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Río Limarí [Por Raúl Kastillo Dubó]

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Río Limarí 


“Cada paso del dolor 

  es un camino

  sin salida en el tiempo”

         Adrián Campillay


Los mocosos bajamos 

en piños

de la población al río

un desierto donde

el sol dispone latigazos

sobre los hombros negros

que brillan en el sendero


sonreímos  burlones

atravesamos peladeros y basurales

en la agilada 


morochos 

al frescor de los chapuzones                        



I


En Ovalle hay un río

bajo las piedras  bajo el lamento hay un río


ahí sobre el ripio

un lagartijo toma el sol todas las tardes

deja su huella sobre la arena 

corre despavorido 

por la presencia de perros liebreros 



                                                                                                                   Sobre las trincheras de pircas vive un hombre

aplomado en arrugas 

toda la humanidad se derrumba en cada gesto de su rostro

a punta de pala y picota ha visto pasar todos sus días en el harnero

“he visto pasar la muerte follándose a la vida hijo mío

he visto los pájaros devorar un gato o un anciano con el mismo placer

he visto mis manos crecer 

las bacterias del tiempo

he visto barcos navegar el río ausente

como una película o un libro de fantasías

he visto las polillas acabar con todo vestigio mientras

el sol calcina toda posibilidad de supervivencia”


Bajo esa biblioteca de piedras donde duermen las palabras

en la ribera del río Limarí 

hay gatos hambrientos 

perros

humanos

gaviotas

que hambrientos deambulan como sombras

descomposición que flota sobre las aguas mustias 

hay gatos muertos perros muertos

humanos muertos gaviotas muertas


El hedor en las piedras 

evoca el pasado 

mientras los niños juegan a los chapuzones 

como gatos perros gaviotas sombras


Hay zapatos neumáticos alambres con púas 

donde cuelgan gatos perros humanos gaviotas

ahí abajo, donde nadie ríe, salvo los niños

los viejos muelen piedras y mueven arena para construir ciudades

el sol dibuja las arrugas en todo su cuerpo marginado



En la ribera del río Limarí

un paisaje de mierda ve crecer los pimientos

mientras la corriente lleva la basura hacia el mar


En las terrazas fluviales  los desaparecidos

como un barquito de papel

se aferran a los musgos pirigües

se aferran a la vida bajo el barro podrido


y en la húmeda mañana los zancudos  

encienden la memoria

el camino que cruzamos hacia todos los ríos 

es un desierto para llegar a ninguna parte.


Hay gatos perros humanos gaviotas hambrientas

entre sombras crece la mala hierba y se reproduce

como desigualdad en la urbe

todo el amor de los pájaros y su cántico astral

se disgrega con el viento de la tarde

los amores secos se clavan sobre la crisis


sobre los peñascos juegan niños a tirar piedras

que saltan como patitos sobre la corriente


los mendigos cuentan monedas

y beben alcohol y beben alcohol

y hacen el amor entre todos 

hombres y mujeres enfermos de soledad

abrazados al vaivén de la muerte

esperan un semáforo rojo para limpiar el parabrisas del sol


El canto de los queltehues anuncia la lluvia del verano

entre codornices y liebres asesinadas 

hay gatos perros humanos gaviotas hambrientas

cuelgan con la niebla entre los alambres de púas


y los domingos no alcanzamos con el poeta Rubina

a sacar de paseo nuestra oreja con una pita

porque no hemos encontrado el sentido del horizonte en el paisaje

y hay gatos que maúllan como vientos tristes 

y perros que mullen la tierra buscando el secreto del tiempo 

y humanos que enmudecen mientras las gaviotas 

clavan sus puñales salados 

sobre los diminutos pejerreyes del río Limarí

entre los canutillos y berros y mentas hay sombras gatos perros humanos gaviotas que cuelgan en alambres.


                        II


Mientras se mecen las colas de zorro                                                                               

sobre las piedras redondas avanza la vaguada 

esa vieja fría y triste que recorre el río cada mañana 

lava la carita de totoras y ñipes ortigas y berros 

yerba buena  monte amargo  y dientes de león 

la fauna pal bajo a beber del canto de sus pozas

a escondidas como amantes que buscan el nido 

pájaros carpinteros al cobijo de un casa de adobes en ruinas


En los  cerros que vigilan el cauce 

las primeras lluvias del invierno 

brotan los chaguares y la salvia 


Sauces chilenos, algarrobos, aromos, 

boldos, maqui, cachiyuyo, llareta, 

matico, peralillo, yerba de la plata, 

hinojo, romero, canutillo, 

el pimiento sagrado,  al que los antiguos llamaban Molle,


Habitaron el río dibujando en las piedras 

amasando greda para desaparecer

bajo un churqui que arde cuando cae el sol detrás de los cerros 

moliendo semillas para volar a las estrellas

tacitas de azúcar para hacer golosinas

el río cambia de color y vuelan los peces

sobre el manantial.


Los habitantes de río

quedaron pegados a las piedras

como un grafiti

dibujado por el sol 


Los objetos sepultados junto a sus cuerpos

El habla  

bajo la tierra 

el silencio de las rocas

el murmullo del viento

la niebla 



sobre el paisaje del valle 

el río entona bellas canciones

y sostiene la memoria de la tierra

en su relato.


Lirios, mariposas de campo, flor del gallo, centella, 

flor de la araña, oreja de zorro, chamiza, 

flor del bigote, pata de guanaco, capachito canoso, 

campanilla de playa, flor del minero, la chinita, 

orquídeas, la huasita, azucena, 

flor de la viuda o pajarito de campo, 

clavo de olor, violetilla de los pantanos, 

flor del lechero, palo de yegua, tabaco del diablo

amores secos.



Raúl Kastillo Dubó (Chile) , nace en  la ciudad de Ovalle en julio de 1973, su obra ha sido publicada en revistas, antologías y lugares a fines en varios países de latinoamerica y Europa. Precursor de la editorial y revista del mismo nombre El Mundo al Instinto. 

Entre sus textos más destacados están los poemarios:

Los deshechos (1999), El niño Dios de Sotaquí I y II (2006 y 2014). El año 2019 es ganador con nota máxima de la beca de creacion del Consejo Nacional del libro y la lectura por su trabajo "Crónicas del Río Limarí", donde se compara su obra con el legado mistraliano de la poesía viva de la IV región de Chile.  Sus trabajos poéticos han sido traducidos al lenguaje del cómic, el teatro y el cortometraje. Actualmente trabaja en una autobiografía docu ficción que relata el paso de un "flaite" ilistrado, entre la dictadura y "democracia" 





Poemas de Fernando Huaroto

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aeropuertos

 

trasnochado     

           entre la ceniza de las horas

la luz admiraba

cada gesto inútil

         que intentábamos amar

y correspondidos a la noche

         tu voz iba alzándose

bajo el cielo dividido de tus ojos

        dices que has trabajado todo el día

que estás cansada

pero no puedes dormir
nunca puedes dormir
te desesperas
me dices que estás llorando
que recuerdas a tu madre en Queens
quieres ir y no regresar, profieres

hago como si no te hubiera escuchado
no te das cuenta
hagamos un trato, me dices
olvidemos todo
no te entiendo
todo lo pasado, concluyes
hice demasiadas estupideces
te escucho
y escucho
young folk
radio y estaciones
sobre tus caídas
biología cicatrizada
que es la sombra de tu sonrisa
que miente de forma precisa.

 

 

 

Zona de Embarque

 

“Y es que la guerra terminó
y ya no nos seduce el sacrificio del amor
porque al fin de cuentas el dolor era el motor
de un camión veloz que se estrelló contra nosotros dos.

La vida nos perdona amor
y ya nos perdonó.”

Illya Kuryaki & The Valderramas

 

el demonio no es malo, y el ángel no es bueno.

 

UNO

 

eres como un pez en mi imaginación
tienes la suerte de las aguas
como un caudal hechizado
de pura suerte malintencionada
eres como un pez austral
llegando desde la aurora boreal
del rincón más oscuro
de la sombra del universo

 

DOS

 

hay cambios

que la vida nos delata

insignificantemente
este es uno de ellos

cuando te marchaste y no estableciste
los quehaceres que debía cumplir
me dejaste algo improvisto

no lo niego
tu nombre colgaba de mi lengua

como una vocal lastimada

y  en mi epidermis
la carne entristecía dulcemente

así mi corazón fue apretando su ansiedad
torcida e inmadura
mientras desvestías tu distancia
con tu ropa fértil

 

¿Recuerdas cuando las mañanas
se nos revolcaban como hierbas santas
que tu abuelo sindicaba no olvidar?

 

así de inocente

nuestro amor fue perturbándose
hasta planificar su propia muerte
           un destino incierto
que nos hacía encoger los hombros
donde los reproches fueron tragos tan
amargos que no quisimos
volver a la última resaca

 

TRES

 

solo podría decirte
que en esta noche
tu boca ahoga
su lengua en algún vaso
que mis pensamientos

aún intactos

están ahí
que la noche

no se acaba

con tu mano agitada
despidiéndome
desprendiéndome
de mi sombra

y de mis voluntades

 

solo podría decirte
que me han dicho
que lloras en ácidos
tu soledad
que podrías venir
pero me rompes
dentro
que construyes
con desprecio
la noche
conjugando
la distancia
sobre nuestros cráneos

 

CUATRO

 

absueltos de la lluvia
y la enfermedad del amor
los enfermeros aman
la retama acongojada
de tus labios
esa herida tosca
donde uno
siempre regresa

 

cinco

 

entre la vida remunerada
existe una distancia
hacia la muerte
y el sol cayendo como mareado
escondido bajo el manto
de la espuma
inmensa del olvido.

 

 

              

N u e v a   y o r k

 

NY lleva prendida en sus ojos

una libertad tan imaginaria

como un balbuceo intacto

bakuniano.


NY, lleva en los ojos

una mentira que ensaliva

su lengua dibujando
una tristeza

que intimida

hasta a su propia sombra.

 

NY, lleva el corazón tan inflamado
que los hombres

le cantan canciones

parecidas al amanecer.

 

NY, va como un candelabro

totalmente iluminando

incendiando

algo que no se escucha.

 

NY, lo acaricia en medio

de la tierra

como un ser lunático,

nocturno y atractivo.

