome Chile Night Club

El cuadrilátero y la llanura donde descansamos la cabeza

El sueño de Calígula la noche anterior a su asesinato

Cuando creyó ser uno de nosotros

y bailó desnudo         sin decir palabra.




De Lugares de uso, 2000



LO QUE CONTIENE LA RISA


 Los muchachos de la otra mesa sí saben cómo divertirse;

                                                                                                               actúan como si no se conocieran.



Cuando al fin quedan solas hablan otro idioma

mucho más cruel


Ahora que se piensa dos veces

no hay nada tan importante. Dos desconocidos

que se sientan juntos casualmente

hasta ser los únicos pasajeros


Por fuera las gotas de lluvia se pegan a la ventanilla

Parecen una plaga de insectos transparentes

que han hecho un largo viaje para venir a morir aquí


eran tantos, tantos en número

que podrían llenar un gran silencio


Despierta temprano, se duerme y se hace tarde

Dejar así de estar a punto de que algo suceda

Dar pie atrás

o girar sobre los talones con violencia

para ser parte de eso efímero que contiene la risa


Estos años se podrían reducir a una frase

A una luz que atemoriza sin dejar quemaduras


al estar cerca se aleja igual que un espejismo

y se vuelve a formar unos metros adelante

Es como avanzar por un campo de batalla

lleno de los peligros que el enemigo deja en su retirada


De haber estado en otro lugar

podría haber visto cómo aquellos que rodean la casa

se van haciendo cada vez menos


Lejos, los que quedaron al otro lado de la calle

cuando cambió la luz del semáforo

y nos perdimos de vista


Una habitación que permanece tanto tiempo cerrada

toma el olor de sus ocupantes

Adentro el televisor está encendido y sin volumen

olvidaron apagarlo en el apuro de la despedida


Esta ciudad se podría reducir a una sola frase

A decir –paso– por un buen rato. Lo que no es otra cosa

sino una dirección que se hace más concurrida

el cuerpo que cambia de posición mientras duerme


–Quería ir bien puesto a su primera cita con la oscuridad–





FRÁGIL


Las flores artificiales

también florecen, pero en invierno:

su polen es el musgo


No requieren de luz sino de tiempo para volverse necesarias.


Toma la vía más rápida desde Santiago sur

Aquí la cara va por dentro. Acaricio mis papeles

y sé que está mirando

–ese vestir con mal gusto que tanto excita–


La cresta negra del gallo sobre la cordillera

es mi mano abierta contra el sol

Ahora sé cómo no se hacen las cosas

Y dele con la misma, no como en casa

en la que se podían rayar las paredes.


Nos quedamos detenidos

en un trayecto que no tiene paraderos

Luego el encuentro casual y rápido

pero en direcciones opuestas

(trenes subterráneos que se cruzan a mitad del túnel)


Se quedó esperando todo el día de cada año

tendida sobre los rieles como en la piedra de sacrificios

Al verla el llanto se instala sin dolor:

un recién llegado al baño de restorán

el suelo trapeado con cloro

y los ojos llenos de lágrimas.


El cargamento más reciente termina de vaciar el andén

y deja su turno al que viene

Su cuerpo es frágil, pero cuando está caído

paraliza la ciudad

(ella eligió el Metro porque ya estaba trazado:

no era un motivo de viaje

sino el camino más corto hasta el fin del recorrido)


–No importa, no quiero saber dónde llamar

ni dónde vives, por si me pongo tonta.

–Aunque los vagones traen ruido

puedo escuchar tu música.


Dos niños caminan junto al ciego

que sale de la estación,

guardan silencio, se miran

y creen pasar inadvertidos


lo ven subir la escalera


imaginan cómo es la oscuridad.





De No tocar, 2003


Escribo caminando y me siento a corregir.



LA CASA DONDE NO VIVIMOS


La culpa siempre es del empedrado

Hoy tocaron la canción que más me gusta

y hay un amigo que no se deja ver


Por fin un deseo se cumple en desmedro del tiempo:

en la playa, acompañado, después de muchos días bajo nubes

el cielo se despeja y sale el sol


El odio se hace coágulo bajo la mala memoria

Jugar a las escondidas con restos que no se ven

que pasan inadvertidos

como sirena contra robos

activada al más mínimo roce del automóvil.


El padre no está en casa y nunca llama por teléfono

Se fue a vivir a una fosa o al fondo del mar


No se puede imaginar en qué estación sucede

nublado el verano, la aridez de un invierno seco

mientras el día se destiñe a pesar de la luz:

dibujo saturado de negro y un niño de siete años.


La verdad es otro seudónimo de la mentira

Salió a la calle a cumplir su itinerario

en el que simplemente desaparece


Su silencio no coincide con los ojos

con la camisa en la foto blanco y negro 

que ella se cuelga al pecho

ni el sobrenombre hace mérito al fémur

ni al hueso húmero con que se identifica

cuando se acuesta a su lado

y oye la palabra hijo

–Nunca lo vemos en casa pero aquí vivimos

jugamos a las escondidas y él siempre gana.


Al mío lo conozco desde que murió

lo puedo visitar, hay un nombre en su lápida

(cambiaron la señalética, cuando niño me perdía)


Ahora es otra la forma de hablar

y el calor derrota a la brisa.





LAS PAREDES NO TIENEN OÍDOS


Cómo se habla a una pared –la estoy viendo–

es más fácil describirla:

está hecha de ladrillos, uno al lado del otro,

arriba y abajo, nunca solos


Los ladrillos se disponen como las letras en el teclado

una junto a la otra, nunca solas, arriba y abajo


Al digitar las teclas

la pared se construye.





De falta, 2007


Lo único terrible sucede a plena luz

                                                                                                                                  a ojos de todos




LOS ALLEGADOS


Tú eres culpable del contagio

Deja que muera tranquila la víctima

cojo del pecho, cuando la ex prótesis

descansa en las vitrinas de la multitud

a pesar de las advertencias


El día cae encima cuando se piensa rápido

como las estaciones sin saber de dónde vino

sin moverse, dónde la viste


dentro del infectado nada se mueve.


¿Conoces el olor de una huelga de hambre;

golpes de martillo dos pisos más arriba

o el latir de un corazón apoyado en la mesa

hacen vibrar el único recipiente con líquido


Vejez y juventud se clasifican por olor

no por frescura. Se reconoce en las náuseas:

abuela torturada saliendo del baño

olor que deja el cáncer o la electricidad

entre las piernas


Los síntomas dejaron marcas

en el barro afuera del edificio en construcción

Huellas de neumáticos que se entrecruzan

borrándose unas a otras

dando cuenta de lo que fue el trabajo

y un día de ganancias


Sólo recibe llamadas y espera la sentencia

Guarda fotos de perros, no de hombres ni lugares

Llena la garganta de palpitaciones

casi invisibles como el rastro

que dejan los pájaros en su paso por el aire

sin humedad, frutos secos, piel que cubre los nudillos

a la velocidad del sudor cayendo por la frente

durante el miedo


Sí, tú eres el culpable del contagio

Ave de caza esquizo que propaga la enfermedad

Víctima y verdugo que abrió la puerta a los roedores

permitiendo que se reproduzcan

El que mató a su familia

o la abandonó en el desierto de la pobreza


un mensaje cifrado en goteras de tormenta

lágrimas irregulares y tartamudas.


Reparte los naipes

                              -Tecnología de baja obsesión

Coronas o plantas de invernadero

que evitan marchitarse bebiendo por la herida

y envidiando longevidad a las flores de plástico


Sólo recibe llamadas o se gasta las monedas

igual no hay nadie; amor anal, labios heridos

de fábrica o las suelas gastadas

de una canción antigua italiana

al otro lado de la pista de baile.


La bolsa de basura les habla. Ella les cuenta su historia

por el tajo donde los jirones de papel

agitan sus lenguas al viento


Un paso sigue al otro

                              brota el pasto

champas de pendejos verdes entre las grietas


Sólo querían inaugurar su nueva casa.





De Hechiza, 2015


      MUERTE DE JUGUETE


A veces te imagino

bajo un frío sol de invierno

mientras recuerdas todo esto que pasó

hace tantos años.


Sabes, al crecer la ropa se ajusta 

a la deformación de nuestros cuerpos


Como el conteiner de basura

afuera del asilo de ancianos

que cada cinco días

espera su viaje al vertedero


que se acostumbró a secretos olvidados

a desperdicios en bolsas negras valiosas

                                        [que no pasan de moda

cuando dormir es tiempo útil

y estar despierto          perderlo.


De haberla visto pensarías que es un juguete

un juguete que los aleja

que no invita a jugar a sus enemigos

El arma Hechiza de un superhéroe

con el poder del rayo y el trueno.


¿Pero y si soy yo el que recuerda

esto que pasó hace tantos años


imaginado por ti?

Yo el tesoro, el cofre con riqueza

                        y el cráneo infantil destrozado

que se encuentra al final del arcoiris

                                                     Lacrimógeno

humeante entre hogueras de Protesta


al final del arcoíris donde vino a impactar

esta bala anónima


El disparo al aire que me eligió 


bajo este frío sol de invierno.






De Lo puro puesto, 2018



                                                                                        En este negocio nada se fía –Te juro, nada tengo

                                                                                          lo puro puesto, mi odio.

                                                                                                    Hablar con extraños, No tocar



MATERIALES LIGEROS


Las pisadas de los que huyen

se pueden escuchar durante la sequía


son el crepitar de flores 

y pastos muertos del año anterior

donde cada paso dice algo


historias inconclusas que suceden

entre Estaciones del Metro

o construcciones de material ligero

que los puertos y el aburrimiento

de no sentir miedo        

se llevarán

 

odios amados que se cocinan por horas, un día a la vez 

a fuego lento durante años

en este vertedero de puertas abiertas;

pero clausurado a los que piensan en escapar.


Islas que nunca han visto el agua

apenas calles pavimentadas

y explosiones extranjeras fabricadas 

                                   para reunir a los amigos

pero sólo a los que puedan recopilar extremidades

armar el rompecabezas

y después sepultarlo.


Cuando al lado sólo hay dinero falso

y la respuesta es: no me acuerdo 

no sé lo que hice ayer

era el último Teléfono Público de monedas

solo             

en el Centro Comercial      

mientras nadie llegaba

por el camino bloqueado       

huérfano de pies.

                                   

Los barrenderos saben rastrear el peso y tiempo

que dejan los desperdicios sobre tierras depiladas

también leen el silencio que cometen las hojas secas

junto a árboles desnudos exhibiéndose en público

                                                       una tarde sin viento.


Pero no importa, todos han vuelto, nadie huía

ya crecieron los pastos         

levantaron nuevos techos

regresó la lluvia.






SE INICIA EL CIERRE DE PUERTAS

                

                                                                                               a los desconectados…

 

El cuerpo no tenía ganas 

                            y nada que hacer

como el gato kiltro* que no es de nadie


Esta vez llegaría temprano

                                             pero igual atrasado

después que la sesión y las puertas del Metro cerraron.


Quería conectarla

y tocarse a través de“nuestra” pantalla

“juntos para siempre” después de su turno 

frente a frente al teclado 

y la cámara que los une


al menos escucharla mientras trabaja

y seguir sus instrucciones por el altavoz

de alguna Estación 

o agregar amigos de sus amigos

para visitar lo que hace

y respirar una pequeña dosis de su aire


apretando con fuerza la tapa de cerveza 

entre pulgar e índice hasta doblarla


como si al querer reiniciarlo todo 

la imagen alcanzara la edad en que se tienen todas las edades

y ganar otro enemigo

fuera el más bello obsequio

iniciando el cierre de todas las puertas.


Pero ya actuaba raro

parecía imitar los gestos sospechosos

del policía viejo y enfermo dado de baja

que todavía en su cabeza 

                                       cada mañana 

persigue al verdadero culpable

del terrible delito de olvidar 




*Perro de raza mestiza



(Santiago de Chile, en 1965). Ha publicado “La comarca de senos caídos”en 1987, “Doble vida”en 1989, “Lugares de uso” en 2000, “No tocar” en 2003, “Segundas intensiones” en 2007, “falta” en 2007, “Antología de baja pureza” en 2013 y 2014, México, DF, “Hechiza, poemas anticipados”, México, 2015 y 2016, y Lo puro puesto, Chile, 2018. En 1988 obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda; en 2002 la Beca de Creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. En 2011, 2012, 2013 y 2014 ejecuta el Proyecto Escritos de Sur a Norte, Poesía de Chile en México; Fronteras sin Límite 2015, Poesía de Chile en Perú y Bolivia; y Poesía Chile en México 2018, apoyados por el Fondo del Libro y la Lectura. El año 2004 ganó el Premio Pablo Neruda en su centenario, por trayectoria, otorgado por la fundación del mismo nombre. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas y antologías, además cuenta con numerosos textos críticos acerca de su obra. Es reconocido como una de las voces poéticas vivas más importantes de Chile.



Poemas de Roxana Crisólogo Correa

$
0
0

 




Se paga para ver cómo los animales galopan desesperados

                  buscan nuevos pastos

huyen de cazadores octogenarios y reyes

de la lluvia    de la estación seca   los pesticidas

ylas fotos

 

Decidí hacer realidad mis sueños y viajé a África

me colgué en un safari por amor a la tierra y a las causas justas

Amo a los animales

y quería verlos con mis propios ojos

no lo que flota en mis sueños

patitos   jirafas   hipopótamos de hule

 

Me sumergí en la libertad del jeep

conducido con furor y rock and roll

escuchando: invertí mis ahorros de jubilación

para ver animales y voy a ver animales

 

Pagué para ver huir al sol  

 

Viajé a África porque de todos los lugares

es el más dócil es el más bello

 

No me desprendo de mis binoculares

pronto la gran migración desaparecerá con el polvo

          y con suerte

una nueva manada se irá con las aves

 

como si ese fuera el destino del continente

 

Los que furtivamente atravesarán la tierra

no levantarán polvo   solo

                          buscarán el mar.