 

 

 

3 5 m i l p i e s

S o b r e e l n i v e l d e l m a r

la noche    

inflamándose

en su luz de pólvora

y mi infierno girando

por salir de tu jaula

donde luego facundo me danzo

como un río entrando

hacia los túneles negros de tus ojos

¿tus flores musicales?

accidentales tubular

van frotando tu cuerpo

de una manera tan propia

                           y propicia

componiendo tu vestido

de cabellos religiosos

 

ahora que tus calles suenan más

distantes y ejemplares

esculpiendo

su piedra infinita

coloreando

tu ciudad que

va creciendo

originada

en tus pasos

donde rebalsan

crónicos tus ojos.

 

Fernando Huaroto, estudió Literatura en la UNMSM. Finalista en el I concurso de poesía experimental Jean Brossa (Cuba). Primer puesto en el concurso internacional de poesía erótica Isabel Vigo con Canciones para June. Ha publicado las plaquetas Devociones, Gabaratos, Anotaciones, Correspondencias y Nueva York. Fundador y director Circo Editorial. Ha publicado textos en revistas nacionales e internacionales.




Poemas de Alfredo Palacio

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 FROTAR LA PIEL DE LAS PALABRAS

creer siempre

en la espalda de la noche.

En la magia

de nombrar de otra manera.


                                                                                                       Inédito



EN LA FRIA ESPESURA DEL SILENCIO

el humo y la sospecha

son la escasa vestimenta.

El desafío del péndulo

es un código inusual

sin más intérprete

que el ingenuo buscador de palabras.


                                                                                          de Filamentos, 2007



CUANDO LA PULPA ABANDONE LOS RACIMOS

y el poeta anuncie su partida

el rocío

no será el huésped de la noche.

Entonces

sólo mariposas negras

sobre el mar reseco y sin sentido.


                                                                                              de Filamentos, 2007


EL AIRE DE HOY

apenas si puede

es

una rosa entre las cejas.

Y el cansancio inventa nombres

para anunciar la despedida

que aún desnuda

ayuda a respirar.


                                                                                                      Inédito




Alfredo Palacio, Argentina, 1949. Publicó en posía “Filamentos”, Ediciones del Dock, 2007, poesía (Faja de Honor 2009 S.A.D.E.Tafí Viejo – Tucumán, Argentina, Primer Premio a mejor libro editado entre 2005-2010, otorgado en Santa Rosa, La Pampa, Argentina, 2010) “BluesEros”, poesía (1º Premio en 1º Concurso Internacional de Poesía 2013 Premio Marosa Di Giorgio (Salto, Uruguay), Mención Honorífica Premio Municipal de Poesía Inédita Ciudad de Buenos Aires, bienio 2010-2011)Libros inéditos: “Segundos Afuera” (2009), “Visiones Cotidianas” (2016).Fue incluido en antologías poéticas de su país y del exterior y textos suyos han sido traducidos y publicados en portugués, catalán y francés. Colaboró en revistas de soporte papel, y en sitios, blogs y revistas electrónicas de América y Europa. En 2007 co-dirigió con Alicia Grinbank, Alberto Boco y Rolando Revagliatti el Café Literario “Mirá Lo Que Quedó”. Participó en diversos festivales de poesía en el país en las ciudades de Junín, Rosario, Tucumán y Campana de la República Argentina y de ciclos de lectura. Ha presentado diversos libros de poetas locales y escrito reseñas para otros. Ha obtenido varios primeros premios y numerosas menciones en certámenes nacionales y de Uruguay, México y España. Es columnista habitual con artículos de jazz en la Revista Nagari (Miami, EE.UU) donde también han sido publicados sus poemas.


Foto de Steve Johnson


Poemas de César Cantoni

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MI PERRO ME HABLA



Mi perro me habla y yo lo escucho.

Es ordinario y callejero,

como los perros de Diógenes.

De ahí, tal vez, proceda su sabiduría.

No fue a la escuela,

no tuvo guías que lo guiaran

ni consejeros que lo aconsejaran.

Ergo, puede pensar libremente

(éste es su mérito más grande)

y, además, con alegría 

(algo poco habitual en el que piensa).

En su filosofía, no cabe el platonismo;

tampoco hay margen para ídolos

ni mitos traídos de los pelos.

Como no recibió bendiciones,

nadie lo tiene en cuenta en el debate:

“No es más que un perro indigno”, aseguran,

y le arrojan un hueso con desprecio.

Sí, mi perro me habla y yo lo escucho.

A veces, yo también le hablo a mi perro,

pero, ¿qué puedo explicarle?

Él ve claramente el horizonte

donde mis ojos sólo ven la bruma

del discurrir civilizado.


(De “Un arte invisible”, 2016)



LOS CAMINOS DE LA VIDA



Buda transitó el Noble Camino,

Lao-Tsé eligió seguir el Sendero,

Cristo tomó la ruta del Calvario,

yo, menos proclive a dogmas y vía crucis,

ando y desando una calle periférica

cuya única verdad son los grafitis.   



(De “Un arte invisible”, 2016)



DICEN QUE EL AMOR ALARGA LA VIDA



Dicen que el amor alarga la vida. Y, por lo visto, 

también ayuda a escribir bien: Onetti

tuvo cuatro esposas –sin contar infidelidades–

y vivió voluptuosamente 84 años.


Otro que supo amar con creces (aunque pasó 

sus mejores años en la cárcel) 

fue el poeta turco Nazim Hikmet: 

“Llegué a estar loco de celos por mujeres que amé”, 


confesó en un poema autobiográfico.

Y agregó sin rubor: “Engañé a mis mujeres,

pero nunca hablé mal a espaldas de un amigo”. 

Sí, al menos sus amistades gozaron de lealtad.


Neruda tampoco se quedó en aprontes. En su caso,

habría que hablar de María Antonieta, 

de Delia, de Matilde –sus esposas legítimas–, 

entre otras historias no tan claras.


Y están los que penaron en soledad,

pero tuvieron su Ophelia –como Pessoa–

o su Felisa –como Kafka–, amores contrariados

que se apropiaron de su corazón.


Esto confirmaría que detrás de un gran hombre 

siempre hay una mujer –o dos... o quizá tres... 

o acaso un centenar– y que, además, para escribir El Quijote 

es necesario estar enamorado.



(De “Un arte invisible”, 2016)




LLUEVE EN CACHEMIRA



“Llueve en Cachemira”,

dice el reporte de la televisión,

mientras despliega escenas

de pueblos inundados.


Hace tres días que llueve

y no hay indicios de que la lluvia

vaya a amainar o a detenerse

de manera inmediata.


Pero aunque no fuera cierto

y nunca hubiera llovido en Cachemira

en todos los días de su larga historia,

igual seguiría lloviendo en este poema.


Así de real es la poesía.



(De “Un arte invisible”, 2016)



César Cantoni nació en La Plata el 23 de febrero de 1951. Publicó once libros de poesía: Confluencias (1978), Los días habitados (1982),  Linaje humano (1984), La experiencia concreta (1990), Continuidad de la noche (1993), Cuaderno de fin de siglo (1996), Triunfo de lo real (2001), La salud de los condenados (2004), Diario de paso (2008), El fin ya tuvo lugar (2012) y Un arte invisible (2016). Su obra publicada incluye, además, el libro de aforismos Pensar no cuesta nada (2020) y dos cuadernillos: Intemperie y otros poemas (2006) y Latencia: poesía y dictadura (crónica literaria, 2013). Figura en numerosas antologías poéticas argentinas e hispanoamericanas. Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, catalán, griego, ruso y albanés. Administra el blog de poesía platense Los poetas no van al cielo (www.lospoetasnovanalcielo.blogspot.com.ar). Reside en su ciudad natal.




Poemas de Cristhian Gonzales Rosillo

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Ciervos de oro… 

brillando sin protegerme 



Sagrado dolor de los santos

liviana armadura de ángel

Mi pasión eterna abraza la tierra 

Como si se tratara de un Sol trasquilado

 ¡Midas! transformado en asesino 

resplandeces en esta noche tan oscura.




CLARIVIDENCIA


1)Conjuro que se desprende del Caos, estrella solitaria que dormita en profundo lago… La terrible sensación de show televisivo, lunática presión que nos agrieta la cara. La incomprensión hallada en la voluptuosidad de este verbo es un extraño placer, tantos rostros de aparecidos… Mis ideas tan presentes, tan locuaces, tan sin noción de ser una totalidad de la fe. Es el estado del Caos el estado del vacío, es el estado del Caos, el estado de creación permanente.  

2)Fanática farsa, reliquia de la ciencia. Los mismos amaneceres de los que uno hierve. El público que deja de ser público, deshuesada puesta en escena. El dolor es siempre el mismo, son los actores… que embrutecen. 

3)La pintura que chorrea su tinta desde los ojos de un minusválido, aplastan un enorme sol de barro. Gigantesca se avecina la quietud de la tormenta ¡Surge esculpido desde mis entrañas! el temor de no saber a dónde es que se va y de que se huye. 



4)Millones de ojos ¡ahí! para recordarme que profané tus secretos. Ilusión que materializa tus gestos ¿Por qué el hombre le da tanta importancia al hombre? ¿Somos un sinfín de ideas vagas? El emerger de un arte atosigado de vísceras, se jura impío. La falsa brillantez que surge del delirio: fantasía caduca de un incongruente ser. Ha de quedarse el hombre sin rostro y sin expresión.

  






Sentado en una barca 

que mira la ilusión de las estrellas

La NADA que se esconde 

tras este hechizo llamado cielo  


Dejaré que un mal poema me represente

Que un mantra tántrico identifique plenamente la belleza entrelazada de los cuerpos

Existo como una piedra sepultada en el lodo

como el fuego acogido en los brazos de una semilla

a veces dejo pasar la vida

amurallado de ideas

como una vieja expresión de fuegos cruzados

Así sienta que los demonios usan las lenguas del hombre para negarme

la herida en mi lomo ruge encendida   

llora el guardián del dolor tras la puerta

libera sus almas una nación que levita

los rostros que esgrimen su piedad  en la cosecha 

flotan al interior de una burbuja 

sus parpados intocables encuentran la felicidad de los esclavos  

intento atrapar el graznido de los buitres

mi picadura de leve satanás  enfurece los cielos

la tristeza sumergida de una ballena jorobada 

no deja de ocultarse

me libro de las tantas voces que escuche de un secuestrado

Dejo pasar la luz

Dejo pasar la mentira 

 

Los animales salen de sus cuerpos

                          para engarzarse a una enorme máquina de silencio y de locura

Muero en esta tierra,

observando como las almas se dejan tomar por esa mano 

que cuando abre la boca en su palma 

los sentencia o los vomita. 




Similitud de versos vientres y heridas

                                       cadena de oro creada para la unión

 de dos lunáticos artistas.



  La imaginación que abruma a esta hormiga solitaria

                  el hombre erigido estatua

      ¡Una torre de marfil se avecina con su rostro asesino!

         Plebeyo enamorado de errantes mordeduras,

                                         sinfonía que mese las almas 

        Inauguro el sortilegio con la quemadura de mis manos

                     Mi pestaña se siente con un sabor

                                                                   como de barro

Las luciérnagas embisten con su brillo infernal a las aves

Los topos entristecen la tierra de llantos

                   Un sinfín de cajitas grises

                 laceran de amor las tinieblas.

         


PAÍS EXTRAÑO


Mi patria es mi hembra 


La madre de las piedras dejó su belleza en el calor de las almas. El secreto atragantado de sus perlas, hermoso es el hedor de parir… La deformación de mi cuerpo analiza los enormes rostros de sus manos. No hay dolor que pueda conciliar el sueño. La sangre que brota alacranada de serpientes, quita el abrigo de joyas y larvas. No existe la conquista que quite la luz a este hermoso esqueleto de tierra. Ni la cuna del animal que nace desde la ceguera. Ni la risa enorme que surge desde la mirada codiciosa del bastardo. Ni los perros aullando a la luna pútrida. Ni las líneas de consanguinidad. Ni las musas que dan de comer fuego al espanto. Ni los muertos de la carretera. Ni los halcones locos volando de rodillas. Ni las aventuras de los caballeros desarmados de huesos. Ni los soles y sus tinieblas. Ni los asteroides que gimen. Ni la lucha de los salvajes. Ni la razón ¡Los orates me enferman! Los viejos patrocinadores de espinas son clavos de su propia cruz. Las únicas dos razones para luchar fueron destruidas por la maldita individualización de la mente.  Ni los bares y la plaga de jueces. Ni los periodistas y los avestruces. Ni los sapitos que masturbándose intentan volar los años. Ni los colmillos-cuernos que no encuentran su cuello. Ni los soldados que sueñan la piedad del futuro. Ni los pétalos delatores. Ni el estigma. Ni el diluvio de vida en la historia. 





Cristhian Gonzales Rosillo es un poeta nacido en la provincia constitucional del Callao (1991) actualmente estudia literatura en la UNMSM, sus publicaciones se encuentran difundidas en la red,  algunas revistas y fanzines como Poesía Sub25, Suburbio y Cultura Zine, la revista de artes, ciencias y filosofa Generación del siglo XXI y los primeros números de las publicaciones de Circo editorial.  Ha participado en distintos certámenes de poesía y recitales en el centro de Lima, entre sus obras publicadas virtualmente se encuentran los poemarios GERMEN y DSD L XILIO. 




Poemas de Alberto Boco

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Tardecitas

  

 

te digo que hay cosas que la mirada no sabe

las devela te digo como si las llamara de reojo

por un sendero del parque lo descubro

picotea el pasto el pájaro carpintero y también ahí

en otra parte deshecha contra la pala excavadora

un revoltijo de pluma gris y rojo la paloma

dirían algunos que los dioses la han dejado

sombra sin memoria en el orco dirían pero

yo que trabajé con celo la carne para no caer

en la clausura de allá y elegí lo abierto de aquí

esta cerrazón cerca de las cosas como para volar bajo

apenas veo la piel de la belleza en este reflujo de todo

como cuando tus ojos en vos capturan el matiz

el cuerpo fugaz en los trazos y de golpe pareciera

que toda la pena del mundo le caben

como cuando ves pequeñas tragedias y no se te nota

entonces yo que soy un confidente que no sabe traicionar

te miro hecho un animalito furtivo para llegar en vano

al tacto de lo que ya ni te pertenece de tan tuyo

no llegar nunca -esto es lo digno-

a lo inapresable de vos y lo desconocido de mi.

 

 

 Del libro “Estación de Nosotros” – Editorial Buenos Aires Poetry – Buenos Aires – 2014.  







Los perros cueteros


“Mientras buscaba la estrella vespertina en una fría ventana

y silbaba cuando Arturo derramaba su luz,

oí reñir a los lobos, y dije: Entonces esto

es el hombre”

Allen Tate



festejos tradicionales y ellos aparecen

un despertar cuando medra la noche y las explosiones

 /comienzan

andar solos por ahí hasta el ritual de lo que se pudre 

y disimular en el ruido y el olor de la pólvora barata

efectos de la temporada…


sucios de arenas el gesto distraído 

pelo encrespado como en un enojo

se van amontonando en el andar cansino hasta que lo avivan

donde se junta la presa casi nadie mira 

tal vez algún chico que adivina y alguna mirada 

otra porque intuye

gesto veloz de repente contra el estampido

fuego en la boca y otra vez hacia allá

lejos


qué canta en el fuego y el humo en el chasquido 

como rama reseca que se quiebra cada vez

qué canta en la sangre y en la carrera de súbito despierta

y vos que los mirás como se mira el amor

esa química orgánica con ropa de ternura

mirar que no se nubla en el farolero simular de la época

quién sabe qué piensa –decís

detenido ahora en el alto de la mañana

como sombra contra el moverse del mar

ahí las nubes coloreando como si vos y yo no supiéramos 

que nada de todo eso es intención mientras ellos están ahí

con esa cosa que raspa como espera debajo de la sangre

cada estallido que apure la caída

del que no mira duerme y se divierte mientras

ellos con la traza del viejo mapa y el ojo que parece apagado 

pero detrás de la mirada esa sombra 

que apenas campea sabe y espera

desde lejos y a su modo

sabe y espera

siempre

desde bien allá


Para Pugnax (1)








(1)Nombre de un perro que integra la tripulación de un dirigible en la novela Contraluz, de Thomas Pynchon

Este poema forma parte del libro “Perros cueteros y otros abandonos – Escrito en 2011; permanece inédito.








Pylon (1)





imaginar los postes y el plano vacío el giro
la figura que repite y se repite hasta la duda
perro en suspenso del que busca
sabe y descubre que no son los postes
más que la pobre ilusión del punto fijo
no hay más que órbita y vacío
mirada y pulso sueltos en la última curva 
y dejar el dibujo
con breve bamboleo de las alas
volar al abierto en propia luz y sombra 
propios el vacío y el plano
los recuerdos
y el olvido …eso sí…
el olvido





para Ida






(1): Pylon es el título de una novela de William Faulkner, de 1935. Narra una historia de pilotos que corren carreras de aviones.  También se  denomina “pylon” a las torres de señalamiento que indican el circuito que los pilotos de esas carreras deben recorrer. También se denomina “giro en pylon” a una maniobra típica de giro de una aeronave en torno a un punto fijo, denominación originada en este tipo de giro realizado por los aviones en estas competencias.


Pylon pertenece al libro “Del instante congelado”, escrito  entre los años 2016-2017; permanece  inédito.







Enigmática gracia  de las cosas
A Leonardo  Da Vinci




“Dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.” 
(Mientras hablamos, envidioso el tiempo habrá huido: aprovecha el día, confía lo menos posible en el mañana) [1]
Odas
Horacio


“Las sombras recubren los cuerpos” [2]
Leonardo di Ser Piero da Vinci (Leonardo da Vinci) 


“El tiempo es el rastro del movimiento” [3]
Carlo Rovelli





… trazaba con la misma gracia 
el estudio sobre el vuelo de los pájaros
las venas del Arno y los vasos sanguíneos 
del brazo izquierdo
catedrales y mausoleos igual y su sola
salvedad acaso una cuestión de escala
mente y consciencia dejaron de ser cosas [4]
(¿lo habrá pensado? … sentido?)
con su halo de fijeza y su sueño
el titubeo de la palabra tiene sus idas y vueltas
el devaneo del poeta rara vez confirma
en su escena solitaria (tal vez con gracia
no siempre sin dolor) aquella contundencia
algo sobre los brillos del adoquín retiene
los misterios de un crujido que tembló
hace largo tiempo donde vibra el aire
bajo soles de fuego
aún convencido sería vano decir …
“allí… allí fue… sucedió…”
porque lo sabemos y no lo sabemos
así él trazaba las venas del Arno
como las del brazo izquierdo para despejar
aquellos misterios
transformaba figuras y delineaba en arterias
los arcos de las catedrales
la bellísima potencia de los cuerpos
y cabría preguntar ¿por qué no…
las curvas de un perfume… las volutas del imaginario?
¿…qué huye  hacia qué silencio y no deja
huella en ese espacio de sonidos vacantes
donde Silencio puede ser escuchado?
(el rasgar de la pluma 
el tac tac de las gotas de lluvia
el pincel cargado de color contra la superficie
el justo golpe sobre el mármol)
¿vislumbraba un mundo futuro
poblado por estridencias
por ilusiones
por unos y ceros y luces de colores
que velan a la mirada su búsqueda
bajo la piel de las cosas?
pero las cosas ocurren como despertares 
de un sueño sin sueños
que todos conocen y a la vez ignoran
qué mirar nos preguntamos
tampoco por el acto
acción que abandonaría toda impostura más allá de su voluntad
(ahora por caso la mujer seca su boca con la servilleta
un acto puro 
es decir olvidado al punto cual toda inmediatez)
allí quedan los ojos mirando  
(la voluntad está pero en otra parte)
como iluminados por la luz de una estrella
tal vez ya muerta cuando el destello los alcanza
solidarias a las ramas las hojas vibran
y no hay modo
apenas intuir su cadencia en la falta de viento
acaso sea predecible la caída de la flor
la que no completará su ciclo
con más o menos arabescos la vertical será su traza resultante
destino:
el nombre que las tristezas asignaron 
a los albures de la probabilidad
se avanza quebrando la noción de lo estanco
de la recta y el punto
mientras la pregunta se ha extraviado
y sin más que una forma que algunos
llaman la locura
el avance alcanza su solidez
toma el fuego de lo que se diluye
el mundo gira la luna y los planetas
giran las galaxias e igual que el tiempo
es en esos abismos donde deja el espacio
el cobijo de la humana dimensión
y ya no nos preocupa u olvidamos
avanzar
volver
palabras
asombro por fugaces luciérnagas que permanecen
y en un mudo chasquido al instante ya no están
queda el silencio que buscamos acallar
el origen y el fin entrópico de la carrera
el Mundo el Pequeño se diluye
a medida que se expande y encoge
como si hallara la materia un sino profundo
nada va quedando sino su vaga representación
su idea
su intangible color
unos y ceros
luces
(¿aquellas luciérnagas?)
el batir de la flor cuando resiste
desangelada proa natural
es inapresable
queda por fuera de toda estocástica
puro también temblor su moverse sin la voluntad
acto puro
las cosas que no atrapa el ojo 
aferrado su mecanismo en lo inmediato sólo intuye
algún ayer perpetuado por otra maquinaria
al resto lo llama la experiencia y por supuesto
las dinámicas caprichosas de la comparación
fruto de la memoria que cuando feroz
nada deja en pie
los animales del recordar traen cada cosa
no según su especie forma del deseo
sino según el acto no siempre feliz y tal vez lesivo
de lo desconocido
(ah … lo desconocido)
¿cuánto se condensa o diluye en el pétalo de una tristeza…
y en el trazo del estudio del vuelo de los pájaros?
¿cómo sería el vibrar en consonancia del trazo del estudio
del vuelo de los pájaros y el fuego
el furor y la desdicha
que se condensa o diluye en ese pétalo?
¿en qué dislocación esta palidez encuentra su temblor
que se pierde entre los recodos del llamado cerebro?
vigas y columnas para sostener el peso de lo que no se sabe
y son el mismo callar
(la gravedad no puede con lo no dicho)
acaso material ese vacío sin peso donde la masa del concepto
vida inerte
no puede ser atraída y sin embargo
nada queda fuera del peso de todas las cosas
pero atribuir a cada palabra consistencia para que la gravedad
(no ya lo grave sino lo vivo que pesa entre todo lo que se atrae)
modifiqueaplaste de sentido
a la voz que nombra un hundir o una flotación
… estar allí… o más acá
y que estas cuestiones gravitales hagan maquinaria
un tren de todo rumbo que no sea menos ni más
que esto que se dice
hundirse así o hacer flotar 
cada sonido que la voz llame palabra
y en su arrojo hacer cosa vacía y plena cada nombre
lo lento
la suavidad sin más
la brutal delicadeza de lo persistente
avanzavuelve retrocede perdura
quebranta la noción de lo estanco…
la pregunta se ha retirado
¿por qué sendero de qué gradualidad?
¿en qué remanso de qué articulación?
hay pueblos donde la tristeza y el dolor
son un sentir colectivo
sumado al dolor del existir de cada uno
escrito en los rostros
aún en los parques del divertir avieso
el intento de la perpetuidad lo propone
es el barro de los ensueños
el propósito de seguir embozado en la risa…
imposible imaginar El Perro de Goya
en la era de las mascotas y las realidades alternas
pero la imagen sigue allí
sale y sale o se asoma según se mire
a qué insondable vena de qué Arno…