 

 

 

 

La milicia de mosquitos de una guerra infinita

bombea con la luz de los grandes hoteles

La luz que nos dejará ciegos es la del lujo

la otra tamborilea en la réplica fantasmal de las ventanas

ocupa los restos de las verdaderas frutas

 

Tuve que elegir entre Kim Il Sung o

hundirme en la calle Lenine

 

arrancar de la pared la Muralla china

y el Jesucristo que me apunta con el dedo


Tuve que empujar mi cuerpo como material de construcción

que busca un lugar donde clavarse para fundar su ciudad

Tuve que rellenar los baches con una conversación sobre lo lejos

que estamos del mundo

Recordar el nombre de alguna de mis heroínas

y darle una calle imaginaria

Explicar que lo hice por mi cuenta

 

que cambié el mundo porque lo ordené en mis palabras

que me faltan palabras

para exhumar las sombras y encender la luz

que ahora escribo de un país llamado ex colonia de Portugal

 

recalo en las altas costuras del horizonte

en las olas vidriosas

 

Las diferencias entre un trozo fornido de pulpo

y los corazoncitos de pollo
no deberían quitarnos el apetito

 

Y qué tiene que ver la oscuridad con el mar de unas pequeñas islas

cercadas

Las colonias francesas brillando en la luz de sus hoteles

 

Por eso a nadie le importa por qué se han dado estos nombres a las calles

aunque sobran los pájaros y la música es una lengua

Por qué los superhéroes anclados a sus capas no consiguen levantar vuelo

cuando se cierran los ojos

Me niego a los recuerdos que no tienen ventanas ni escaleras

por si alguien entra de golpe

Amo con intensidad lo que se va formando en mi pecho

los cascos

desnudos de los multifamiliares como una tormenta que no explota

como un cuerpo robusto y hermoso que deshilacha el sol

a luta do povo é la luta do povo

 

La gente nunca se acostumbrará a estar a oscuras pero

 

si te acercas más verás a la ciudad que amas

Aprendes a saber lo que te toca

Aprenderás a tocarte y

Rebuscar en el tacto de lo invisible

A reencontrarte en los ojos

A sentir

 

que el Océano Índico son partículas

de las pequeñas cosas que han empezado a crecer

y ocupar su lugar.

 




(del libro en proceso “Parásitos”)


 


[Lisboa]

 

 

Esas a las que hay que adoptar y salvar del enemigo

cuando viajan solas son el enemigo  

son las primeras en abordar el avión las últimas en bajar  

viaja a Marruecos   le ha llamado a este viaje   viaje hacia sí misma  

El tiempo la arroja seis horas de su vida a Lisboa  

por eso en este viaje la protagonista es ella  

Recorrerá Lisboa abriendo sus calles con un abrelatas   comerá sardinas  

Verá no solo lo que sus ojos inflamados de haberlo visto casi todo la obligarán a contar  

Decidió que no la iba a detener el miedo a confundir un idioma con otro

y que iba a hablar en el portugués que aprendió en Rio Grande do Sul

sin sentirse culpable por no tener el acento del norte  

Una vez más sintió que el norte estaba al sur de todo lo que le gustaría contar

que para explicar fallas geológicas y otros desastres

tendría que poner el mapa al revés

Era un momento en que sus palabras solían ser incomprensibles

a raíz de hablar tanto pensar mucho dormir poco

Esto es muy simple ve al centro   le dice la mujer de acento magrebí

moviendo suavemente su mano adornada con gena  

Era un movimiento mecánico un momento que debe repetirse

tantas veces al día frente a cada turista que le pregunta a dónde ir  

Y ahora es mi turno   pongo en sus manos seis horas de mi vida  

 

Está harta del español y le habla en inglés  

Estoy harta del inglés y le respondo con la mirada  

He visto todas las formas en que un horizonte se pone sobre un plato de frutas

en Zanzíbar los alemanes se fotografiaban colocando pelotitas de ping-pong

sobre el sol

 

¿No quiere ver arquitectura colonial? No

¿Acaso los castillos le provocan una sensación de encierro y pesadez? Sí

¿Le interesa la gastronomía   el cine   la pastelería? ¿Le gustan los zapatos?

La ve inmigrante y le pregunta si busca trabajo de inmigrante  

Si en alguna circunstancia se vendería  

La imagina rodeada de zapatos eternamente en oferta

Se ve con kilos de más   por eso no respira  

Le recuerdo que le llevo seis horas de adelanto  

en su colegio le enseñaron que hay países atrasados   sin futuro

En su casa le dijeron que el futuro no está dónde quiere estar  

Ella no está donde debería estar  

Me obliga a compararlo todo con la belleza de una sopa insípida  

Se refiere a los tomates de la sopa con la razón  

Me dice olvídalo algún tiempo fueron poderes coloniales y ahora tómate la sopa
La libera de añorar un pasado   me estrella en el presente

 

 

 

2

Sube al bus pensando en un mar que como ella no se pone de acuerdo consigo misma  

se detiene en una imagen: la hija a punto de correr su más peligrosa ola  

El tsunami   el único pronóstico de una larga lista de vaticinios que aún no se cumplen

es perfecto   en su retirada borra las huellas de su desastre  

Un tsunami no es más que una gran ola de limpieza

 

Hay algo que la separa y la acerca al peligro y a la felicidad  

La yuxtapone al acantilado donde echamos plástico y palabras  

Deja ir a esa ciudad que la coloca de espaldas   deja

 Este pais não se vende” “Fora euro” a la sombra de los jacarandás

En Portugal aún se puede firmar con la hoz y el martillo  

El conductor le preguntó a una pareja de ingleses si la vida había sido mejor

y más estable sin el euro

Son cosas distintas   dijo la mujer   pero ellos prefieren no hablar de política

en sus vacaciones   En esto se ha convertido Portugal  

un país para las vacaciones

 

 

 

3

Vioun puente que le recordó al de San Francisco pintado de rojo

y le pareció una invasión  

Un mar o un ovillo del mar   las olas apenas levantaban el torso  

no hay pateras ni ahogados

eso que atrae a multitudes de curiosos   mosquitos y periodistas  

Era un mar que le tocó crecer bajo un horizonte que comparte con África  

Lo escuchó de un guía tropical   supone que viene de un país tropical

porque a diferencia de ella se asegura de no poner un pie fuera del sol  

Ella pensó que era todo lo contrario

a África le tocó crecer bajo un horizonte que nadie querrá compartir

 

Había algo triste en esa vista al mar impoluto   algo destruido y perfecto

como trozos de vidrio tratándose de encontrar   como a saudade que no tiene

una sola traducción   como las risitas de dos vendedoras de zapatos

buscándose en el reflejo de una ventana  

La mayoría se volvía a la plaza a fotografiarse con la estatua del gran conquistador a caballo  

Un mar que no encerraba tragedia   un mar vacío y limpio   no hace mucho

alguna historia empezó y terminó aquí

Conocía esa historia   pero no conocía el mar  

 

Le pidió a una mujer como ella   fuera de foco
que le tome la única fotografía que conserva de ese viaje

Es la tercera vez que le preguntan si es posible vivir no estado do Maranhão  

Ella dice Perú   es el Perú

 

 

Alguien me corrige la ortografía

temo que una cirugía de nariz no sea suficiente

mi expresión que desdibuja

esta calamidad que llueve como una tormenta tropical sobre la hoja

tú dices cerro sobre habitado  
corrección   d e s o l a d o 

yo le llamo el peso de mis palabras

nunca quise seguir los consejos de mi profesora

de lengua española

 

me hace hablar tapándome la boca [risitas al fondo]

me enseñó a quedarme en silencio

entre mis hombros   escondida en mí

entre mis piernas

 

Nunca quise escribir

Ella   que trabaja de moza en un bar

deshizo la suciedad con químicos y trapitos húmedos

cuando parecía que los viejos muebles de la casa cobraban vida

y empezábamos a escuchar sonidos raros

 

El bar

cubierto de eso que no se quita con nada

por un salario mísero   Ella

no tiene tiempo ni para mirarse al espejo

no le da tiempo al poema para saltar


la hipérbole

y no exagero

 

mientras escribo este poema alguien me corrige la ortografía

alguien que me acusa de dejar los colores sueltos [mucho polvo]

de hacer demasiado ruido   de usar palabras feas

encender la lámpara

 

 

 (del libro inédito “KauneusLa belleza”)



 

Roxana Crisólogo Correa (Perú). Poeta, gestora cultural, con estudios de derecho internacional. Ha publicado los libros de poesía: Abajo sobre el cielo, Animal del camino, Ludy D, Trenes y Eisbrecher (Rompehielos) Hochroth Verlag (Berlín, 2017) una colección de su poesía traducida al alemán. En el 2019, ediciones Libros del Cardo (Chile) sacó una reedición de Trenes. Su último poemario titulado Kauneus La belleza está aun inédito. Roxana es la fundadora y actual coordinadora de Sivuvalo Platform, asociación de literatura multilingüe cuyo objetivo es promover y hacer visible en Finlandia la literatura escrita en otras lenguas que el finés y el sueco. Actualmente trabaja como coordinadora del Nordic Exchange in Literature, proyecto nórdico de literatura multilingüe, cuyo objetivo es hacer visible la dimensión multilingüe de la literatura nórdica a través de traducciones, lecturas de literatura pública, charlas e investigaciones. Roxana es presidenta de “Kiila“ la legendaria asociación finlandesa de Escritores y Artistas de Izquierda. Forma parte del colectivo multidisciplinario Somos La Colectiva que reúne poetas y artistas radicadas en Helsinki que utilizan la poesía para experimentar su relación con otras formas de lenguaje. El trabajo literario y proyectos de Roxana han sido apoyados por las fundaciones finlandesas, Kone Foundation, Finnish Literature Exchange FILI, Arts Promotion Centre Finland Taike, Kari Mattila  Säätiö y Finnish Cultural Foundation SKR. Vive y trabaja en Helsinki, Finlandia.



Opinan los escritores argentinos en “Documentales IV” por Luis Benítez

$
0
0

 



Opinan los escritores argentinos en “Documentales IV”


Por Luis Benítez


Recientemente Ediciones Richeliú, de Buenos Aires, publicó el cuarto tomo de la serie  Documentales: Entrevistas a escritores argentinos, que recopila las opiniones y los pareceres de una selección de autores de dicha nacionalidad. Gracias la recopilación en sus páginas de las entrevistas realizadas por Rolando Revagliatti (1), antes publicadas en diferentes medios de comunicación, es posible para el lector acceder a este interesante material de consulta. En Documentales IV poetas y narradores se explayan acerca de una gran variedad de temas, que van desde las peculiaridades de la obra propia hasta sus criterios en cuanto a la ubicación en el panorama de las letras contemporáneas, sus preferencias y rechazos literarios, los movimientos estéticos a los que han pertenecido o corresponden en la actualidad, así como su paso por el acontecer político y social en que se gestaron sus trabajos. Simultáneamente, los entrevistados proveen precisa información respecto de su modo de plasmar los trabajos y la manera en que cada título dialoga con los demás de su autoría.

Un detalle valioso de esta selección realizada por Revagliatti es que ha reunido en Documentales IV firmas de distintas edades, correspondientes a diferentes disciplinas y trayectorias, enriqueciendo el panorama general con la diversidad de abordajes de similares interrogantes formulados por el entrevistador.

El volumen, de 444 páginas, aporta otra ventaja: su descarga es gratuita y puede realizarse libremente desde el link de referencia (2).

En Documentales IV: Entrevistas a escritores argentinos, unen sus voces y establecen sus diferencias: Luciana A. Mellado (1975), Carlos Cúccaro (1968), Inés Legarreta (1951), Silvia Mazar (1937), Oscar Steimberg (1936), Antonia B. Taleti (1941), Patricia Coto (1954), Marcelo Leites (1963), Genoveva Arcaute (1953), Ángela Gentile (1952), Julio Aranda (1961), Marta Braier (1947), Tomás Watkins (1978), María Lilian Escobar (1961), Carina Sedevich (1972), Raquel Jaduszliwer (1946), Javier Galarza (1968), Laura Forchetti (1964), Liliana Bellone (1954), Yamila Greco (1979), Laura Szwarc (1978), Eduardo Mileo (1953), Cristina Piña (1949), Mariano Shifman (1969) y Antonio Ramón Gutiérrez (1951).



NOTAS

(1)El argentino Rolando Revagliatti es autor de una vasta obra poética, narrativa y dramática, ya traducida al francés, catalán, italiano, maltés, esperanto, alemán, asturiano, portugués, inglés, neerlandés, rumano, búlgaro, ruso y bengalí, y difundidas en gran número de medios, tanto gráficos como digitales. 

(2)http://revagliatti.com/documentalesIV/DOCUMENTALES%20IV-Revagliatti.pdf




Juan Ramírez Ruiz y Hora Zero: en búsqueda del poema integral

$
0
0

 



 Juan Ramírez Ruiz y Hora Zero: en búsqueda del poema integral


Por Raúl Allain (*)


Con toda seguridad, Hora Zero es el movimiento poético más importante de los últimos años en el Perú. Su fundador y principal teórico en la década del setenta es el poeta Juan Ramírez Ruiz (Chiclayo, 1946 – Virú, 2007), junto con los poetas Jorge Pimentel y Enrique Verástegui. Hora Zero representa la ruptura con el pasado, con los viejos moldes de enfocar la literatura, mediante la teoría y praxis del “poema integral” y por su proyecto estético de “democratizar”, si cabe el término, la poesía.

Un par de vueltas por la realidad, Juan Ramírez Ruiz (1971), En los extramuros del mundo, de Enrique Verástegui y Kenacort y Valium 10 de Jorge Pimentel son tres libros fundamentales para abordar no solamente el fenómeno literario contemporáneo, sino también es representación del nuevo escenario del país, con la migración, los asentamientos humanos que son los distritos emergentes que configuran la nueva Lima, entre el virreinato y la cultura chicha, entre las viejas mansiones solariegas y conventos, hasta el caos de La Parada, el motor del comercio informal en el Perú.