…una rejilla de siete ranuras ventila
un espacio discreto sin concitar la pregunta
del porqué de las siete ranuras
y el artefacto de matar atraviesa el aire 
a ras del suelo a velocidad subsónica
lo denso como una visión de nuestra escala
sigue allí como si esperase alguna reivindicación
en los tiempos épicos de lo radiante
Verdadero y Falso perviven
categorías de la lógica simbólica
la verdad y la mentira dejaron de ser tópicos interesantes
imaginar una recta en el avance
de un proyectil calibre 40 cuando
toda recta es ilusión en el gran espacio curvo
no se ve al proyectil en su carrera
sólo el orificio que deja en el blanco
de forma humana en medio de la cabeza
rectas y curvas pueblan las ideas
energías y sólidos aparentes hacen su trabajo 
nada y todo sucede pero
el presente
vacío de la cercanía en fuga
hasta caer en los muchos infinitos
el mañanael mientras
el pasado roca detenida
a todo acto le precede algúna decisión 
con voluntad o  no
cantamos para olvidar una estrella que duele
una noche donde no ha soplado
la luz del sueño para llenar de canto
el pesar de la mañana
la impiadosa luz
el mediodía
…con el amor la mirada en lo ínfimo
del trazo del ojo por la pasión de lo que perdura
y el rostro de la finitud
la fragancia que permanece en el color de lo sentido
por fuera de los tiempos
la línea de un sabor
el destello inhóspito de un sol cualquiera
el tacto
un sonido y otro encadenados en música 
el espiral
de los días y las noches
y el desierto
allí
el imposible presente
metáfora de nada
el vacío de nuestra espera.




Este poema pertenece al libro “Enigmática gracia de las cosas y otros textos”, aún en proceso de escritura.
 
NOTAS
[1] Una de las múltiples versiones de la famosa Oda de Horacio (a Leuconoe). Otra de las versiones, citada por Carlo Rovelli (ver Nota [3]) dice: “Hasta las palabras que ahora pronunciamos/el tiempo en su furia/se las ha llevado ya/ y nada retorna” (Página 9)

[2] “Las sombras recubren los cuerpos a los que se aplican” – Leonardo da Vinci – Códice Atlántico, folio 676r, según lo cita el autor Fritjot Capra en su libro “La ciencia de Leonardo”, Editorial Anagrama, Colección Compactos, Enero 2011, Barcelona, España, Página 287, nota 33 (Traducción de Marco Aurelio Galmarini)

[3]  “Si nada se mueve, no hay tiempo, porque el tiempo es el rastro del movimiento.” – Carlo Rovelli, en su libro “El orden del tiempo”, Primera edición, mayo 2018, Barcelona, España, Página 53, Traducción Francisco J. Ramos Mena.  

[4] “El avance decisivo consistió en rechazar la visión de la mente como cosa, en darse cuenta de que la mente y la consciencia no son entidades, sino procesos” (fuente: ídem nota [2], Página 322.





Alberto Boco Nació en la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina, en 1949. Reside en esta ciudad. Publicó los siguientes  libros de poemas: “ARCAS O PEQUEÑAS SEÑALES” – Buenos Aires – 1986 – Libros de Tierra Firme. “GALERÍA DE ECOS” – Buenos Aires –  1989 – Ediciones Ultimo Reino. “AUSENTES CON AVISO” – Buenos Aires –  1997- Libros de Tierra Firme. “CARTAS PARA  BEB”- Buenos Aires – 2007 – Edición del Autor. “RIACHUELO” – Buenos Aires – 2008 – Ediciones de la Quintana. “MALENA” – Buenos Aires – 2012 – Edición del Autor. “ESTACIÓN DE NOSOTROS” – Buenos Aires- 2014 – Buenos Aires Poetry. “VISITAS INOPORTUNAS” – Buenos Aires – 2014 – Editorial El jardín de las delicias. “PARA UN PROGRAMA DE DISOLUCIÓN Y OTROS TEXTOS” – Buenos Aires – 2016 – Ediciones En Danza. Mantiene inéditos los siguientes libros de poesía, escritos entre 1998  y 2020: “PERRO, DE GOYA”; “NOTICIAS DEL TIEMPO”; “REDES O CIUDAD EN SU SIGLO”; “PALOMAS EN EL CABLE DE LA LUZ”; “ARBOL DE ORO”; “PAISAJE FRONTERIZO”; “COSAS QUE ANDAN SUELTAS”; “LOS PERROS CUETEROS (y otros abandonos)”; “EVANESCENTES, IN PROPIOS Y PEQUEÑO”; “EL DESIERTO”;  “NOMBRAR NO HACE LA FLOR”; “DEL INSTANTE CONGELADO”; “DE LA MANO (CON ELLOS) POR EL PASILLO ANGOSTO; “BARBAROI”; “NOMBRES” (en preparación): “ENIGMÁTICA GRACIA DE LAS COSAS (en preparación).

Sus poemas  han recibido varias distinciones y reconocimientos  en la República  Argentina entre ellas el Primer premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía "Cesar Domingo Sioli". Poemas suyos fueron publicados en revistas literarias impresas y virtuales de Argentina y el exterior, (entre ellas  Rio Grande Review – A bilingual journal of Contemporary Literature & Arts – N° 36 (Otoño 2010) – Universidad de Texas at El Paso, USA y Revista Nagari (2012 y 2020 – Miami, USA) y en revistas virtuales de Argentina, Colombia, Brasil, Rumania y USA.



Entrevista a Alejandro Méndez Casariego por Rolando Revagliatti

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“Prefiero las imprecisiones que derivan de la libertad creativa”

Alejandro Méndez Casariego responde En cuestión: un cuestionario de Rolando Revagliatti


Alejandro Méndez Casariego nació el 19 de abril de 1952 en Buenos Aires, donde reside, capital de la República Argentina. Estudió Historia en la Universidad Nacional de Cuyo. Fundó y coordinó junto con José Emilio Tallarico y Gerardo Lewin el Ciclo de Poesía “El Orate y la Musa”, además de otros espacios de lectura con diversos escritores. Poemas y otras colaboraciones de su autoría fueron difundidos en medios electrónicos y en revistas de soporte papel de su país, Paraguay, Perú, Puerto Rico e Inglaterra. Tradujo del inglés obras de Dylan Thomas, D. H. Lawrence, Wallace Stevens y Edgar Allan Poe. Dirigió talleres grupales de poesía y traducción entre los años 2000 y 2012. Actualmente dirige clínicas y talleres de poesía. Integra en 2005 la antología “País de vientre abierto (poesía social argentina de principios del siglo XXI)”. Publicó entre 2003 y 2019 los poemarios “El elefante de cartón”, “Los réprobos”, “Los dioses del hogar”, “Pieles rojas” y “La mujer del samurái”.



1: ¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?

AMC: Supongo que, más allá de algunos monigotes que representaban a mi familia y mi casita, lo primero destacable fue un poema que escribí a los siete años, y del cual creo que aún conservo una copia que mi madre pasó a máquina en aquella época. Se llamaba “La tristeza de los nidos”. Trataba de describir el sufrimiento de una madre pájaro al encontrar destruido el nido en el que había dejado a sus pichones. Literalmente, una lágrima. Años más tarde, a los doce, escribí un poema basado en una experiencia personal que me cambió definitivamente en más de un sentido. Por primera vez, sentí que quería a alguien más que a mí mismo. Eso es, para mí, la enseñanza del amor adolescente. Escribí un poema al que llamé, más tarde, “La chica de la polio”. Muchas décadas después lo retoqué un poco, y aún lo leo.


2: ¿Cómo te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades?

AMC: Para ser preciso, diría que me llevo bien con la lluvia torrencial, descontrolada, salvaje, pero muy mal con la lluvia persistente, rala, molesta e interminable de la ciudad. La velocidad no me seduce. Con la sangre tengo una relación natural; soy de los que miran cuando le clavan la aguja para una extracción, pero no de los que se succionan la sangre de la herida con placer. Con las contrariedades también tengo una relación natural: las odio.


3: “En este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?... 

AMC: Prefiero decir que uno atraviesa momentos de “fertilidad”, que son una especie de estado de celo. Considero que esto no es exclusivo de la actividad artística: a veces, esa fertilidad está presente en actividades menos sutiles. Como cuando nos despertamos y decimos: Qué ganas de limpiar tengo hoy o de salir a correr, o de tener sexo. Es difícil determinar qué elementos influyen en ese estado, pero he llegado a pensar que intervienen no pocos elementos físicos (corporales), además del contexto y algunos estímulos externos. Cuando digo esto, estoy diciendo que de alguna manera uno puede “ayudarse” a lograr esos momentos: ciertas lecturas, dormir bien, entorno sosegado. A veces, incluso los olores. Ojo, también he sentido el “relámpago”, la inmediatez, la urgencia, pero no creo que por sí solos estos fenómenos garanticen un buen trabajo. Prefiero una mezcla de estado de fertilidad y manejo certero de las herramientas que uno ha ido aprendiendo a usar. Y sobre todo tener qué decir, y voluntad para hacerlo.


4: ¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?

AMC: Soy honesto si afirmo que, si no me gusta una obra, no ahondo demasiado en los otros aspectos de la vida del escritor o del artista en general. Por el contrario, si la obra me seduce me empiezan a interesar algunos otros aspectos de su vida, y suelo escarbar un poco por allí.


5: ¿Lemas, chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?

AMC: Nada. Quien me conoce sabe que rechazo todo tipo de frases. Por lo general, las frases encierran un aspecto de la cosa, y nunca la cosa entera, y son, por lo tanto y casi siempre, parcialmente falsas e ineficaces.  Si debiera elegir una, sería aquel “Sólo sé que no se nada” que se le atribuye a Sócrates.


6: ¿Qué obras artísticas te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís quedando, en estado de perplejidad?

AMC: Me estremecieron, o tal vez, mejor dicho, me impactaron fuertemente “Romancero gitano”, de Federico García Loca, “El Quijote de la Mancha”, “Las almas muertas” de Nikolái Gógol, parte de la poesía de Dylan Thomas. Entre otras innumerables obras literarias. Perplejidad, en el sentido de asombro y duda, me produjeron y me producen buena parte de la obra de Fiódor Dostoievski, de Victor Hugo, de Franz Kafka. Las novelas “América”, “El proceso” y “El castillo”, de este último, me dejaron realmente en un estado alterado.


7: ¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras contar?

AMC: Tengo situaciones irrisorias como para hacer un manual, porque soy un despistado de origen, el típico distraído que no sabe en qué día vive y no puede recordar ni su propio cumpleaños. Además, tuve un período de la vida en que solía hablar sin reflexionar mucho (debo decir que esa etapa quedó, por suerte, superada), lo cual me llevaba a metidas de pata épicas. Pero relacionados con la actividad poética, se me hace presente un caso que en una de esas vale la pena mencionar: cuando Gerardo Curiá y Lidia Rocha me invitaron a hacer tres presentaciones de libros simultáneas. Eran libros recientes de Leticia Hernando, Leonardo Martínez y Daniel Muxica. No tuve mayor dificultad con Leticia y Leonardo, a quienes había leído y escuchado profusamente y con quienes tenía amistad cercana. Muxica, en cambio, era un descubrimiento para mí: no había leído nada de él, y seguramente “El elogio de la dispersión” no era su obra más transparente. Fue arduo. Me hizo sudar como nunca nadie. Pero, finalmente, quedé conforme con el resultado: me pareció haber encontrado el meollo, la fuerza motriz del libro. Terminadas las presentaciones, charlando en rueda, Daniel, me felicitó afectuosamente, con las siguientes palabras (aprox.): “Es la reseña más brillante que haya escuchado sobre un tema que no tiene absolutamente nada que ver con lo que quise decir en el libro”. Tendamos un manto de piedad.


8: ¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?

AMC: La preocupación por la “posteridad”, en el sentido de la preocupación por la propia trascendencia, siempre me produjo asombro, y hasta cierta irritación. Como buen ateo, siempre pensé en la posteridad como en algo que no me incluye y a la que, por lo tanto, tampoco incluyo yo entre mis inquietudes. Honestamente, si alguien lee o no un poema mío cuando yo ya no esté, me es completamente indiferente.


9: “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas te aplastan? 

AMC: Las rutinas que me aplastaban, y que por suerte ya dejé atrás, fueron las laborales. Siempre tuve un problema con cumplir horario, viajar todos los días al mismo lugar, la “repetición de los saludos”, como diría Thomas, la tarea poco satisfactoria. Sufrí con todo eso. En cuanto a las rutinas que yo mismo me impongo, las que establecen una serie de rituales diarios que me son entrañablemente familiares, me dan mucha paz, y las atesoro.


10: ¿Para vos, “Un estilo perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió: “…un estilo es una manera y un amaneramiento”.

AMC: Lo de Barga, a quien no conocía hasta hoy, lo incluyo dentro de la opinión que me merecen las frases: intentan abarcar en una sola definición, algo que tiene muchas, que es subjetivo, y por lo tanto inabarcable. No creo que exista algo a lo que pueda caberle la calificación de “perfecto”. Yo podría arriesgar que, desde mi punto de vista, un estilo es una forma de decir que intento variar permanentemente; en eso consiste la exploración, la experimentación, el ensayo. A lo que es más difícil escapar es a la propia voz, que generalmente se hace notar a través de los distintos estilos por los que uno va transitando.


11: ¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente? 

AMC: Siempre me produjo una intolerable indignación, y a la vez reacciones apenas contenidas de violencia, el hecho de que sea aceptado como natural que en el mundo coexistan las enormes fortunas, con la miseria más dolorosa. Y me sorprende que este hecho no desate estados de permanente rebelión. Es algo que no puedo concebir. En algunas casas se tiran restos de una fiesta que podrían alimentar a una familia por varias semanas; en otra casa, niños se mueren de hambre por no tener acceso a lo básico. La sola idea me subleva. Sea perdonado si caí en la obviedad o en el cliché, pero las cosas como son: no se me ocurre nada que me disguste más. Esto fue así desde mis quince años. 
Me harta la vocación de figuración, la lucha por espacios que no significan absolutamente nada, que suelen darse en el ambiente poético. Cansan, repugnan, hastían.


12: ¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?

AMC: La infancia: galopando en caballos de remonta, por las calles del barrio militar en Jujuy, en malón con mis hermanos. Esto intenté retratar en mi libro “Pieles rojas”.  La adolescencia me trae la primera (y tal vez única de esa intensidad) sensación de enamoramiento: el mareo, el vértigo, la incontenible euforia. A esto nunca pude retratarlo.


13: ¿En los universos de qué artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?

AMC: Acá viene una respuesta tal vez inesperada: a Sandokán, a bordo de la Mompracem o de La Perla de Labuan, con la tempestad bramando a su alrededor. En cualquiera de los tres libros: “Sandokán”, “El tigre de la Malasia”, “Los dos tigres”. Ergo, a Emilio Salgari.


14: El silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio, orientación o sentido?

AMC: Por partes: el silencio me es grato, pero no me molestan los sonidos opacos, la música de la vida aconteciendo. 
Me parece que los gestos gravitan desde su autenticidad; porque es tanto un gesto lo espontáneo, como el que se realiza desde la composición de un personaje, pero no tienen el mismo valor. 
En cuanto a la desolación, me resulta fuertemente poética, tiene un peso descriptivo que ninguna otra palabra es capaz de igualar; de hecho, su sola mención nos exime de otras consideraciones. 
El fervor me produce perplejidad. Nunca logré sentirlo plenamente, no es lo mío. 
La intemperancia es daño, es pequeñez, y desemboca en crueldad y vileza. 


15: ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías? 

AMC: A Shakespeare, al Miguel de Cervantes del Quijote, al Gógol de “Las almas muertas”.


16: ¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...

AMC: No aprecio las verdades de perogrullo, el falso sentido común, que suele ser el superficial, el poco reflexivo. 
Prefiero las imprecisiones que derivan a veces de la libertad creativa. Los flecos, digamos, sin abusar.


17: ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?

AMC: No me pasa. No quiero a personas que no valoro. Para ser preciso: para querer a alguien le tengo que encontrar algún valor, sea del tipo que sea: talento artístico, bondad, generosidad, simpatía, solidaridad, algún tipo de destreza. Lo que fuera. Hay personas en nuestro ambiente a las que quiero mucho, y cuya obra poética no me convence para nada. Pero son generosos, solidarios, cariñosos. Valores que pongo muy por encima del talento para escribir poemas.


18: ¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?

AMC: Me temía esta pregunta. Me parece un hermoso tango, en muchos aspectos. Pero creo que, si vamos a profundizar, carece de rigor histórico. El siglo 20 no fue peor que el 19 o el 18. A medida que vamos hacia atrás en la historia nos encontramos con atrocidades cada vez más difíciles de concebir. No comparto aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”. La historia es un compendio de aciertos y errores. De todos modos, me gusta cantar ese tango, como nos gusta cantar, a veces, canciones cuyas letras no nos representan demasiado, pero que suenan maravillosamente bien.


19: Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?

AMC: El Ché, Galileo Galilei, Karl Marx, Saladino, Rosa Luxemburgo, Hypatia de Alejandría, Juana de Arco, Giordano Bruno, Thomas Moore, Espartaco, Sócrates.


20: ¿Qué te hace “reír a mandíbula batiente”?

AMC: No me río mucho. La risa es otra de las cosas que me producen alguna perplejidad. Sonrío ante la ironía, lo gracioso, lo bueno, pero no tengo carcajada. Lo que más me divierte, hablando en general, son las buenas imitaciones.


21: ¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?

AMC: Desde el punto de vista profesional, laboral, o poético, lo tomo con calma. No le doy demasiada importancia. Lo que tuvo valor, sigue conmigo. Respecto a mi visión ideológica del mundo, reconozco sentirme desalentado, decepcionado.