De todos aquellos escritores, Juan Ramírez Ruiz ya se ha convertido en un ícono de la poesía peruana. Llevó su idea del poema integral y sus “palabras urgentes” hasta las últimas consecuencias, pues su discurso rebelde en el arte también lo llevó a renunciar a todo tipo de carreras (“incluso las carreras literarias”, tal y como escribió alguna vez en su manifiesto “Palabras Urgentes 2”), abandonando las comodidades de una vida sedentaria, viviendo los últimos meses de su vida en las calles, en la indigencia total.

Como se sabe, JRR publicó tres libros fundamentales para la poesía contemporánea del Perú y que son –es el juicio unánime de la crítica–, vitales para entender el proceso literario nacional: Un par de vueltas por la realidad (1971), Vida perpetua (1978) y Las armas molidas (1996), dos de ellos disponibles en Internet (https://tinyurl.com/y9a978pk y https://tinyurl.com/y8bfmpzl).

Continuador del legado existencial y estético de César Vallejo, con Ramírez Ruiz nos encontramos ante una verdad contundente: los poetas auténticos, están más allá de los premios y las medallas, de las ceremonias altisonantes y los homenajes que halagan la vanidad de los diletantes. Aunque trascendental, el poeta es un vidente que desnuda el caos social y trata de sensibilizar al ser humano. Como dijo el filósofo Aristóteles, la poesía es más verdadera que la historia.

(*) Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y director de Editorial Río Negro.



Raúl Allain

Escritor, poeta, editor y sociólogo peruano (Lima, 1989). Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha sido incluido en antologías como Antología de poetas críticos (Cisnegro, México DF, 2019), Antología décimo aniversario de Lord Byron Ediciones (Liber Factory - Lord Byron Ediciones, Madrid, 2013), Veinte poetas: muestra de poesía contemporánea (I.F.D. Editor; Lima, 2010), Poesía y narrativa hispanoamericana actual (Visión Libros - Lord Byron Ediciones, Madrid, 2010), Abofeteando a un cadáver (Bizarro Ediciones - Centro Cultural de España, 2007), entre otras. Sus textos aparecen en diversos medios literarios tanto nacionales como internacionales. Actualmente preside el Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y dirige el sello independiente Río Negro. Ha publicado Poéticas: selección de artes poéticas por poetas peruanos contemporáneos, Poiesis hispanoamericana: selección de poesía contemporánea, Eros & Tánatos: poesía y arte contemporáneos, entre otras antologías, ¡Yo no hice nada!: Sobre la idiosincrasia peruana, ¡Palaciego In Memoriam!: Selección de textos de Humberto Pinedo, así como el ensayo La cientificidad del consciente (Editorial Emooby, 2011). Columnista del diario Expreso, de la revista Lima Gris y de Sociólogos. Premio Mundial a la Excelencia Cultural y Premio Mundial el Águila Internacional a la Excelencia Sociológica de la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE).

Contacto: raulallave1189@hotmail.com 

https://simple.wikipedia.org/wiki/Ra%C3%BAl_Allain 

https://www.ecured.cu/Ra%C3%BAl_Allain

https://biblioteca-virtual.fandom.com/es/wiki/Ra%C3%BAl_Allain 

https://raulallain.wordpress.com/ 

https://raulallain.blogspot.com

https://suicidasub.blogspot.com


LA CASA BAILARINA Y OTROS POEMAS DE LEO LOBOS por Horacio Eloy

$
0
0

 LA CASA BAILARINA Y OTROS POEMAS DE LEO LOBOS


Horacio Eloy


EL bellísimo libro que celebramos HOY nos sorprende con una portada sensacional, una explosión de colores  alucinante, obra del mismísimo poeta, Leo Lobos. Un libro que desborda frescura,  y originalidad.

Se inicia este cuerpo poético con un poema que otorga cierto tono al libro, poema en tres idiomas, español, portugués  e inglés, con una alusión centrada en la obra arquitectónica  de Frank Gehry, en especial a  La Casa Danzante, instalada en la ciudad de Praga en 1922. A partir de esta referencia y a otra serie de obras  icónicas de este  notable arquitecto, el poeta Leo Lobos  edifica, construye y escenifica su propuesta escritural. Son poemas breves muchos de ellos,  cargados de mundos interiores y exteriores en permanente  y luminosa correspondencia.  "POEMAS / PARA ESPANTAR / EL ODIO / LA RABIA / Y LA LOCURA". Entrega una clave, algo así como una declaración de principios, una función de toda genuina poesía.

Así entonces se despliega la escritura dejando en su fluir la constancia de la finitud y la fugacidad del tiempo y la existencia, fluyendo  también la memoria, ese cofre sagrado que nos permite acceder a tiempos  pretéritos revelados en un presente. Poemas  que nos permiten asumir la posibilidad de construir con las palabras una muralla, un escudo protector, una  primera línea para resistir los embates de un mundo atravesado por el consumismo y la banalización de la cultura.  Estos poemas tejidos por la mano certera de Leo Lobos que con oficio da cuenta de espacios y territorios donde se exhorta a recuperar el equilibrio, a romper la grisácea rutina existencial, a  asumir con alegría el desafío del CARPE DIEM, vivir el día  intensamente, como el poema dedicado al baterista de la legendaria de la banda de rock inglesa The Who, pero también asumir el perfume de la vida del hogar, la mesa, el mantel y más allá indagar en los secretos de la gran ciudad con sus sombras y destellos.

En  este libro  LA CASA BAILARINA Y OTROS POEMAS hay memoria, sensibilidad y honestidad, se trata de una escritura que interroga y da respuestas en la posibilidad mágica del lenguaje, en su esencia sanadora, en esa música secreta de las palabras. Es por  eso que no puedo dejar de citar para ir cerrando  las palabras  precisas de un gran pensador latinoamericano que señaló : "No solo se trata de la conquista del pan sino también de la belleza". Y sin duda esta nueva obra del poeta Leo Lobos la ha conquistado en toda su dimensión. 






Ya no hay fechas importantes por Jorge Orlando Correa

$
0
0

Ya no hay fechas importantes

Por Jorge Orlando Correa


Olvidé cómo atarme los zapatos durante mi último cumpleaños. De no ser por mis hijos, es un día que hoy no hubiera recordado. Adrián y Andrea tienen una copia por cada llave de todos los seguros de mi casa. Abrieron la puerta del comedor y entraron sin mayor problema. Daban la impresión de esperar verse frente a lo que ellos consideran, como me han dicho, una situación triste. Algo similar a cuando me encontraron desnudo, sentado en la regadera, con un labio roto, un pómulo hinchado, mientras balbuceaba palabras sin sentido. Nada recuerdo de aquella escena, pero como la mayoría de las cosas que ahora cuento, fue algo que ambos me platicaron luego de un par de días, de una semana, o dos.  

La verdad es que no lo sé. De un tiempo hasta hoy, me he vuelto malo con todo lo que tenga que ver con números. Tampoco puedo asegurar que me lo dijeron ellos. Así que, de alguna manera, he logrado atar algunos cabos. 

Esta vez me hallaron con las manos aferradas a los cordones de mis zapatos, sentado en el borde de un sillón de la sala, con la espalda inclinada hacia el frente y una mirada de ojos vibrantes. 

Después de colocar sobre la mesa una caja cuadrada envuelta en un papel tornasol, mi hijo se secó las lágrimas con uno de sus puños. Andrea, apoyando una rodilla sobre el suelo, se agachó para susurrarme: “papá, te estuvimos esperando”. Puso sus manos sobre las mías. Los pulgares presionaban el centro de mis palmas, el calor de su piel era tal que pude sentir unos pequeños latidos. 

Solté los cordones.

Mis manos dejaron de temblar. 

Ambos intercambiaron una mirada diciéndose “sí”, con un leve movimiento de cabeza. 

—Es lo mejor –dijo Andrea.  

Adrián se volvió a secar las lágrimas. Hablaban de llevarme al asilo. 


Entrelacé los cordones, le di vueltas a uno con el otro y tiré de ambos en dirección contraria: la forma del nudo se desvaneció al instante. Cerré los ojos y maldije en voz baja mientras Adrián decía que era tiempo de subir al coche.

Por unos segundos, frente al librero, me detuve a la altura del compartimiento de discos musicales. Entre ellos estaba el mío; es decir, el que había grabado. En su portada me encuentro vestido con una camisa floreada en vivos rojos y verdes, pantalón de manta y con los brazos cruzados, de pie, sobre las tablas de un muelle en la Playa de Corales. Mi cabello era lacio, me llegaba a la altura de los hombros. Dos estantes a la derecha, postrada en su marco, estaba la foto del pelotón sesenta y seis del noveno regimiento. Todos frente a un viejo tanque de guerra nicaragüense. Ahí ya no tengo el cabello lacio y largo. Ahí salgo a rape, con una ametralladora apoyada sobre el hombro derecho, sin gesticular, un pie sobre los engranajes de las llantas y el otro en suelo.    

—Si te las quieres llevar, las llevamos. 

Andrea ya nos esperaba en el coche, con ambas manos al volante y el motor ronroneando. Mi maleta aguardaba en el asiento trasero. Con pasos en dirección a la puerta, hice saber a mi hijo que no quería llevarme las fotografías. 


La mayoría usaba silla de ruedas. Maldita sea, maldita sea, maldita sea. Algunos jugaban partidas de dominó en una mesa blanca y rectangular. Cierra tu estúpida boca o nos vamos a morir. Mujeres con el cabello cano y hombres con los brazos canalizados a sueros que colgaban de percheros móviles, veían una película en una televisión de pantalla plana. Prefiero que me den un tiro a ser torturado por días. Y un grupo más, con las manos sobre sus piernas y los ojos cristalinos, sin parpadear, observaba el cielo y los jardines tras un vitral panorámico. Nadie decía una sola palabra. 

Vestida de filipina y con el cabello recogido, la mujer que en la recepción dijo llamarse Valeria, explicaba que ahora nos encontrábamos en el área de usos múltiples. Antes recorrimos los senderos del jardín, el comedor y los dormitorios. 

Yo no prestaba atención a lo que Valeria decía. Por momentos, Adrián y Andrea me preguntaban “¿qué te parece, papá?”. Comandante, necesitamos refuerzos, ¿me escucha?, necesitamos refuerzos o nos matarán a todos. 

Valeria colocó una mano en mi espalda para conducirme hasta la mesa en la que se jugaba dominó. Ese sujeto pisó una mina y ahora no tiene piernas. Volteé hacia Adrián y Andrea, pero habían desaparecido. Supuse que se encontraban pagando mi primer mes en la estancia.  

—Él es Manolo –dijo Valeria–, ahora estará con nosotros. 

Todos en la mesa tenían la piel traslucida, como la de un recién nacido. 

—Manolo Migraña, nunca lo hubiera imaginado.   

Una vez vi cómo degollaban a un negro con una piedra. 

El sujeto que me nombró dijo llamarse Carlos. Era calvo, con una cicatriz que partía su cráneo a la mitad y un sinfín de lunares en su rostro. Ya vienen los refuerzos, aguanten, aguanten, no se dejen matar. Intercambiamos una mirada. Él sonreía, yo no hice ningún gesto. Después de un par de carraspeos, gritó o, al menos, intentó gritar con esa voz rasposa que se obtiene por tantos años en el alcoholismo:  

—Tenemos entre nosotros a una celebridad. 

Sólo tres personas dejaron las piezas de dominó sobre la mesa y voltearon a verme. Los demás, silenciosos, siguieron con la vista centrada en su juego. Dispara o no habrá mañana para nuestras familias. Creo que estaban sordos.  

—A este hombre lo conocemos muy bien –dijo Carlos, dirigiéndose a Valeria, pero ella hacía segundos que se había ido. Entonces regresó la mirada a quien tenía al frente para iniciar una conversación.  

—Roberto, ¿lo recuerdas? El grammy latino en el ochenta y ocho, un poco antes de que las calles se llenaran de soldados.  

—Claro que lo recuerdo, Perlas y gaviotas. Carmen te lo puede decir. Bailamos sus canciones en el Sol Club. Fue triste para nosotros ver aquel lugar destruido. 

—Dicen que fue una bomba.  

Con las yemas de mis dedos índices daba golpecitos a mis sienes, como si estuviera mandando un mensaje en clave morse a mi cerebro, diciéndole: recuerda, recuerda cómo hacer el nudo.   

Llevándose las manos a su esponjada y delgada cabellera teñida de un morado pálido, Carmen comenzó a dirigirme la palabra. 

—Roberto nunca creyó que estudiamos la secundaría en el mismo salón, en el año cuarenta y cinco, un poco antes del huracán. ¿Recuerdas cómo la ciudad se hizo aquel puñado de lodo durante meses?  

Un vistazo me bastó para saber que no la reconocía. 

—Manolo, no quiero ser indiscreto… ¿es verdad que tú también fuiste a la guerra? –preguntó el viejo que se sentaba frente a Carmen, inclinando su cara hacía mí y acomodándose los lentes. El grueso de los vidrios hacía que sus ojos lucieran como vistos a través una lupa: enormes y dilatados. Su quijada, siempre abierta, nunca dejó de temblar.  

Silencio, silencio, silencio, no hagan ruido. Con los ojos cerrados traté de recordar el momento en el que aprendí a atarme los zapatos: las cejas gruesas de mi padre, el iris de sus ojos negros; con su mano callosa, de nudillos sobresalientes, me apuntó con el dedo índice y dijo: “presta atención, que sólo te lo voy a enseñar una vez”. Fingió darme una cachetada: parpadeé, hundiendo el cuello entre los hombros. El lugar era la mesa de madera y redonda de la cocina, junto a la estufa. En ella hervía una olla de peltre. El cálido y cítrico aroma a especias me robó la atención. Su palma impactó contra mi mejilla; óxido sabor a sangre por dentro de mi boca. 