22: El amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionando con esos tópicos?

AMC: Si hablamos de amor romántico, para mí es una aleación de necesidades y sensaciones múltiples, un sentimiento compuesto. Me cuesta verlo como entidad separada, como concepto con límites precisos. Más o menos lo mismo me pasa con el odio.
En cuanto al dinero, luego de una infancia y adolescencia bastante regalada, fue escaso el resto de mi vida, en algunos momentos incluso muy escaso, pero pude sobrevivir a los peores años. Parte de la carestía se debió a decisiones conscientemente tomadas, a un desclasamiento por causas ideológicas. Lo relaciono estrictamente con la supervivencia y con darse algunos gustos. No mucho más que eso. No requiero mucho más. 
Respecto a la religión, siempre me produjo extrañamiento ver a millones de personas moviéndose en torno a lo imaginario o inexistente. Esa enorme parafernalia que rodea lo religioso, me deja atónito, me impresiona mucho. Esto no implica que no respete las creencias; jamás se me ocurriría tratar de hacer escéptico a un creyente. Por otro lado, hay aspectos de las religiones que me interesan y me seducen. Los evangelios, particularmente el de San Juan, me parecen hermosos poemas. Parte de la liturgia católica, y el canto gregoriano, me resultan maravillosos. 
La política fue mi vida durante por lo menos tres décadas. Hoy, sin renegar de ella, me pregunto sobre los frutos de toda la energía que le dediqué.


23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films, esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?

AMC: Sería una larga lista, pero trato de mencionar algunas, para no desertar. Me resulta insufrible el cubismo, y la escultura no figurativa. 
Al teatro no voy; soy incapaz de meterme en una trama cuya artificialidad es destrozada por un contexto, visible para mí, de butacas, escenario, actuaciones en las que los actores levantan la voz para hacerse oír. Simplemente, no puedo comprar esa ficción, no me gana. 
No incursioné, en literatura, en territorios que no me fueran recomendados. Haría una sola excepción con “Adán Buenos Aires” y “El banquete de Severo Arcángelo”, de Leopoldo Marechal. Ambos libros me parecieron ampulosos, pretenciosos y de poco interés. En ambos casos me costó terminar de leerlos. 
En cuanto a lo arquitectónico, no comparto, por ejemplo, la pasión por Antonio Gaudí, aunque eso no me impide admirarlo. Personalmente prefiero el gótico puro y el clásico, las formas más definidas.


24: ¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por qué?...

AMC: El recorrido, en mi segmento de infancia porteña, de mi casa al colegio. Calles Luis Maria Campos, Maure, Villanueva, Lacroze, 11 de Septiembre. Solíamos ir caminando al colegio, a unas diez cuadras de casa, y la, para mí, misteriosa antigüedad de ese barrio me fascinaba. En lo que llamábamos “la casa de los Blaquier”, me detenía a observar esos jardines semi abandonados, y me transportaban muy lejos las historias que imaginaba. Este recorrido tuvo mucho que ver con mi inclinación literaria. Todavía suelo ir, cada tanto, para reactivar algo de aquellas sensaciones.


25: ¿Cómo reordenarías esta serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción.

AMC: Se me hace difícil. Hay muchas palabras allí que jamás uso: no creo haber usado las palabras bosque, miniatura, autenticidad, azar o desajuste, jamás. Por lo tanto, el orden tendría más que ver con lo aleatorio, con un lanzamiento de dados. Sí he usado ciudad, sacrificio, sufrimiento, ceremonia, danza, pensamiento y visión. Tal vez el uso o no uso de estos vocablos sea más significativo que un armado artificioso.


26: “Donde mueren las palabras” es el título de un filme de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde mueren las palabras?...

AMC: Siendo subjetivos, y recordando un poema de Santiago Sylvester en el que habla de su madre (algo así como “mi madre piensa que el universo – o el mundo – se terminan con ella, y en algún sentido tiene razón”), yo creo que las palabras se terminan en la muerte. Si no estamos, no hay nada, en lo que nos concierne. Y eso incluye las palabras. Sobre el resto, siempre habrá algo que decir.


27: ¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?

AMC: Honestamente, me cuesta. Y caemos en el caso de Ezra Pound. No es que me niegue a leerlo. Lo he hecho. Pero no logro evitar percibir la bruma que ciertas concepciones ideológicas tiende sobre ellos. De hecho, creo que, de alguna manera, la gente que es jodida ideológicamente (y no me refiero a los matices, sino al racismo, el fascismo, la intolerancia), en algún momento trasunta esta ideología en la obra. La ideología suele, casi inevitablemente, filtrarse hacia la obra, aunque a veces cueste descubrirla. Esto no arruina la obra, simplemente le agrega un condimento que es necesario digerir. Dejar de leer a alguien por su ideología me parece una necedad.


28: ¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te promete algo que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa?

AMC: Me cae muy mal, tanto si lo hace conmigo como si lo hace con otros. Mi desprecio a cierta gente no tiene mucho que ver con cómo son o actúan conmigo, sino cómo son, en general, en sus relaciones y compromisos. A mí nadie me ha dañado mucho. Pero he visto a muchos dañar a otros con este tipo de cosas.


29: No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?

AMC: A Lenin, a Usain Bolt, a Bruce Lee, a Marie Curie, a Giordano Bruno, a quien dicen algunos que fue Jesús, a Mahoma, a Leonardo da Vinci.


30: ¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?

AMC: No soy un apasionado. Por suerte o desgracia, dependiendo desde el momento y lugar que se lo mire, las pasiones nunca llegaron a envolverme. No creo nunca haberme entregado plenamente a nada. Mis entusiasmos son permanentes y, por lo tanto, poco expansivos. Los voy llevando. Nunca me sentí atrapado por ellos, pero los tengo, y han sido poderosos, me han sostenido y me han dado impulso. 


31: ¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?

AMC: Rubén Darío, Pablo Neruda, Frank Sinatra (por los tres tuve discusiones ásperas con mucha gente).


32: ¿Acordarías, o algo así, con que es, efectivamente, “El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de Luisa Futoransky?

AMC: Absolutamente.


33: ¿El amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo vespertino, la noche plena o la madrugada?

AMC: La madrugada, la muy temprana madrugada, tipo 4. Para mí es la hora perfecta: casi como si el mundo todavía no empezara. Es la hora a la que, aproximadamente, me despierto. La hora para escribir, para pensar, para estar solo.


34: ¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los tiempos y de todas las artes nos propondrías?

AMC: Jajá. Esta pregunta no es para mí. Nunca fantaseé con tales cosas. Los prefiero así, separaditos, en el lugar que la vida les dio. Siempre que me sugieren estos encuentros se me produce una gran perplejidad. Se me ocurre que no se entenderían, que no podrían comunicarse. Y que, por lo tanto, todo terminaría mal.


35: Seas o no ajedrecista: ¿qué partida estás jugando ahora?...

AMC: Una en la que estoy cerca de tirar al rey propio. Simplemente por reconocer que a la muerte no se le puede ganar.

*
Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Alejandro Méndez Casariego y Rolando Revagliatti, septiembre 2020.



Caligramas de Paulina Juszko

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Paulina Juszko nació en Berisso (pcia. de Bs.As.), Argentina.

Obra publicada.- Dos poemarios: Poemas del Yo dios y Del vagar breve. Tres novelas: Te quiero solamente pa bailar la cumbia (Ed. de La Flor, Bs.As.,1995), Esplendores y Miserias de Villa Teo (Ed. Simurg, Bs.As.,1999), El año del bicho bolita (Ed. Dunken, Bs.As., 2008). Un ensayo: El humor de las argentinas (Ed. Biblos, Bs.As., 2000). Una obra de carácter testimonial: Vivir en Villa Elisa (Libros de la Talita Dorada, City Bell, 2005), declarada de interés cultural por la municipalidad de La Plata.

Muchas de sus producciones figuran en antologías y blogs. Posee numerosos inéditos en los que  abunda la sátira sociopolítica, el humor negro y el grotesco.  Ha sido traducida al italiano y al ruso. Actualmente reside en Villa Elisa (Bs.As.)



Anáforas en el Tajín de Efraín Huerta por Daniel Rojas Pachas

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 ANÁFORAS EN EL TAJÍN DE EFRAÍN HUERTA

Por Daniel Rojas Pachas



25. Soñé que Arquíloco atravesaba un desierto de huesos humanos. Se daba ánimos a sí mismo:

“Vamos, Arquíloco, no desfallezcas, adelante, adelante.”

Roberto Bolaño, Un paseo por la literatura.


El poema "El Tajín", que da nombre al libro de Efraín Huerta de 1963, construye sus dos primeras estrofas a través de una anáfora que anticipa la importancia que tendrá esta figura retórica a lo largo de la obra. El verbo andar y su reiteración signa el trayecto de una voz que ingresa a la pirámide y recorre las explanadas de Papantla para ponerse en contacto con la identidad y cimientos del país: "piedra bajo la piedra" (p. 243) nos dice el poeta.

Estos pasos representan el decurso de una nación construida sobre la violencia y la destrucción. "No hay un imperio, no hay un reino. / Tan sólo el caminar sobre su propia sombra, / sobre el cadáver de uno mismo, / al tiempo que el tiempo se suspende" (p. 242).

En "Notas sobre la poesía de Efraín Huerta: idolatrías y demonios", David Huerta explica que la anáfora evidencia la insistencia emotiva del poeta y el afán de convertir al lector en testigo de una experiencia. Las anáforas por medio de "breves palabras muestran, señalan, indican una presencia y un hecho —aquí transfigurados, elaborados poéticamente—; ese hecho y esa presencia han captado poderosamente la atención del poeta. El mismo invoca, solicita a su vez nuestra atención de lectores. Espera algo insólito" (p. 13).

El andar del poema como bien dice el primer verso de “El Tajín”: "es andar a ciegas, / andar inmóvil en el aire inmóvil, / andar pasos de arena, ardiente césped. / Dar pasos sobre agua, sobre nada" (p. 241). Son pasos por una tierra yerma y un espacio que por mucho se conecte con la naturaleza: el agua, la tierra y el aire, resultan un tránsito etéreo por la memoria y por el eterno retorno de una cultura que camina pisando sus cadáveres.