—Sí, Manolo fue a la guerra –dijo Roberto–, es algo que leímos en una revista. Después de eso, nunca más volvió a cantar.

—Y en la televisión dijeron que se volvió loco.

—No sólo loco.  

—Cállate, Roberto –dijo Carmen, llevándose su dedo índice a los labios.

—Manolo –dijo el de los lentes de fondo de botella y quijada vibrante–, ¿podrías cantarnos una canción? Puedes cantar aquella que habla de un cielo estrellado y la libertad. 

—“Luz de arena”. A Carmen y a mí nos encantaba bailarla.

—Vamos, Manolo, cántala… 

—Por lo menos el coro.

—¿Es verdad que también entraste al psiquiátrico? 

—Roberto, que te calles con esos asuntos.

—O pudieras cantar cualquier otra.

—¿Qué se siente ir a la guerra? 

—Nos harías muy felices si la cantaras, nos harías recordar tanto.

—¿Qué se siente ver morir a tus compañeros?

—Manolo, te escuchamos. 

—¿Qué se siente matar? 

Por fin tomé asiento. Abrí mis piernas y me incliné lo suficiente como para que mi torso se posicionara entre mis rodillas. Con las manos en las orejas, cerré los ojos. Pude escuchar el latido de mi corazón a través de mis palmas. 

—Manolo, ¿qué te ocurre?  

Era la voz de Carlos. Se escuchaba como los ruidos cuando te encuentras debajo del agua. El de los disparos es como tambores resonando a lo lejos.  

Sentí el peso de una mano sobre mi espalda, debajo de la nuca. 

Lo siguiente que supe fue que estrangulaba a Carlos con el cordón de uno de mis zapatos. Si les revientas la cabeza, no tienes que preocuparte por el resto del cuerpo. De su garganta salía un estertor, como el de un globo al desinflarse. Apunta, dispara, apunta, dispara, apunta, dispara, dispara, dispara. Voltearon a vernos hasta los que pensé que eran sordos y los que veían la televisión y el cielo. Hubo quienes se taparon los ojos y la boca. Nunca había visto tantos muertos, señor. 

Lágrimas resbalaron sobre agrietadas y pálidas pieles. 

Escuché la voz de Andrea decir: 

—Papá, por favor, suéltalo.    


—Por este mes puede estar en mi casa, pero ni un día más, mis vacaciones no duran tanto –dijo Andrea con los brazos completamente estirados y aferrándose al volante. 

 —Si lo mataba, no sé qué íbamos a hacer –contestó Adrián, como si no hubiera escuchado las palabras de su hermana. 

Y fue ese momento en el que creí haber recordado cómo hacer el nudo: sostuve los extremos del cordón del zapato que aún conservaba, hice dos orejas de ratón, pasé una por debajo de la otra. Sólo me faltaba dar una última vuelta y estirar cuando la caja forrada con papel tornasol me bloqueó la vista. 

—Ábrelo, papá –dijo Adrián– estoy seguro que te hará recordar viejos tiempos. 

El nudo se deshizo.  

Una vez que matas al primero, matas al siguiente y el resto es como beber agua.  

Solté el cordón para tomar la caja y dejarla descansar sobre mis piernas. 

—Sí, ábrelo, yo misma lo escogí –dijo Andrea, guiñándome un ojo por el espejo retrovisor.

 Apreté el botón de la puerta el tiempo suficiente como para que el vidrio descendiera por completo. La lluvia se escucha distinto aquí, como mi voz cuando estoy solo. El rugido del aire silenció las palabras de mis hijos. Con los ojos abiertos, gesticulaban, como quien intenta gritar mientras se ahoga. Tiré la caja por la ventana, el viento la absorbió y enseguida la dejamos metros atrás del camino. Andrea detuvo el coche de tal manera que casi me estampo contra el asiento de enfrente. Adrián maldijo, llevándose ambas manos a la nuca. Los dos se voltearon a ver. Esta vez negaron con la cabeza.  

Transcurrieron segundos para que Andrea echara andar de nuevo el motor del vehículo. Las arboladuras se movieron ante mis ojos y yo me dispuse, una vez más, a hacer de forma errónea un nudo con el cordón de mi zapato izquierdo. Durante el resto del camino, nadie dijo ni una sola palabra. 

Han pasado días de todos estos hechos. O, más bien, ocurrió el año pasado. Ahora valen más los gramos de plomo enterrados en sus cuerpos, que la vida de todos esos hombres. Lo que quiero decir es que aún no recuerdo la manera de hacer el dichoso nudo. El pelotón fue bombardeado: ningún sobreviviente. Lo olvidé durante mi último cumpleaños. Alguien me lo dijo. 




Jorge Orlando Correa, 1992. Chetumal, Quintana Roo, México. Textos suyos aparecen publicados en distintos medios físicos y electrónicos como Revista El Septentrión, Revista Plástico, La Caída, entre otros. Es autor del libro de cuentos Ya no hay fechas importantes (Pinos Alados Ediciones, 2020).  Forma parte del equipo editorial del Materia Escrita. 


Dee Dee Blanchard por Esteban López Arciga

$
0
0



 Dee Dee Blanchard 


Eating the flesh that she herself hath bred.

-Titus Andronicus.V.iii.63


I

Gypsy Rose Blanchard mató a su madre. It begins that way. It always has. Gypsy Rose nació porque Dios es un bulto sebáceo que supura menjurjes de puro sopor. No tienes amigos más que tu madre y nadie te rompe la piel como tu madre, Gypsy. Te tiene enferma de puro ser testiga. Su dolor nunca será tu dolor. La empatía es otro tipo de canibalismo. Madre caníbal que siente dolor por ti. Dee Dee Blanchard nunca se dio tiempo de sentir un dolor en su propio cuerpo. Por proxy. Tenía que ser por proxy o no soportaría reconocer un raspón, un estómago irritado, una jaqueca de las que hacen sangrar los oídos. Jódete, Dee Dee, siente tu dolor. Nada te cuesta. Perdón. Quizá cuesta más de lo que esperarías. Una hija semi-viva debe doler más que una hija muerta. Pero la mantienes así, ¿te gustaba sentir dolor, Dee Dee? Sweeter than bacon drowned in corn syrup, ese dolor te dejaba tranquila. Me equivoqué entonces. Siempre sentiste el dolor y esta la primera vez que lo dejas de sentir, ¿por eso te da miedo la muerte, Dee Dee?


II


a heart itches

adentro adentro adentro

un montón de agujas

un ojo es un ojo cuando es un ojo

a menos

de que se trate de un ojo

an eye gazes

upon

faces

upon

graces

upon

shorth breath

let it taste a knife

and it will fill its stomach 

with love

un cuerpo es

amor

cuando un cuerpo nace

amor

déjalo enfermo

no llores

a virus is a game of patience 

call it 

home

and you’ll notice it 

un hueso nunca se quiebra de modo gratuito

eso me gusta 

que pienses

the romanticism of it all

un ojo por recuerdo

si te quito dos

¿Cuántos ojos te dejo?

al menos otros tres

yo

una casa 

call it

neverland

or 

whatever makes you safe

un corazón es un castillo de plástico

relleno de hormigón 

me dolió saberlo

y tú lo tomaste contenta

un cuerpito de carne

relleno de titanio

the tenderness of it all

call it  by its name

nobody

who r u?

Gypsy 

u 2 my child?

Gypsy 

it’s funny when you realize

that breathing is a free action 

si no la gastas

podrías vivir por siempre

Gypsy

¿me escuchas?

¿viviremos las dos por siempre?

sickness is illness that is sickness and becomes illness

pleasehelpmehelpmehelpmehelpme

nevermind

it was never fair 

to

expect 

you (to?)

no debiste nacer

it is what it is

yo no debí nacer

y nací

y naciste 

a liver is a liver unless it’s a liver

and you fill it 

with

fill you

with 

(Jesus? JAJAJAJAJA) 

todo es un juego de esperas

burocracias 

camas

espinas vertebrales

llenas de alambre

llenas de alumbre

forradas en stickers de Donald Duck 

yo quise esperar por siempre

and for that

I won’t

ask for

for

forgive-

forgiveness is not a free action

do not grant it lightly 

child

remember

a wound is better healed 

breathing

un riñón es un riñón 

excepto cuando filtra 

sangre ajena 

dale unos años

dejará de picar

dejaré de ser culpa

espero

no me perdones

pero no me olvides

yo no te perdono

y hay cierta paz en eso

¿no crees?  

a kidney becomes a kidney when 

it  b e g e t s 

a kid-ney

(jk

I’ve never minded 

filtering 

while waiting for u

why not wait some more?

why not be together some more?

Gypsy

do not ever stop breathing

now wait 

some more 

for mamma

mamma’s gonna be 

complete

and alright

gathering back my blood

ain’t something new, sweetheart

and it does not

does not pain me no more

bless your heart

but I can

Gypsy

continue breathing

Gypsy

without you tendering

Gypsy

my lungs

Gypsy

a lung is a lung 

until u 

take breathing for granted 

Gypsy

bless your heart

but 

I can continue breathing on my own)

yo no te perdono

Gypsy

porque hace mucho que 

el temor 

se siente 

como un bulto sebáceo 

lleno de

sangrado de

grasa de tocino 

un bulto que

se mueve

te quiebra las costillas

y chupa la médula

que sabe a madre 

el cáncer no dejó hoyos en tus huesos

fui yo

ahora

intenta llenarlos

rellenar huesos

cuesta muy poco

¿tienes idea de lo que harás con los míos?

me hubiera gustado

sentir tus manos 

rompiéndome

como yo te rompí

y no

esto no es una disculpa

es guardar respeto por los ciclos

yo rompí a mi madre

era justo que tú me rompieras

francamente querida

no me sorprende

un vhs nos dijo

“la bella mata a la bestia”

luego no te dejé volver a verlo

en la isla calavera

un chango gigante

sostiene mi alma

a rib is a rib unless the rib bites an apple

or was it 

a cherry

nevertheless

it was sweet and tart

in my heyday 

I used to think of myself

like a sweet cherry pie 

hidden in the freezer 

on a sunny day

sweet and tart

sweet enough

to make a boy break a rib

and crown me

a sweet and tart summer queen

Gypsy

tell me

are there cherries where 

we’ll meet?

nunca plantamos 

un cerezo

quizá por eso

sí deba disculparme

sembrar

un hueso sano

te da un cuerpo fuerte

décadas después

pero

la espera te llena de terror

a virus

exists only to

dread

Gypsy

te prometo sembrar cerezos

si encuentro tierra negra

in the land of maggots and honey

no te estreses

ya fue lo que es

hay que matar a tu madre

si quieres amar a tu madre

¿te podré amar 

cuando sea tierra 

y un cerezo con cara de estúpida?

Gypsy

¿aprendiste a amarme?

¿te puedo creer que lloras?

¿te crees a ti misma?

¿Sientes el miedo del viento

que nos movía 

cada que sembrábamos 

un ojo

un hueso

a smile 4 u

luv 4 me

our loneliness 

our sickly guts

bone marrow to crown u

my child?

Gypsy

keeping memories

is more trouble

than it’s worth

it’s alright

it’ll hurt less

if you forget

no

I won’t forget u 

porque

hay dolores 

que la ponen orgullosa 

a una

Gypsy

I’m proud 

mi corazón siempre tuvo urticaria

ahora 

se siente en paz

unos cuantos raspones sabrosos

nos hubieran ahorrado

un par de galones de sangre

¿es bonita mi sangre

hija?

dile que la vuelvan a sacar

para que se te quede 

sin dejarte solita

cuando ya no sepas mi nombre

vendrán hombres

como los que cerqué 

fuera de la casa

como los que espanté

cuando tus ojos 

se volvieron un par de canicas

que brillaban en el infomercial 

de vírgenes

en la madrugada

vendrán

y querrán hacerte 

pedir disculpas por la carcasa

que tienes por madre

querrán hacerte 

grabar mi rostro idiota

en el hígado

que sembraste 

en tu tierra de gusanos y miel 

no les des ese gusto

tú llora

pero llora al vacío

mientras el cráneo mayólica

pinta sobre la palabra

MADRE

Gypsy

the sky is so pleasant right now

I swear my pain 

is almost the same as

syrup bathing 

hardtack

I do not forgive you

but relax

I wouldn’t taste anything

any other way

a

baby bird

grows weaker

as it grows bigger

Gypsy

why didn’t you

tell me

I was 

that-

(never mind)

a droplet

or a gallon

screaming is a free action

pay no mind 

I never cared much for yours

or for the last

whimpers of a sickly bird

or water filled corpses

carried by ineffable winds 

I called them apathy

changed our names

and carried on

Gypsy

was Jesus 

the child

harvesting something 

between their kidneys?

is he harvesting me

also?

Pay no mind

let us say

he found cherries

and carry on with your day

there’s much to do

you need a new mother

one to replace my name

a placeholder

for sickness 

and broken bodies

Gypsy

¿la nueva madre

te curó la médula

cuando yo no vi?

¿la vieja madre

te seguirá 

enfermando

siendo un cerezo?

Parir

te cuesta la puta vida

aquí me tienes

escucha a tu madre vieja

y nunca 

le des de beber tus huesos 

a un vientre parásito

escucha a tu madre nueva

y olvida

que existe la piel 

cuando los niños 

se vuelvan larvas en tu seno

no aguantes nada

que te ardan

lo suficiente

para animarte 

a machacarlas 

que no te de lástima

su puré

es buena tinta

para hacer cronogramas 

del fracaso

la voluntad de vivir 

de un muñón

es un invento 

para borrar el dolor de parto

que no te lo borren

Gypsy 

te romperán manos

más tenebrosas

que las mías

Gypsy

Te romperán manos

más pequeñas

que las mías

Gypsy

mamma needs you 

to wait

hereafter

a body is a body

unless 

it gives birth

then you become a fool of dread

can you avoid my destiny?