El poema construye un tono apocalíptico, la hora canicular nos provee una atmósfera ígnea que rápidamente se conecta con una imagen ruinosa y desencantada sobre el destino del país, pues " [...] el ave es vencida / y una dulce serpiente se desploma" (ibíd.). Este verso establece un nexo con el cierre del poema que augura el fin de los tiempos y de la sociedad como lo conocemos ("el país-serpiente").

Entre los despojos quedará todavía en pie la gran pirámide inmemorial como un fantasma pétreo, sin embargo, ese pasado también está condenado a la clausura y abismo. Del esplendor sólo resta un eco del mito, un apagado relámpago y una columna rota, pues no llegará a cumplirse la promesa de los hombres del alba que el poeta sueña como un nuevo amanecer. El tiempo parece suspendido en esa realidad que nos construye “El Tajín”, y el andar es un dar vueltas en círculos, en un espacio que hiede a sacrificio y asesinato: "Todo aquí tiene rumores de aire prisionero" (p. 242).

En "Sandra sólo habla en líneas generales" el poeta retoma el eros que habita en sus primeros libros. Me refiero a una línea de su escritura que constituye un ámbito primordial de su poética, pues bien podría edificarse una antología de Huerta a partir de sus poemas a musas etéreas como Sandra: "fugaz heroína de un poema fugaz" (p. 247).

El poeta asume una voz nostálgica, la cual edifica al sujeto de su deseo a partir de una mirada contemplativa que se detiene en encuentros y desencuentros cotidianos que no desestiman el valor de la anáfora y un juego de palabras que redundan: "porque como he dicho dicha digo / que la veo y no la reconozco bajo arcos de triunfo" (p. 246).

En un segundo momento del poema, el hablante retoma la práctica de contemplar desde lo lejano, actitud que se derrocha en poemas del mismo tono, los cuales podemos encontrar presentes en Estrella en alto (1956). La anáfora encarna en estos versos la mirada: "y es posible verla de lejos, de cerca, / comiendo bajo los húmedos azules de Nápoles, / viendo sin ver y hablando en líneas generales" (ibíd.). Esta parte del poema hace espejo con la propia mirada de la protagonista del texto, la cual dirige su atención a cuadros y a otras musas inalcanzables, en este caso del séptimo arte: "[...] Sandra había visto piedras talladas / y visto pinturas en sórdidos museos / y visto a Sofía Loren de lejos, de tan lejos / como de aquí a ella, Sandra de los ojos" (p. 247).

El poema tiene su punto máximo de construcción anafórica cuando nos enumera una serie de adjetivos dirigidos a Sandra y construidos a partir de una visión edénica de la mujer. El poeta la llama Eva y la califica de Eva milenaria, Eva evasiva y Eva con aroma a café, sin embargo, lo significativo para esta lectura y el uso que hace Huerta de la anáfora está en cómo el texto cierra repitiendo la misma construcción, pero esta vez invocándola por su nombre "Sandra ¿por qué te llamas estúpidamente Sandra? [...] Sandra diabla y demonia sandrísima" (ibíd.).

Los últimos textos que comentaré en esta lectura son “Agua del dios” parte I y II. Ambos poemas inician con una especie de canto al agua que se comunica con la sangre de los sacrificados. “Agua espesa, divinamente pantanosa / [...] Agua donde penetra el alama y nada se oye” (p 255).

Los versos están escritos en cursiva y sirven como una antesala para los poemas, sin embargo, luego nuevos versos, también en itálicas, se intercalan en el poema no aludiendo directamente al agua o la sangre, sino que aparecen en relación con lo sagrado y el ritual: "Acércate, abre las piernas del viento / y húndele tu puñal de purísima obsidiana" (p. 254). El poema se comunica con la veta rebelde del autor, pues los sacrificados somos todos. El crítico y poeta David Huerta (hijo del escritor silaoense), nos dice sobre su padre: el poeta reitera obsesivamente imágenes que requieren nuestra plena atención y compromiso: “"Después nos acribillaron y nos arrebataron / la desnuda libertad" (p. 255).


 


* * *


BIBLIOGRAFÍA CITADA


- Huerta, David, “Notas sobre la poesía de Efraín Huerta: idolatrías y demonios", en Revista de la Universidad de México, núm. 126, 2014, pp. 6-17.

- Huerta, Efraín, Poesía completa, México, FCE, 1988.



Poema Luna centinela de David Santos Arrieta

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Luna Centinela 


Centinela 

centinela 

luna centinela 

arrullo de mis sueños 

animo en las derrotas 

¿de dónde saco las fuerzas 

para vanagloriarme de tu danza? 


nadie te ha visto más que yo 

danzar y tus músculos contraerse 

y a tus labios 

morder 

¿quién más que yo?

soy el lago que goza tu tiritona imagen 


Oh, luna 

centinela 

soy el agua que te refleja 


Luna dime dónde

¿dónde el cariño y el abrazo? 

¿dónde el beso? 

Luna 

centinela te nombro

del desdén, esa mi flaqueza agigantada 

desde las futuras generaciones que dichosas te admirarán 

te miro


Luna 

luna 

centinela de cosas que la lluvia no moja 

de manchas que se trasforman en poema 

evidencias irrefutables para el detective 

esa es mi condena 

mirar 

sufrir los bigotes del gato virtual en los ojos

golpearme con silencio 

ningún alivio valdrá la pena 

ninguna pastilla servirá de atadura 

sólo un mapa sin ruta

podrá ser la solución para avanzar más allá del día 

dices 

oh luna 

condena 

centinela 

nunca te podrán quitar las noches 

y de mis ojos un reflejo te honrará 


Luna 

mira el gato que te maúlla 

escucha su ronroneo en eco

pelos que el viento eleva nos entran por la nariz 

agitémonos 

ese placer que alguna vez tanteamos  

en abrazos 

esas guitarras que cantan cuando te pones llena 

la cautiva eres tú 

la centinela eres tú 

agitémonos siquiera para romper el vacío

que nos distancia 

desde la bajeza del mundo plano 

te contemplo 

y a veces danzo 

el ancestral conjuro 

de tu llamado

y quizás en revoltijos de palabras 

nazcan versos  

y puedas ver en mí una pantalla multicolor 

y oír un murmullo como de multitudes

Luna 

de vez en cuando 

detente en una que otra mancha 

sello de nuestra pasión 

desde ahí te estaré mirando.





David Arturo Santos Arrieta. (Santiago en 1979). Poeta y Psicopedagogo radicado en Monte Patria. Miembro de Acción Poética Monte Patria, y gestor del proyecto RIEL, un río de escritura en el Limarí. 

Ha publicado los poemarios Mirándome a los ojos (2005); Mirando el tiempo con ojos de cristal (2006), Ay Sí (2006), todos autoeditados bajo el concepto de Lagartija Ediciones . En el 2015 publica Los Llantos de la Añañuca, en Cinosargo Ediciones; y en 2019 los libros Aula, en Navaja Ediciones. Actualmente se encuentra trabajando en su próximo libro Luna Centinela. 


Del poema vagabundo [Rodrigo Flores Sánchez sobre Moridor de Willy Gómez Migliaro]

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Fuente: https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/del-poema-vagabundo/

 Willy Gómez Migliaro, Moridor & otros poemas, Cinosargo / Mantra, México, 2019, 101 pp.



Moridor significa, según el diccionario, “tenaz”. Pero esta palabra, como nos hizo ver un autor combativo y suspicaz, José Revueltas, no quiere decir únicamente intransigencia. En su caso, saber leer “lo moridor” es elegir una alternativa crítica de representación: “Este lado moridor de la realidad, en el que se la aprehende, en el que se la somete, no es otro que su lado dialéctico: donde la realidad obedece a un devenir sujeto a leyes, en que los elementos contrarios se interpenetran y la acumulación cuantitativa se transforma cualitativamente”. Para Revueltas no hay un “realismo espontáneo, sin dirección” —y, yo agregaría, tampoco lirismo impoluto o vanguardismo programático— que sea capaz de aprehender la realidad más allá de lo evidente, sino que la labor de un escritor consistiría en discernir “la dirección fundamental” dentro de “ese torbellino que se nos muestra en su apariencia inmediata”.

El enunciador de Moridor & otros poemas, de Willy Gómez Migliaro (Lima, Perú, 1968), además de ser próximo a la concepción dialéctica del autor de Los muros de agua, despliega algunas estrategias vitales del voyeurista Charles Baudelaire. Como en los Pequeños poemas en prosa del poeta dandy, el libro de Gómez Migliaro debe leerse no como una colección más o menos estable, ordenada y temática, sino como un paseo que anuncia nuevas luchas desde el lenguaje, pero también frente a él. En estos poemas vemos a Debussy ofreciendo violines en un restaurante. Además, percibimos sangre fría, calles, cáscaras de plátano, fiestas de cumpleaños, edificios de una ciudad que se debate entre las ruinas y los laberintos, pero también desplazamientos, titubeos y enigmas. Como dice uno de los poemas: “No quiero ser hablador, pero todo puede ser movido./ Aunque te hagan quedar como un idiota, no eres más/ que un perro amistoso en el fondo del habla”.

Si en el poema “El extranjero” Baudelaire adopta la refracción ante el mundo y niega amar a su familia, los amigos, la patria, la belleza, el dinero y la religión, optando en cambio por las nubes que pasan —es decir, el cambio, el devenir y lo fugitivo—, Gómez Migliaro, en el primer poema de este libro, que opera como una declaración de principios, da cuenta de su lucha. Su modelo es el de las “reconstrucciones a través de asignar nuevas batallas a uno dentro & fuera entre la ilusión de decir todo o nada”. No desea elegir entre una estética pacifista o una turbulenta, sino descubrir en el lenguaje lo extranjero, lo flexible, lo insólito, que le permitan designar una realidad cada vez más inasible y escurridiza a la manera de Rubén Darío, quien hace más de cien años escribió: “Que lo que diga la inspirada boca/ Suene en el pueblo con palabra extraña;/ Ruido de oleaje al azotar la roca,/ Voz de caverna y soplo de montaña”.