Gypsy

our blood is tainted

Gypsy

I’m so fucking afraid

Gypsy 

please do not forget me

Gypsy 

I forgive you

Gypsy

forgive me

Gypsy

do orchards grow underground?

Gypsy

¿sabrás que soy tu madre 

en otro cuerpo?

Gypsy

¿en otra vida

serás mi madre

y romperás el miedo 

con mis huesos?

Gypsy

was I ever home?



Esteban López Arciga (México 1994) es un poeta y ensayista criado en Mexicali, Baja California. Es pasante de la Licenciatura en Lengua y Literatura Modernas Inglesas por parte de la UNAM donde se prepara a presentar una tesina sobre Thomas Merton. Es autor de los poemarios Nowhere Zen New Jersey (2016) y de Cempoal, libro próximo a publicarse con Ediciones Camelot América. Actualmente edita Plástico, una revista electrónica de literatura independiente.


Carlos Garrido Chalén: literatura esencial para estos tiempos por Raúl Allain

$
0
0

 



Carlos Garrido Chalén: literatura esencial para estos tiempos


Por Raúl Allain (*)

¿Qué rol tiene la literatura en el cambio de paradigmas de la civilización? ¿Qué papel juegan los poetas y novelistas para la toma de conciencia sobre la paz mundial? Son temas trascendentales de los orfebres de la escritura porque –tal como lo hemos afirmado– la literatura, lejos de ser un ornamento, es la esencia de la existencia, porque refleja el devenir de la vida y el universo.

De allí surge la denominada “literatura de la totalidad”, cuyo máximo exponente es el poeta y novelista peruano Carlos Garrido Chalén (Zorritos, Tumbes, 1951), quien además es un notable abogado defensor de las causas justas.

Es, con toda seguridad, el autor peruano más laureado a nivel mundial después –o al lado– de Mario Vargas Llosa. Aunque ya sabemos que los auténticos artistas, igual que Julio Ramón Ribeyro, prefieran el silencio de la contemplación.

En su gran novela El muro del abismo –galardonada en España con el Premio Miguel Delibes 2016–, aborda la lucha entre el bien y el mal. En la trama, a doce personas se les aparece un ángel de parte de Dios, quien les encarga subir al Everest para exterminar a los demonios que dominan el mundo.

Ellos tienen una misión: salvar a la humanidad. Aquí lo importante es rescatar la esencia del Hombre, aspirar a fines altos, elevarse más allá de la coyuntura y acceder al paraíso. El tema de fondo es la redención del hombre, la búsqueda de Dios y la felicidad. Este libro será llevado próximamente al cine con un guión realizado por el director Héctor Marreros Vásquez.

Garrido Chalén ha publicado cerca de cuarenta libros de poesía, novela y ensayo. Desde su primer poemario Informes y contiendas (1969) hasta la reciente novela Ni Dios ni los ángeles tienen religión (2019), muchas palabras están surcando aquel río inagotable. Él confiesa su predilección por Confesiones de un árbol (1977), donde el árbol y el hombre son uno solo.

Otras publicaciones destacadas son: El Sol nunca se pone en mis dominios (1993), el ensayo Itinerario del amor en Vallejo (1991), los poemarios El Regreso a la tierra Prometida (1986), La palabra secreta (1977), En pie de guerra (1970), Llamado a la llamarada (1970).

La lista es extensa, y aquí consignamos otros aportes literarios de Garrido; el ensayo La rebelión de los insignificantes (2019), la novela Ni Dios ni los Ángeles tienen religión (2019), el ensayo La estafa siniestra (2015), la antología poética personal Concilio de luciérnagas (2015). No sé leer, pero me escriben (2014), el magnífico ensayo Si esa es la paz, devuélvannos la Guerra (2013), la novela El muro del abismo (2017), El Señor de los Tiempos (2012) –en sociedad con Milagros Hernández Chiliberti–, los ensayos El paradigma de la justicia en El Quijote (2012) y El paradigma de la lealtad en Sancho Panza (2012), también al alimón con Milagros Hernández Chiliberti.

Suman Mi mujer me espía (2012), La función poética del lenguaje (2012), Midiendo a los secanos (2012) –ensayo en sociedad con Sixto Lozano Mayta–. La vergüenza de los egrégores (2012), Escribiendo en el humedal (2012), La noche del coyote (2011) –novela en sociedad con Milagros Hernández Chiliberti–, La muerte del gallo, según San Pedro (2011), Los ángeles del viento (2011), La voz de la violencia (2011) –novela en sociedad con Bella Clara Ventura.

En Wikipedia, lo presentan así: “Es un poeta peruano ganador del premio mundial de Literatura ‘Andrés Bello’, versión poesía, el año 2009 en Venezuela y del Premio Internacional ‘Andrés Bello’ en Fraternidad Hispanoamericana, otorgado por la Fundación ‘Andrés Bello’ 2014, de España. Por su ensayo Si esa es la paz, devuélvannos la Guerra, ganó en el 2014, el Premio Mundial ‘Paz y Justicia’ de Marruecos. Este poeta ha sido declarado Patrimonio cultural vivo de la Nación por el Instituto Nacional de Cultura (INC) de Lima, junto a siete de los más destacados poetas y escritores del Perú”.

“El mejor poema del mundo no lo escribí yo, / sino la vida que vive en mis pajares / que navega en la proa y la popa de todas mis pardillas: / justo en las aguas mansas y los bruscos estiajes / husmeando en los veleros”, dice en “El mejor poema del mundo”.

Cabe señalar que Carlos Garrido Chalén ha recibido el Premio Global de Excelencia “Leyenda viva del siglo XXI”, otorgado por el Instituto Internacional de Literatura Inglesa en la India. Asimismo, en Kazajstàn, recibió el premio "El mejor poeta y escritor del mundo 2018” ("The best poet writer of the world”) otorgado por World Nations Writers Union. Gran mérito para un peruano que además es miembro académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba, España. ¡Vale un Perú!

(*) Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y director de Editorial Río Negro.


“Ciudadano Kane”: una metáfora de la prensa y el poder en el Perú Por Raúl Allain

$
0
0

“Ciudadano Kane”: una metáfora de la prensa y el poder en el Perú


Por Raúl Allain


Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941) del cineasta estadounidense Orson Welles –considerada como una de las películas más importantes en la historia de la cinematografía– ha sido interpretada como una metáfora de la condición humana, de la sociedad moderna y del poder, donde el dinero y la manipulación de los demás son parte de la vida cotidiana.

Aunque el director jamás confirmó absolutamente quién fue la persona de la vida real que inspiró al personaje principal del film –el millonario Charles Foster Kane–, los estudiosos de la cinematografía y la historia contemporánea coinciden en señalar que la película se inspira en la vida del magnate norteamericano de los medios de comunicación William Randolph Hearst.

En efecto, Ciudadano Kane, usando de manera magistral todas las técnicas cinematográficas y combinándolas con un guión notable, muestra la vida, el ascenso a la fama y el poder, la soledad y la miseria de un ser humano que llegó a tener todo el poder y el dinero que nadie puede imaginar, pero que termina su vida lejos los flashes y aplausos de aquel mundo fastuoso, encerrado en su cubil, en medio de la bancarrota y la pobreza total, añorando quizás los días y los juegos de su infancia.

La trama de la película muestra la biografía de Charles Foster Kane, un personaje interpretado en el filme por el propio Orson Welles, Se sabe que durante su estreno, el empresario William Randolph Hearst prohibió mencionar la película en sus periódicos, mostrando que para entonces ya era común dicha práctica por parte de los empresarios para intervenir o influenciar en el contenido de los periódicos que maneja y, por ende, en la opinión pública.

El personaje de la película, también usa su cadena de periódicos para influenciar en los electores de su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. Lo vemos ahora en el Perú, donde grandes grupos que manejan periódicos y canales de radio, televisión e internet, colocan a sus candidatos preferidos e intentan hundir a los que no son de su entorno.

Es una práctica muy presente en medios de comunicación, especialmente la prensa escrita en el Perú, ligada a la desinformación y la manipulación de la información, donde los empresarios deciden qué se publica y qué no se publica en un periódico, de acuerdo a sus intereses personales, olvidando inclusive que un medio de comunicación tiene el deber de informar con veracidad, objetividad e imparcialidad, y que su principal destinatario, el público (los lectores) tienen el derecho a leer noticias y opiniones veraces, trascendentes.

Más allá de la ficción de Orson Welles, observo semejanzas con la realidad peruana, donde los dueños de los medios de comunicación utilizan su poder sobre estos para elegir cuáles contenidos son “noticia”, qué enfoque deben tener las informaciones, qué informaciones serán omitidas o manipuladas, qué “campañas” periodísticas hay que hacer para favorecer o desprestigiar a alguna persona o algún sector de la sociedad.

En este caso, cualquier parecido con la realidad no es una simple coincidencia.





Raúl Allain (Lima, 1989) Escritor, poeta, editor y sociólogo. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Fundador de Grupo Suicidas y editor de la trilogía: Suicidas Sub 21 (Editorial electrónica Remolinos, 2009 / Portal de Humanidades Liceus, 2008), Suicidas Sub 21: versión 2.0 (Feria virtual. I Feria Internacional del Libro Arequipa, 2009) y Suicidas Sub 21: versión final (Editorial Mondo Kronhela Literatura, 2010 / Revista Almiar, 2010 / Portal de Humanidades Liceus, 2010). Ha sido incluido en antologías como Antología de poetas críticos (Cisnegro, México DF, 2019), El Papa Francisco en el Perú / Versos y prosa (Amantes del País Ediciones, Lima, 2018), Mixtura Poética (Amantes del País Ediciones – Gaviota Azul Editores, Lima, 2013), Antología Décimo Aniversario de Lord Byron Ediciones (Liber Factory - Lord Byron Ediciones, Madrid, 2013), Catástasis 2011 (Ediciones OREM, Trujillo, 2011), Veinte poetas: Muestra de poesía contemporánea (I.F-D. Editor. Lima, 2010), Lima: Visiones desde el dibujo y la poesía (Iván Fernández-Dávila. Editor. Lima, 2010), Poesía y Narrativa Hispanoamericana Actual (Vision Libros – Lord Byron Ediciones, Madrid, 2010), Abofeteando a un cadáver (Bizarro Ediciones – Centro Cultural de España, 2007), entre otras.

Otros de sus textos, ya sean poemas, cuentos, artículos o ensayos, aparecen en diversos medios literarios nacionales e internacionales. Actualmente, es Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y dirige el sello independiente Río Negro. Columnista del diario Expreso, de la revista Lima Gris y de Ssociólogos. Sus artículos publicados en su columna Maquinaciones son tomados por diversos medios. En julio del 2019 recibió el “Premio mundial a la excelencia cultural” por parte de la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE). Posteriormente recibió el "Premio mundial el Águila Internacional a la excelencia sociológica". Ha sido candidato al primer Premio David Gistau de Periodismo de Opinión, a la XXXVIII edición de los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España con "Los fantasmas del coronavirus" y "Viejos y nuevos paradigmas sociales" correspondientemente. Recientemente recibió el "Premio mundial a la excelencia periodística ‘César Vallejo’ 2020". Consultor internacional de la Asociación de Víctimas de Acoso Organizado y Tortura Electrónica (VIACTEC). 


Contacto:

raulallave1189@hotmail.com  



“Comercio”: un poemario del argentino Fabricio Devalis Por Luis Benítez

$
0
0



 “Comercio”: un poemario del argentino Fabricio Devalis


Por Luis Benítez


La obra

El sello Nodo Ediciones publicó el poemario Comercio (Córdoba, Provincia de Córdoba, Argentina, 2019, ISBN 978-987-47208-2-5, 72 pp.), del autor local Fabricio Devalis, un volumen integrado a la colección El Juego en que Andamos, del grupo de Poesía Pan Comido (*)

En su mayoría de breve extensión pero todos contundentes, los poemas sumados por Devalis en esta entrega de su autoría tienen una clave inicial en la cita de dos versos de Ezra Pound, correspondientes a su composición “A pact”: “Tenemos la misma savia y la misma raíz- / Haya comercio, pues, entre nosotros”.  Esta acepción del término “comercio”, la octava según la Real Academia Española y por ella definida como “comunicación y trato entre personas”, ilumina el continuo vaivén entre los  núcleos de sentido aportados por el poeta  a través de su libro y la sensibilidad y el intelecto del lector, quien en definitiva será quien reelabore lo planteado por Devalis y de tal manera será quien “reescribirá” todo el volumen.

El margen de interpretación que brinda el poeta cordobés es amplio, muy lejos de toda imposición unívoca. La relación entre partes es respetada a rajatabla: Devalis expone, sugiere, insinúa en sus líneas más acabadas, abriendo generosamente el juego poético, el intercambio. Sus afirmaciones, cuando surgen, generalmente lo hacen para consolidar la propuesta comunicacional o sumarle nuevas posibilidades, agregarle otros derroteros.

Sin embargo, en este laberinto de espejos donde tanto autor como lector se reflejan recíprocamente, no hay mayor espacio para desordenadas fusiones y confusiones: la propuesta del poeta, que actúa como base de lanzamiento de múltiples significados, tiene un hilo conductor que interpela reiteradamente a quien lee y señala con marcada coherencia el rumbo posible de la lectura.

La poesía de Devalis posee ciertas características ya evidenciadas en su colección anterior, Anatomía (2013), que transitan por el manejo de un registro dilatado en cuanto a sus recursos y métodos expresivos. Con pareja habilidad, el autor apelará a estrategias discursivas del lenguaje coloquial tanto como a la referencia culta, sin que desdeñe los chisporroteos de la paradoja, la ironía, el sarcasmo y la cruda referencia a peculiaridades de lo cotidiano, efectos que empleará para poner en mayor relieve la crónica sincronía entre lo general y lo individual.

Destacadamente, Fabricio Devalis, en su poemario Comercio, no elude las referencias políticas y sociales, relevando así las circunstancias históricas en que se desenvuelve un yo poético comprometido con la realidad, aunque generalmente sus apelaciones están matizadas a través de un perfil existencial que no hace más que resaltar las contradicciones y los aciertos de una conciencia anclada con firmeza en los problemas de lo contemporáneo.

Se trata de un volumen consistente y de sólida estructura, apto para la relectura frecuente, una de las claves propias de la genuina poesía actual.


El autor

El poeta y narrador Fabricio Devalis nació en 1971 en James Craik, Provincia de Córdoba. Es miembro  del grupo de Poesía Pan Comido y ha publicado con ellos las plaquetas de poesía Un cristo ciego (1999), Tramas (2002) y el poemario Anatomía (2013). Participó en las antologías de poesía  Belleza obliga (2004) y Derrota no (2005) de Pan Comido Ediciones; El día más parecido (Ediciones Llanto de Mudo, 2008) y en la antología de cuentos Voces de este río (Eduvim, 2009).


NOTA

(*)Se trata de una agrupación integrada por meritorios autores cordobeses, que desde hace casi un cuarto de siglo viene desplegando una intensa tarea cultural, tanto desde la realización editorial como la de recitales poéticos, charlas de difusión y otras actividades relacionadas. Integran Pan Comido Juan Stahli, Fabricio Devalis, Ceferino Lisboa, Andrés Rubino, Fernando Bellino, Sebastian Cantoni, Alexis Comamala y Pablo Carrizo.


Olga Rivero Jordán

$
0
0

 



OLGA RIVERO JORDÁN

Estoy en La Laguna, ciudad universitaria de Canarias, entre 1977 y 1982. Allí, felizmente, conocí a Olga Rivero Jordán. Una poeta ya entrada en años, pero nunca había visto a una mujer tan viva en cuerpo y en poesía (todo su cuerpo era poesía). Siempre digo y diré con mucho orgullo que Olga Rivero Jordán fue, es y será mi maestra en este ejercicio de la poesía que es la vida misma. No es que me enseñara una manera o un estilo poético, sino que de ella aprendí a mirar y a aprehender todo lo que me rodeaba: en las pequeñas cosas está lo sublime.
Nuestro primer encuentro fue en el Ateneo de La Laguna. Más tarde decidió hacer una tertulia en su casa del Edificio Benito, junto a la Universidad. Cuando entré por primera vez en esa casa pensé que si la poesía habría de tener un templo dedicado a la poesía, ese era el lugar idóneo. Allí convivían perfectamente los utensilios de cocina con los manuscritos de Olga y aquellos libros de autores muy nombrados, pero que ni en sueños pensé ver. Y otro gran monumento: la palabra hablado de Olga que nos pedía que leyéramos cosas nuestras y a su vez nos leía poemas suyos admirables, imposibles de escribir para nuestras mentes de poetas en ciernes. Y entre palabra poética y palabra poética, venían los relatos de su familia lejana y cercana. Mariano, José Luis y su yerno Roberto Cabrera.
Todo esto y más ha trazado en mí un imaginario que algunos han tachado de mitología personal. Pero no, son hechos que autentifican el magisterio de una poeta que siempre estará presente en mi vida y en mi poesía. Hoy, 14 de abril de 2021, Olga Rivero Jordán se ha ido de la vida; pero queda en sus innumerables poemas y cobra un vigor inusitado. Les invito a ustedes a que hagan lo mismo, ella siempre estará en el cuerpo de su palabra con su bicicleta joven que no para de avanzar. Estará allí ofreciéndonos de nuevo la fruta escarchado de su poesía.

Antonio Arroyo Silva

POEMAS


POE

Salgo de un aparatoso accidente tras un desfile de sombreros por la quietud de una pared de velas. Un lápiz sangra cada hora, su barniz disuelve las ideas. Desde las cerdas de la brocha surge un panorama de trazos de un yo más extenso, de un caserío que está cerca del lienzo y en la orilla de mis dedos, imagen de lo que un día paseé. De reojo observo su campiña: se va quedando pálida con las secuelas de la felicidad en las sinuosidades truncadas de los sueños para que caigan las estrellas. Si las cuento, uno a uno me quemarán sus astros al no saber hurgar en los tendones de la vida, y muerta reclino la cabeza, hundida en los sillones de la espera.


LAS PINTURAS SE BORRAN

y mis trajes están descosidos
por eso te vuelvo a decir
que debajo de mí estoy empapada
de hilachas de hinojo.
No desees mi cuerpo
hecho de cajas de cerillas
es tan flexible como las nubes
y tan profundo como el mundo.


ELLOS VACIARON EL SACO NÚBIL

en el anfiteatro del cielo.
Deshojaron aires
en el solar agripado
patentes días
con pelo de pena hondísima
contornos y hebras en las ubres
del escuálido y estrafalario lienzo de mar.



TENIÉNDOTE TAN CERCA

supe cómo te perdí.
Al doblar la esquina
los dorados resquemores
se fugaron entre la ventisca
e inertes pensamientos
juegan a matarse.



BUITRE POR SU TRANSPARENCIA

Como un paraguas abrelatas 
del tiempo bastardo de otoños
hay un goterón 
en la mejilla de la tierra
esperado puñal
en el malvasía de tus ojos
moteados de viento.
El cardonal de tu cuerpo
tornea capitulaciones
al giro de mi cuello
abrazado a la fiebre
de este pan dulce
majar amarrado
a la espiga que dobla el alma
con jugo de humo y labios
cuatro sinuosidades 
por los parámetros del moho.
Destila sangre
como el mordisco que buscamos
del mareado corazón
del mar de las minervas
como puñado 
de puñales
servidos al jerez.


ATAVÍO

Oigo el resplandor de la música 
su piano y la madera.
Descended de la boca del averno
maldito el rubor 
se quedó estancado
mareado de tanto amar.
Me he visto
sustraje de su aroma el atavío.
Al pie
rotas flores
te besen el camino.



Olga Rivero Jordán nació a la vida en La Laguna (Aguere) en 1928 y también a la literatura en sus visitas cotidianas a la biblioteca del Instituto de Canarias. Allí conoce a Balzac, Valle-Inclán, Valdés, Maurois, Verne, Galdós, Emilio Carrére, Hugo, Tolstoi...admirando la notable narrativa y poesía de los años 50, entre cuyos autores se encuentra su propio hermano y notable escritor Joaquín Rivero, quien publicaría sistemáticamente en Hespérides, Gánigo y otras publicaciones dirigidas en su mayoría por el maestro de poetas Emeterio Gutiérrez Albelo. Quizá le suene a muchos lectores esta nota biográfica, ya que fue el texto funcional y también fundacional para inscribir a la poeta en el entorno literario a principios de los 80. Como bien decíamos, otro nombre ilustre de su estirpe fue el deán doceañista Isidoro Rivero y Peraza de Ayala, profesor de la Universidad de La Laguna, diputado y escritor. Investigando asimismo en la biografía del insigne humanista José de Anchieta, elevado a los altares de la santidad hace apenas unos pocos años, antepasado de nuestra autora. Publica y colabora en las revistas Campus II, Aquel Viejo Noray, Taramela, Menstrua Alba, Poesía ‒ revista venezolana de poesía y teoría poética de la Universidad de Valencia, Venezuela‒, en El Taller, El Vigía, así como en los diarios La Tarde (Revista Semanal de las Artes), Diario de Avisos, El Día y La Gaceta de Canarias (Gaceta de Arte y Literatura). Aparece en una antología de poetas canarios editada por el Ateneo Obrero de Gijón (Asturias), Poesía Canaria e Isla Negra antologías, además de inéditos en prosa y otros volúmenes de poesía, algunos de sus cuyos inéditos se insertan en esta obra antológica que el lector tiene entre sus manos. Actualmente goza de gran divulgación en Latinoamérica gracias a autores simpatizantes de su obra que la han hecho llegar tanto a Chile o Venezuela como a México y Argentina.
A una primera etapa social le ha seguido el discurso pleno de un intimismo que se alonga hasta los profundos pozos del inconsciente y su alquimia. Esa biografía de su palabra escrita, se evidencia en la llameante imaginación idiomática de esta autora de Hiladora de Luz, y desde los títulos mismos de sus fragmentos hasta los editados poemarios: Los Zapatos del Mundo Ed. Cuadernos de Arte y Literatura, Santa Cruz de Tenerife, Las Llamas Rápidas de la Sangre Ed. CCPCanaria. Girándula Ed. Benchomo.  Ed. Idea. ‒ Instituto de La Mujer‒ . La Ciudad Soñada Ed. Benchomo prólogo de Freddy Crescente; Poesía Inédita Ed. Artemisa. Y también en Ed. Benchomo, la trilogía: El Sentir de la Hoguera, Hiladora de Luz y Mares, prologados por Juan José Delgado, Antonio Jiménez Paz y Roberto Cabrera. Memoria Azul, El Vigía editora 2009 dentro de la colección Lengua Viva. Solar de Manuscritos Ed. Torremozas, siendo El Duende Azul y Huertas de Luna, prosa y poesía respectivamente, algunas de sus obras aún inéditas de las que se ofrecen en este volumen fragmentos que el lector podrá disfrutar. Sus textos han sido reseñados por eminentes escritores como Isaac de Vega o Carlos Pinto Grote, ambos Premios Canarias de Literatura. En un prólogo vernal dice el primero de ellos: <<te colmaba una alegría inocente que sobrenadaba por encima de las pesadas tontadas del suceder de los días>>. Otros poetas como Pérez Só, primero, o Freddy Crescente, más tarde, sugieren un paralelismo con el maestro de la poética venezolana Ramos Sucre: <<aunque la prosa existe como tal en el montaje gráfico, su contenido poético reposa en la esencialidad del lenguaje. Salvador Garmendia.>>,de cada uno. Quizá la propia Olga conozca esta cita que Sucre pone en boca de un bardo <<la tradición había vinculado la victoria a la presencia de la mujer ilustre, superviviente de una raza invicta. Debía acompañarnos espontáneamente sin conocer su propia importancia>>.
Antonio Arroyo Silva dice que en su poesía <<no hay palabras mágicas. Es la magia de las palabras con su hambre y su sed repintadas de cereza, que Olga recoge de la escarcha, después de la nevada del desasosiego. Así que me siento a la mesa, me vierto en el café con leche y Olga, desde el silencio, va llenando el vacío con las frutas prohibidas de todos los paraísos>>.
El crítico Jorge Rodríguez Padrón le escribe a Olga Rivero Jordán. <<Leyendo he recordado el mundo de la poeta uruguaya Marosa di Giorgio, con el que creo el suyo establece un sugestivo paralelo o reflejo, desde esta ladera del idioma. No sé si conocerá la obra de di Giorgio (lo digo porque hace muy poco que se ha publicado en España); pero creo que valdría la pena que se encontraran –siquiera a través de la lectura– con alguien que yo entiendo que es su alma literaria gemela. La diferencia fundamental: lo radicalmente vital de, y el estilo que da la voz personal de cada una>>.

©Roberto Cabrera


Roberto Bolaño, póstumo y contundente gancho de izquierda

$
0
0




 Roberto Bolaño, póstumo y contundente gancho de izquierda


La personalidad creadora del autor de Estrella distante se deja sentir en sus obras. La singular óptica con la que abordaba la literatura hacia de esta un arca donde embarcar las especies literarias de su sobresaliente imaginario.

GESTO TORCIDO. El baile del boxeador es un ademán técnico. No es floritura. El juego de piernas y el balanceo del cuerpo están bien, pero la danza enmarca a los que pelean en otra disposición espacial en el ring. Aprestarse a desenfundar el golpe es fruto de la meditación belicosa frente al otro. Pensar mientras los puños están en alto no está reservado para muchos. Sobre todo si el golpe es tan directo que se hace invisible en su electrizante ejecución. La literatura posee cierta analogía. Sacudir un saco de entrenamiento es una cosa y lanzar tu puño al mentón del contrincante es otra. Escribir de pose es una impostura aceptada, hacerlo desde las tripas es la exigencia de la contracorriente. En el microrrelato Epitafio para un boxeador, de Ignacio Aldecoa, encontramos la diferencia, "Abrieron el ataúd antes de meterlo en el nicho. Las monjas del hospital no habían logrado cruzar piadosamente las manos del excampeón, que conservaba la guardia cambiada con el brazo derecho caído según su estilo". Pero el estilo no surge espontáneamente. Hay que fajarse a conciencia para adquirirlo. Porque la escritura auténtica no se remite a lo convencional o políticamente correcto como comprobamos en los anaqueles comerciales. Más de lo mismo es lo habitual. Son amagos que se asemejan a un combate de sombras. Sin embargo de nuestro encuentro con la verdadera obra literaria no salimos indemnes. Quedamos nocaut. Lo que significa que nuestro nivel de exigencia lectora se eleva y como consecuencia elude el duelo con aquellas que tan solo puede catalogarse de sparring. El estilismo no reduce el gesto torcido de quien se afana en pegar con la palabra justa y directa, sin ambages.

ESCRIBIR HASTA LA MUERTE. A esta óptica concierne la de Roberto Bolaño. Escribió a contrarreloj. La muerte era inevitable al igual que la escritura que ejercía sin concesiones. Forjada entre el exilio y la derrota. De ahí su ser y estar indómitos. La intrepidez de un autor sostenido exclusivamente por su propio esfuerzo. Su acervo era individual como así parecía transfigurarse desde la altiva y diferenciada soledad de su palabra. Un conjunto de bienes propiciado por su aguda y equidistante actitud hacia la autocomplacencia. Para muchos insolente. Para otros indispensable en su consecuencia menos amable pero no por ello menos justa y necesaria: decir lo que se piensa desde la intelectualidad proletaria. La etimología de la palabra proletario -de origen latino proletarius- nos desvela esta adopción consciente en la aseveración del autor de La literatura nazi en América. Recordemos en este sentido el texto original e inacabado que tenía previsto manifestar en su intervención durante el I Encuentro de Escritores Latinoamericanos, organizado por la editorial Seix Barral en Sevilla, en el mes de junio de 2003, y que sustituyó por el texto titulado Los mitos de Chtulhu al previsto Sevilla me mata. Se expresaba de esta manera, ciertamente lacónica e irónica: "Por el contrario, ahora, sobre todo en Latinoamérica, los escritores salen de la clase media baja o de las filas del proletariado y lo que desean, al final de la jornada, es un ligero barniza de respetabilidad. Es decir, los escritores ahora buscan el reconocimiento, pero no el reconocimiento de sus pares sino el reconocimiento de lo que se suele llamar "instancias políticas", los detentadores del poder, sea éste del signo que sea (¡a los jóvenes escritores les da lo mismo!), y, a través de éste, el reconocimiento del público, es decir la venta de libros, que hace felices a las editoriales pero que aún hace más felices a los escritores,, esos escritores que saben, pues lo vivieron de niños en sus casa, lo duro que es trabajar ocho horas diarias, o nueve o diez, que fueron las horas laborables de sus padres, cuando había trabajo, además, pues peor que trabajar diez horas diarias es no poder trabajar ninguna y arrastrarse buscando una ocupación (pagada, se entiende) en el laberinto, o, más que laberinto, en el atroz crucigrama latinoamericano". 

EL AUTOR CHILENO afincado en Blanes -España- no debía nada a nadie. Le quedaba apenas un mes de vida. No tenía que fingir. En todo caso sonreír lacónicamente tras las montura de sus gafas y el humo del cigarrillo, observando la banalidad literaria que le rodeaba en el último tramo de su vida. Él moriría, pero Arturo Belano -su alter ego literario en apreciación admirativa a Arthur Rimbaud- no ardería en el infierno ni a la temperatura de Fahrenheit 451, los lectores lo hemos refugiado en nuestra lectura salvadora. El límite era insalvable salvo para la palabra escrita que elaboraba y mantuvo hasta el final de sus días. En este año 2021 se cumplirá el dieciocho aniversario de su fallecimiento. El mal de hígado que padecía le obligaba a frecuentar el hospital Vall d´Hebrón en Barcelona. Mientras el goteo vital se desvanecía por momentos, el literario avanzaba a marcha forzada para completar 2666, su última obra concebida por entregas. Revelación de una forma de ser y estar ante el mundo, a la contra y tanteando antes de lanzar su póstumo y contundente gancho de izquierda.





Pedro Luis Ibáñez Lérida. Sevilla. España. 

Poeta. Articulista, crítico y comentarista literario en diversos medios de comunicación. Miembro de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía -ACE-Andalucía- y representante de esta entidad en la provincia de  Sevilla. Pertenece a la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios -AAEC-. Vicepresidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario (AIHS). Miembro del Consejo de redacción Nueva Grecia, revista estacional de literatura y coeditor de Ediciones En Huida. Pertenece al Centro Andaluz de la Letras -CAL-. Coordinador del proyecto literario y solidario Miradas sin fronteras y del Festival Internacional Grito de Mujer en Sevilla. Coordinador, presentador y moderador de las I Jornadas de Narrativa ACE-Andalucía.

Entre sus libros de poesía se encuentran  Retazos – I Premio Plumier de Versos-, Ed. Nuño 2.005, Sevilla. Con voz propia  Ed. Nuño 2.007, Sevilla. Recibió eI I Premio del III Certamen Creadores por la paz y la libertad en la modalidad de Poesía por su obra Desde la raíz de hondura secreta. De reciente publicación El milagro y la herida Ed. Voces de Tinta 2.009, Sevilla

Forma parte de la Antología Poetas en Bicicleta, Homenaje a la Bicicleta a través de la Poesía, Ed. Nuño 2007 y Antología El Aljarafe y el vino, Ed. Aconcagua 2008, La caricia del agua, Emasesa, 2009, con Edición y Prólogo de Francisco Vélez Nieto; Poéticos maullidos. Antología Felina, Ed. Los Libros de Umsaloua 2.009., Homenaje a la Velada en honor a Juan Ramón Jiménez, celebrada en el Ateneo de Sevilla en marzo de 1912, Ateneo de Sevilla, 2.009; Para Miguel centenario del poeta Miguel Hernández, Atrapasueños Editorial 2010; Antología Chilango Andaluz, Ultramarina Cartonera 2011; Antología El vino en la poesía. Selección y prólogo de Francisco Vélez Nieto, Guadalturia Ediciones, 2011; La poesía es un arma cargada de Celaya. 



Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia: nuevo poemario de Isaac Goldemberg

$
0
0



 Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia: nuevo poemario de Isaac Goldemberg


Por Luis Benítez


Un título para recordar

Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia (edición bilingüe, castellano / inglés, traducido al inglés por Sasha Reiter, coedición de Paserios Ediciones S.A.S. de C.V. y Nueva York Poetry Press LLC, 2021, ISBN-13: 978-1-950474-55-4, 154 pp.) es el título de una nueva entrega del poeta, narrador, ensayista y difusor cultural Isaac Goldemberg (1945), que se suma así a una obra tan vasta en sus alcances como reconocida por los lectores y la crítica especializada.

La treintena de textos poéticos -de variada extensión- que ofrece esta nueva colección ratifica el acierto del autor peruano en cuanto a lograr y mantener un marcado y constante equilibrio entre forma y sentido; al mismo tiempo, la complejidad de muchos de sus conceptos alcanzan certeramente la sensibilidad del lector merced a la habilidad de Goldemberg para dar con los términos precisos y más exactos, capaces de develar sus núcleos de sentido y producir de manera inmediata el insight tan característico de la genuina obra del género. Este logro –tan buscado y no siempre alcanzado como resulta ser- lleva a sorprendernos cuando, leyendo y releyendo sus obras, comprendemos que ideas y sensaciones que nos son propias y suponíamos casi imposibles de plasmar con plenitud en el papel impreso, tenían un certero modo de hacerlo. El que encontró por las suyas Isaac Goldemberg.

La amplia caja de herramientas que emplea para acercarnos sus epifanías ofrece un variado arsenal, pero no necesita de alambicamientos formales ni de abusos metafóricos. Por el contrario, su discurso poético sabe aprovechar los senderos más directos, tomar tanto giros de lo coloquial como imágenes de su propia cosecha, sin desdeñar el medido empleo del humor, la ironía y aún el tono sarcástico cuando el sentido a expresar lo amerita. 

La poética de Goldemberg, Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia así lo confirma, posee una plasticidad y una capacidad de absorción que la tornan idónea para manejar el recurso narrativo que incorpora a sus facetas. La poética de este autor efectivamente narra, cuenta historias o segmentos de estas, mas invariablemente sin salirse de la matriz lírica que caracteriza todo su desarrollo.

En Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia hay un poeta narrante, el soñador que reperfila Goldemberg a partir de sí mismo, pero que no es un sonámbulo ni alguien que se desplaza entre las nebulosas de lo exclusivamente onírico: más bien todo lo contrario. Inmerso como se halla en las verdades del lenguaje, las emplea para delatar las presencias que se ocultan hasta en los rincones más oscuros de la realidad, recorriendo el mundo de la vigilia –“en el sueño de su vigilia”, remarca el poeta (pág. 60)- y cada uno de sus recovecos con una severa constancia, así de insobornable, que no cede ante las más engañosas apariencias y hasta puede ir más allá de lo comúnmente aceptado como cierto. El soñador de Goldemberg está más despierto que nunca y su fructífera duermevela suma hallazgos, uno tras otros, que son los poemas que integran esta colección.

El desfile de imágenes -nunca gratuitas, por cierto- nos sitúa como lectores en una versión remozada de la Divina Comedia, donde el poeta es llevado de la mano por Virgilio a recorrer el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso; en este caso es el lector quien es así conducido, pero lo que visitará no queda en ninguna otra parte que en aquel mismo mundo que él habita, al que el soñador goldembegeriano le va quitando los velos unos tras otros. Las miserias, las injusticias, las felicidades y desdichas; los temores y fracasos, las miserias, la compasión y los logros; la suerte variada y las sucesivas premoniciones, concretadas o no; en suma, buena parte de las posibilidades de la experiencia humana en el contexto inquietante de lo contemporáneo se dan cita en las páginas de Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia, con el matiz constante del profundo humanismo que anima todas y cada una de las creaciones del fecundo autor peruano. 

Sin duda una obra mayor dentro de su dilatada producción, Sueño del Insomnio / Dream of Insomnia es ya, a poco de su aparición, definitivamente un título para recordar. 


La traducción

Párrafo aparte se merece la más que cuidada traducción a la lengua inglesa realizada por el también poeta Sasha Reiter (1996), quien destaca al respecto en su comentario a la labor realizada con Sueño del Insomnio (págs. 14-15): “Encontrar el modo de traducir la música que surge desde aquellos enfrentamientos, el ritmo, la extrañeza y la claridad que se acompañan en cada concepto, ha sido tan desafiante como emocionante. Además de reinventar las metáforas literales y multifacéticas de estas piezas en inglés, mi labor incluía recrear el movimiento dentro de cada una de las imágenes de Isaac. (…) El sujeto poético evoluciona en la medida que vamos conociéndolo, y sus objetos se convierten en semillas del pensamiento. Al traducir la última línea, me encontré sorprendentemente tanto pisando tierra como atrapado en el corazón de ese espacio curvo al que Goldemberg nos permite entrar y nunca escapar del todo”. 


El autor

Isaac Goldemberg nació en 1945 en Chepén, Perú. Reside en Nueva York desde 1964. Ha publicado cuatro novelas, un libro de relatos, trece volúmenes de poesía y tres obras teatrales. Sus publicaciones más recientes son: Libro de reclamaciones (Palma de Mallorca, 2018), Philosophy and Other Fables (Nueva York, 2016), Dialoghi con me e con i miei altri/Diálogos conmigo y mis otros (Roma, 2015) y Remember the Scorpion (Los Ángeles, 2015). Asimismo es el autor de El gran libro de América judía (antología de 2240 páginas, 1998). En 1995 su novela La vida a plazos de don Jacobo Lerner fue reconocida por un comité de escritores y críticos literarios como una de las mejores novelas peruanas de todos los tiempos. En 2001 La vida a plazos de don Jacobo Lerner fue seleccionada por un jurado internacional de críticos literarios -convocado por el Yiddish Book Center de Estados Unidos- como una de las 100 obras más importantes de la literatura judía mundial de los últimos 150 años. Su obra fue traducida a varios idiomas e incluida en gran número de antologías de América Latina, Europa y los Estados Unidos. Entre otros reconocimientos, Isaac Goldemberg ha recibido el Premio Nuestro de Novela (1977), el Premio Nathaniel Judah Jacobson (1996), el Premio Estival de Teatro (2003), el Premio de Ensayo Luis Alberto Sánchez (2004), la Orden de Don Quijote (2005), el Premio Tumi a la Excelencia (2014) y el Premio de Poesía del P.E.N. Club del Perú (2015). En 2014, la Casa de la Literatura Peruana en Lima presentó “Tiempos y Raíces”, una Exhibición/Homenaje dedicada a su vida y obra.

Goldemberg ha sido incluido en la lista de los “Autores iberoamericanos más estudiados en las universidades de Estados Unidos”, compilada por el Gale Research Institute. Fue director fundador de la Feria del Libro Latinoamericano de Nueva York (1985-1995), catedrático de la New York University (1971-1986) y Profesor Distinguido de The City University of New York en Hostos Community College (1998-2019), donde fue Director fundador del Instituto de Escritores Latinoamericanos y de la revista cultural internacional Hostos Review. Es Miembro Numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y profesor honorario de la Universidad Ricardo Palma, de Lima, Perú.




“Nadie sabe dónde estuvimos” un nuevo poemario de Luis Benítez Por Viviana Rosenzwit

$
0
0

 “Nadie sabe dónde estuvimos” un nuevo poemario de Luis Benítez


Por Viviana Rosenzwit


La editorial independiente Palabrava distribuye en librerías físicas y virtuales la más reciente colección poética del poeta argentino.

 

En mayo pasado Editorial Palabrava (1) de Santa Fe, Argentina, publicó un nuevo volumen del poeta, narrador y ensayista literario Luis Benítez, titulado “Nadie sabe dónde estuvimos” (124 p.; 19 x 13 cm – Colección Rosa de los Vientos, ISBN 978-987-4156-28-0, 2021).

El poemario incluye 45 trabajos de diferente extensión y en ellos el autor emplea diversas variantes estilísticas para dar cuenta de lo que define la contracubierta como “una entrada y una salida en cada poema que nos va llevando de la mano hacia un corazón turbio que observa con pena. Quizá, la decepción y el malestar del poeta oculten un profundo dolor ante lo manifiesto del mundo, y —también— sobre lo que no está expuesto en forma precisa”.

Benítez (Buenos Aires, 1956) ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria: el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007). Sus 42 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.  Agrega el texto de referencia: “Con humor ácido a veces, con agnosticismo en otras, expone las dudas sobre lo que existe en lo recóndito del alma humana. Su socarrona ironía nos transporta a un universo en donde las preguntas abundan y las respuestas son escasas. Lo cotidiano va cayendo hacia el absurdo y lo que parece ser una luz pronto se transforma en quimera”. 

En “Nadie sabe dónde estuvimos” Luis Benítez ofrece notables diferencias estilísticas en relación a sus entregas anteriores. Encontramos una proporción mayor de lenguaje coloquial, y asimismo el poeta argentino utiliza con frecuencia el recurso de la ironía y el sarcasmo más cortante para subrayar la fuerza expresiva de los contenidos de sus versos. En su conjunto, el poemario se ocupa de la condición humana a escala de lo contemporáneo, cuando la incertidumbre, el miedo al porvenir, la ausencia de satisfacciones en la vida cotidiana, la impotencia del sujeto ante los poderes que gobiernan su existencia, la frustración constante y la falta de horizontes dejan su marca en la mayor parte de la humanidad: “hay parejitas apuradas por casarse / comprar la casa y el automóvil / pronto tener hijitos y muy pronto divorciarse / porque viene la guerra / la guerra que reza por la paz / mientras compra y vende acciones la guerra que se cree santa / y el último recurso tras las buenas intenciones”, (“Zyklon Valley”, pág. 89) remarca Benítez.

 Se trata de versos duros, pero que apuntan con esa característica a representar la intensa y riesgosa hora presente: “un automóvil abandonado es tu metáfora / un edificio apagado  acaso  terminará la especie / en estos grises soldados de la noche / fustigados por todos los delincuentes y criminales / que hoy levantan la invisible y tan presente / lanza del jefe de los clanes la tácita corona de huesos / que ciñen la espada de poder ellos también /  hombres comunes mas como los chamanes /  capaces de invocar a todos los espíritus del miedo / cada vez que sea necesario tan efectiva cita / da siempre lucrativos resultados” (“Hombres y mujeres comunes”, págs. 52-53), dirá el poeta.

 “Nadie sabe dónde estuvimos” también embiste contra la mística  y las falsas creencias:“qué alto bien es la ignorancia que tanto se disfruta / con la sola condición de no saber de él jamás nada nunca / durante años me dirigí al templo del mismo dios / de piedra sólo de piedra entonces y no de polvo / un polvo ferruginoso que cada año más y más / se lanza a andar por los caminos / a rogarle que me devolviera la oscuridad / y en su nariz sólo brillaba el crecimiento de un pino”  (“La vejez de Arjuna”, pág. 38); así como ironiza acerca de la ilusión del progreso personal (“Fruta de los charlatanes”, págs. 40-42); la melancolía (“Tal como el comienzo de una frase en el cielo”, págs. 43-44) o la ignorancia del papel que ocupamos en el universo (“Marshmallow”, págs. 45-47, y el poema titulado “3c321”, págs. 48-51), por citar apenas algunas de las ocasiones en que Benítez arremete contra las suposiciones más difundidas en nuestra cultura.

En resumen, una interesante marca rupturista en un autor latinoamericano, de la generación intermedia, que señala un hito en su dilatada producción poética conocida hasta la fecha.


Referencia:

(1) Sello editorial dirigido por la poeta y narradora argentina Patricia Severín.

Mail: editorialpalabrava@yahoo.com.ar     

WebSite: www.editorialpalabrava.com.ar

Facebook: https://www.facebook.com/palabrava

Instagram: https://www.instagram.com › editorial_palabrava


El cerdito por Juan Carlos Onetti

$
0
0

El cerdito

Juan Carlos Onetti

La señora estaba siempre vestida de negro y arrastraba sonriente el reumatismo del dormitorio a la sala. Otras habitaciones no había; pero sí una ventana que daba a un pequeño jardín parduzco. Miró el reloj que le colgaba del pecho y pensó que faltaba más de una hora para que llegaran los niños. No eran suyos. A veces dos, a veces tres que llegaban desde las casas en ruinas, más allá de la placita, atravesando el puente de madera sobre la zanja seca ahora, enfurecida de agua en los temporales de invierno.

Aunque los niños empezaran a ir a la escuela, siempre lograban escapar de sus casas o de sus aulas a la hora de pereza y calma de la siesta. Todos, los dos o tres; eran sucios, hambrientos y físicamente muy distintos. Pero la anciana siempre lograba reconocer en ellos algún rasgo del nieto perdido; a veces a Juan le correspondían los ojos o la franqueza de ojos y sonrisa; otras; ella los descubría en Emilio o Guido. Pero no trascurría ninguna tarde sin haber reproducido algún gesto, algún ademán de nieto.

Pasó sin prisa a la cocina para preparar los tres tazones de café con leche y los panques que envolvían dulce de membrillo.

Aquella tarde los chicos no hicieron sonar la campanilla de la verja sino que golpearon con los nudillos el cristal de la puerta de entrada, la anciana demoró en oírlos pero los golpes continuaron insistentes y sin aumentar su fuerza. Por fin, por que había pasado a la sala para acomodar la mesa, la anciana percibió el ruido y divisó las tres siluetas que habían trepados los escalones.

Sentados alrededor de la mesa, con los carrillos hinchados por la dulzura de la golosina, los niños repitieron las habituales tonterías, se acusaron entre ellos de fracasos y traiciones. La anciana no los comprendía pero los miraba comer con una sonrisa inmóvil; para aquella tarde, después de observar mucho para no equivocarse, decidió que Emilio le estaba recordando el nieto mucho más que los otros dos. Sobre todo con el movimientos de las manos.

Mientras lavaba la loza en la cocina oyó el coro de risas, las apagadas voces del secreteo y luego el silencio. Alguno caminó furtivo y ella no pudo oír el ruido sordo del hierro en la cabeza. Ya no oyó nada más, bamboleó el cuerpo y luego quedó quieta en el suelo de su cocina.

Revolvieron en todos los muebles del dormitorio, buscaron debajo del colchón. Se repartieron billetes y monedas y Juan le propuso a Emilio:

-Dale otro golpe. Por si las dudas.

Caminaron despacio bajo el sol y al llegar al tablón de la zanja cada uno regresó separado, al barrio miserable. Cada uno a su choza y Guido, cuando estuvo en la suya, vacía como siempre en la tarde, levantó ropas, chatarra y desperdicios del cajón que tenía junto al catre y extrajo la alcancía blanca y manchada para guardar su dinero; una alcancía de yeso en forma de cerdito con una ranura en el lomo.



Una mística de la ausencia [poesía de Aldo Vicencio]

$
0
0



 Una mística de la ausencia

 

 

estar sobre las marcas de una tórtola

es la cresta de una emoción desconocida que viene,

                                                             y silente rota

 

es lanza profunda,

                remisión de una corona de espigas

 

no la puedo identificar

es tan solo el hilo que se dispara sobre el tránsito de la luz

                       

                 cuna de oro en la órbita de un grano de sal

en la hogaza de tierra   l a   í g n e a   c ú r c u m a  

cestos de agua hirviendo, fachadas de animales agazapados

 

en la mano de un hombre simple, la navaja, reflejo del cielo

   

         una cuña que abre muslos tiernos y silba entre libaciones de palabras

no es la barda que atravesé, sino el punto en el que me sostengo, y el aire que viene

                                                                                                   aún pregunto por mi  

 

niño otra vez  | caer de frente sobre las hojas, alambique de sangre

                            no hay nada más que tomar que el instinto propio

 

ayúdame a despertar entre los punzantes corazones de los leones

 

estolas abriéndose en el llano    /    el calor contenido

      alzando el índice sobre el tronco - arropado de suave suelo

unir sin desatar, aro de nieve, deslizar la ropa  la cuestión del sujeto inteligible

 

[“Yo soy el que soy”]

el que supone ser, éste yo

                              gorgoreo invisible que germina en un cuerpo que se sabe posible

 

mi registro (tu recreación) circunda cada pronombre

 

hay quienes dicen saber dónde inicia la mística

cuando no celebran los procesos de los ritos,

                                            sino la descreación en sí

 

mácula desorbitada que entiende la impresencia,

la memoria que tienen de mi

                                                   c a d a    h e b r a   y   c a d a   r a y o

 

fijo en un lomo de tigres muertos

               colmillos azules

ríspido anidamiento | contar lajas de agua  | pirul, padezco sobre sus brazos

 

podríamos representar los aleteos de cada sombra

                              

                                        el aljibe que entona el estancamiento de la claridad

                          / un refugio más que se desprende de una iluminación horizontal

 

arrinconar lo que estuvo vivo, una y otra vez, entre timbales sin eco  

 

mármol larvado

fases, ases incurios

 

                                              p r ó d i g o   d i o s   s u p l a n t a d o

merma de una estela de lunas

 

camposanto, los recovecos que anidan en una presencia inmóvil

 

varado en la quietud, el ánimo alterado,

¿qué pensar, o dónde refugiarse, en ésta apariencia de lo que no transita?

                                                  el tiempo que no es

                                                  ayer y hoy, hace días, hace meses:

                                                  parecen siempre las cuatro de la mañana

 

la espiral que desciende de los árboles y montañas al amanecer

 

acurruco la conciencia sobre todos los cuchillos que veo

                                                                                      al abrir mi propia palabra,

                                                                                                   mi propio cuerpo

 

el cedro y los cipreses en mis costillas,

hatos de espinas cordiales que anudan su raíz en mi respiración apagada

 

estancia y mar, sin la autoadoración

                        [el agua es un jardín de almas]

 

ramal discordante  

 

las cosas me miraron a mí

y es difícil saber si voy o vengo,

 

sombrío fruto que florece de la alteridad

 

impelir las soledades de un desposeído

es no tener altura ni extensión,

sino una liquidación que abisma adentro sin pausa

 

desasido / anotado / el aire bajo /

anclado en un ramillete de estelas

 

                                                      [  e l   c a r d u m e n   d e s b o c a d o ]

 

nodos en un adoratorio de lenguas espesas

 

sentada, en un segundo piso, la llama azul que incinera

                sombra luminosa, mal ardor, la madrugada de un sol negro en la sala

 

el que se queda, éste yo tan solitario, no es otra cosa que un brote sin raíces

el incendio de mi vientre se esparce

                                                                   me he abandonado

apenas pude esperar a dejarme, a soltarme de mi

 

Estigia | cuatro ventanas | el mazo sobre las presencias

 

                      qué es mi propio cuerpo sino flores en un río perpetuo

 




Aldo Vicencio

Ilustración:  1,095 días de mentiras - Paulina Vega

Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991). Poeta y ensayista, estudió la Licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fundador del colectivo Naufragio y editor de la revista Small Blue Library. Es autor de Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible (Casa Editorial Abismos, 2017), el videolibro Anatolle. Danza fractal (El Ojo Ediciones, 2018) y Púlsar (Ediciones Camelot América, 2019).

Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias iberoamericanas como Punto en Línea de la UNAM y Tierra Adentro (México); Digo.Palabra.txt (Venezuela), Revista Antagónica (Costa Rica); Enfermaria 6 (Portugal), La Ubre Amarga (Bolivia); Buenos Aires Poetry (Argentina), Santa Rabia Magazine (Perú); Una verdad sin alfabeto (El Salvador), Oculta Lit y penúltiMa (España), entre otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones, 2016) y Nido de Poesía (LibrObjeto Editorial, 2018).

 


Hasta el final de este tren por Sebastián Trujillo

$
0
0

 


Hasta el final de este tren

La chica daba el discurso en una esquina. De espaldas a varios tipos iguales que se deslizaban en tablas de skate, fumaban y caían como mierdas fascinadas por su propia peste.

Bebía cerveza de una lata aplastada. Se rascaba el culo y danzaba una especie de estriptis burdo en el que exhibía sus tetas tatuadas con escorpiones y calaveras. Como si fuera lo último que le quedara en el cuerpo.

De manera que tuve la impresión de que se parecía solo a ella misma. Era aterrador, melancólicamente real, bello. Hablaba de su nuevo trabajo y cómo durante los días de capacitación le explicaban las formas en que iba perder el empleo que acababa de conseguir.

A nadie le importaba su numerito. Se cagaba de risa mientras yo observaba su piel transparente teñirse de escarlata. Similar a una laguna de sangre en el rostro.

La lluvia había mojado aquella esquina. Sus botas se hundían en un espejo de agua. Un ave plateada posó su existencia en las hojas de un árbol. Picoteó sus alas y, entonces, un puñado de burbujas explotaron en el aire.

El ave cagó. Al instante despareció entre las nubes. En el suelo quedaron plumas rotas. Era un atardecer corto, gris. Los faroles de la calle se encendieron y la lluvia, ahora sepia, empapó nuevamente el lugar.

Dos chicos, tendidos encima de los grafitis de la piscina de patinaje, se incorporaron y empezaron a reventarse las caras a puñetazos. Alguien arrojó una botella, un tomate para estimular la furia. O ayudarlos a exterminar el miedo. Se cortaron. Después pararon y compartieron un porro.

Sonaba reggaetón. Pero me hubiera gustado que la música fuera Tonight, de Iggy Pop. La chica se hizo llamar Cristal. Tenía piernas raspadas. Se arrodilló en el charco. El cielo rugía a causa de los relámpagos y el agua la bañaba de un modo fantástico.

Yo la observaba desde la pared donde eché una meada. Había jurado que jamás me volvería enamorar. Y así fue. Gritó que si perdía el trabajo intentaría vender en internet videos cogiéndose a sí misma.

Desesperada. Estaba desesperada porque ya no había amor, ni vida, dinero o sueños en los que valiera la pena depositar esperanzas. Ebrio, me le acerqué y le mentí. Le dije que todo iba a estar bien. Arrojé tres monedas en sus articulaciones flexionadas en la lluvia. Me insultó. Quise escupirla.

Compré cerveza. Cogí el metro y me largué sin rumbo. A mirar la ciudad a través de las ventanillas salpicadas del diluvio. Horas terriblemente solitarias. En el vagón los altavoces anunciaban la próxima estación. Construí fantasías para no aburrirme. Para no pasarla tan mal. Apoyé el cráneo en el vidrio y recordé la sonrisa de Cristal. Deseé que alguien la amara hasta el final de este tren. Pero la libertad tiene el aspecto del vacío, la nada. Estábamos liquidados.



Sebastián Trujillo. Periodista colombiano con énfasis en prensa. Egresado de la Universidad Sergio Arboleda. Trabajó en Seguimiento, periódico virtual de la ciudad de Santa Marta, Colombia. Radicado en Berlín, Alemania.


Viewing all 336 articles
Browse latest View live