Las palabras, como mecanismo proteico por antonomasia, permiten acceder a la experiencia de lo que Walter Benjamin, en relación con el flâneur, llama “el tiempo desaparecido”, lo que no es otra cosa que el espejismo mnemotécnico. Dice el autor de El libro de los pasajes: “Para él [Baudelaire] todas las calles descienden, si no hasta las madres, en todo caso sí hasta un pasado que puede ser tanto más físicamente fascinante cuando no es su propio pasado privado […] la calle sigue siendo siempre el tiempo de una infancia […] En el asfalto por el que camina sus pasos despiertan una asombrosa resonancia”. Este apunte del filósofo alemán está en sintonía con la poética de Moridor, pero también de otros títulos del autor, como Construcción civil (2013), donde el recorrido es no únicamente itinerario obligado, sino un surtidor de experiencias donde la memoria puede ser “el manantial donde empezaremos a emerger con el detalle de cualquier cosa haciéndose pronunciación”.

Lejos de un lirismo amelcochado y confesional o de un realismo sucio y ancilar, los poemas de Gómez Migliaro son objetos centrífugos, formas problemáticas y aceradas que permiten acceder al cascarón del mundo; es decir, la poesía cristaliza aquí como táctica de resistencia individual o militancia íntima, frente a la proliferación de lenguajes cada vez más pragmáticos y homogéneos. El hablante de este libro no se deja encantar por los señuelos del espacio público, las juergas, las ideologías o el poder, sino que se mantiene al margen de la celebración, como en el poema “Entre luciferianos”. No se niega la realidad sino que se vigila, con la cautela de quien sabe que “la gente es seducida para fundar/ en una patria de amor,/ repúblicas de odio”.




Hay una veta en la poesía peruana que se ha mantenido atenta y vigilante frente a las infatuaciones del lenguaje lírico, una que sospecha de las golosinas sentimentales y pseudomísticas que se ofrecen en las confiterías lingüísticas y verbales. Desde César Vallejo, pasando por Blanca Varela y el movimiento Hora Zero, hasta desembocar en autores tan disímiles como Mario Montalbetti o Domingo de Ramos, lo conversacional y digresivo, en coincidencia con una vena ensayística y narrativa, es una línea trasversal en la literatura en ese país. Esto no quiere decir que no haya diferencias y contrastes entre las propuestas de estos autores, pero sí que hay un aire de familia algo pendenciera. No es casual que los poemas de este libro dialoguen explícitamente (léase el poema “Versión del amor”) con algunos compatriotas de Gómez Migliaro como Antonio Cisneros, Pablo Guevara, Luis Hernández y Rodolfo Hinostroza bajo un halo de tensión e ironía, pues una tradición literaria significa justamente observar, dialogar y discutir crítica y a veces belicosamente con un corpus de obras, y no solo subordinarse u homenajear a cierto personaje, un estilo o cualquier doctrina. “Hiedra, alguna vez llamé hiedra ese jardín constituido/ y oscureciendo para nada en un montaje textual/ de candados y temblores./ De enorme grosería filosófica”, se lee.

La autoconciencia del hablante está presente a lo largo de estas páginas; nos recuerda que la poesía es una forma de representación, un instrumento que nos permite interrogar y dialogar con la realidad sin ser un objeto cerrado en sí mismo. Como quería Jack Spicer, la poesía debe aspirar a crear la realidad y trascender el mero simulacro; a que, si se nombra un limón, este pueda exprimirse y saborearse en los poemas, pero el sujeto que enuncia en Moridor sabe que “Nuestro lenguaje forma murallas. Es una/ defensa extraña./ En un tono de ‘desasimiento’/ lo mítico se hace críptico”. Frente a esa imposibilidad inherente a la creación, estos mismos poemas plantean una tentativa: “No importa por dónde vamos si la palabra amontona. Eso que vemos somos nosotros”. Es decir, a pesar del desdoblamiento y la máscara que porta la palabra poética, el autor parece decirnos que siempre habrá una huella testimonial.

Pero los poemas de Moridor no se remiten únicamente a la autorreferencialidad; todo lo contrario. Lo doméstico, lo urbano, lo cotidiano, la infancia, la vida en pareja, el orden político, la violencia, el capital, la familia o la paternidad son otros ámbitos en los que se entrometen. Por eso es difícil hablar de un tema; más bien, hay una mirada desencantada y lúcida, omnímoda, que abarca los distintos componentes de lo que llamamos realidad, en una ética y estética no muy distantes de la poesía esquiva practicada por el estadounidense John Ashbery. Frente al torbellino especular de las sociedades contemporáneas en Latinoamérica, el hablante descarnado y al mismo tiempo flemático de Gómez Migliaro es una hidra que planta cara a un mundo anfibio y difuso. La ironía opera como un recurso retórico que permite sortear cualquier efectismo sentimental, cualquier autocomplacencia ideológica. Por ejemplo: “Cobramos vida al sabernos silenciosos/ preocupándonos por la caída del cabello/ y la cremas de lechuga para la piel./ Así vemos venir la ayuda psiquiátrica/ cerrándose ante nosotros/ como tatuajes y helechos y burbujas de detergente”. O también: “Creamos el viñedo, el himno de paz/ y nos sumamos a otras estampidas”.

Frente a una literatura cada vez más chata, promovida desde la opaca moralidad de las redes sociales, en la cual la anécdota ha sido elevada a categoría ontológica y los lugares comunes se asumen automáticamente como recurrencias inevitables; frente a un mundo difuso donde se homogeneizan los discursos y los matices ideológicos devienen diferencias irreconciliables, y en el que el capital prioriza los bestsellers y quienes toman decisiones continúan pensando que promover la lectura es vender libros malos a bajo precio, la poesía de Willy Gómez Migliaro, sediciosa e indócil, resulta un estímulo imprescindible.


Rodrigo Flores Sánchez / Ciudad de México, 1977. Es autor de los libros de poesía Tianguis (Almadía, 2013), Zalagarda (Mano Santa, 2011), estimado cliente (Lapsus, 2005 y Bonobos/Setenta, 2007) y baterías (Invisible, 2006). Escribió con Dolores Dorantes el libro Intervenir (Ugly Duckling Presse, 2015). Su obra fue recogida en el libro biautoral Flores + Espina (Fondo de Animal, 2012), en conjunto con la de Eduardo Espina. Antologó La noche. Una cartografía de la Ciudad de México (Auditorio Nacional / Conaculta, 2013).

Cuatro poemas de Walter Mondragón

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I


Viaje al día


Desde mi ventana

                  (en movimiento)

veo los árboles de prisa,

las montañas azules

exornadas de nubes 

acercarse

y volverse verdes mares

                 (grandes olas cubiertas de sargazos)

erguirse las palmeras

a mi paso,

bajo esta luz de mercurio

                   (matutina)

que teje filigranas al paisaje…

Un país hechizado es este viaje.





II


Quintaesencia

                            (a Juanis)


Amanece

Y eres tú la mañana,

El sol que se levanta,

El aire fresco…

Y esa garza danzante

Que desafía el agua

En su vuelo rasante

A contraolas.


Amanece

 Y tus ojos

(tersos soles)

Entibian los espejos,

Enhibran los sentidos,

Vierten su luz de ensueño

Esta mañana,

En que la niebla

(undívaga)

Sublima tu silueta,

Promesa de ventura

Que sucede,

En el vibrar más íntimo

Del canto,

Claridad presentida

De la rosa,

Eres tú.


Dríade del Jardín

De las Hespérides,

Eclosión de la selva

Virgen bálsamo

Quintaesencia:

Eres tú.




III


Como en duermevela


Alas de mariposa

Impalpables,  

Así, las líneas del poema;

A menos que quieras perderlas,

Convertirlas en cenizas.


Colibrí en vuelo 

Inasible,

A menos que quisieras apresarlo

Y perderlo;

Su intensidad no admite el cepo.


Intermite en el aire sereno

La luz de la luciérnaga

Se hará noche en tu mano

Y en tus ojos

                      (desvelados)

Si la atrapas.


Sutil       etéreo       alado


Es el poema,

Huella huidiza

Del sueño,

En la vigilia.




Invocación

                      (a Benedetti)


Oye, quien de nosotros no quisiera

vibrar de esa manera

como vos


Así a la fina cuerda

de la honda vihuela

sacar sin que se rompa

la sonora canción


Traer entre las sienes

la vena de poeta

y bajo las costillas

valiente corazón


Y ser entre los hombres

el que lleva la tea

el que enciende la luna

el que besa la tierra

el que ríe de sus penas

y germina la flor


Sonriendo y … cejijunto!

atravesar el fuego

venir por entre olas

conversándole

al sol.


Y en tanto iluminando

con la voz

el sendero

del peón

del obrero

del roto

del que sufre

de aquel que se levanta

y del que no.


Cantando al estudiante

al libre

al pajarillo

a la mujer que se ama

al hombre

al luchador.


Y gritar

codo a codo

en la calle

¡Sed libres!

Y gritar

codo a codo

en la calle

el amor.





Hai kú


Vuela libre

Un guacamayo azul

¿Estoy soñando?



Hai kai


No tengo sueño:

Y en la noche sin fin…

¡Un grillo grilla!




Walter Mondragón (Tuluá) Autor de prosas y versos. Ha escrito y publicado: Crónica de la Tierra Fácil (1988); Luna de día (1992); La memoria del agua (2004); El Valle en el corazón (2006); Rebambaramba, cien tankas y un hai kai (2009); Signos vitales, praxis filosófica (2013), La rosa presentida (2017) y el libro de prosas poéticas Itinerante de otros rumbos, editado por JustFiction Edition, plataforma de ediciones europea. Tiene en prensa el libro de miniaturas literarias: Máximas mínimas.

Escribe y edita la revista Cogancevalle, full color, formato estándar, hace 25 años, de la cual es su cocreador.

Comunicador social (Univalle 1982), Estudió un posgrado, además, en Enseñanza de Literatura (Uniquindío  1993-94)  

Dirige el Taller de Escritura Nautilus de creación literaria, adscrito al Ministerio de Cultura del Colombia, dentro de la Red Relata, el cual dirige desde su fundación en 1993, y el Taller Relata Libertad Bajo Palabra, dirigido a presidiarios de la Cárcel de (Palmira) Colombia, desde hace cuatro años. Cabe anotar que está vinculado a este programa, desde el año 2010, época en la que dirigió los talleres de escritura LBP, en las cárceles de Tuluá, es decir, sendos talleres, uno en la cárcel para los hombres y otro en la reclusión para las mujeres. 

Ha ganado una docena de menciones especiales en concursos literarios de España; Mención de Honor Concurso Cuente el Cuento, Gobernación del Valle, Cali, 1988; el primer accésit, en el concurso Musa Cafeína, de Gijón, Principado de Asturias, con un relato hiperbreve, en 2014, y más recientemente, el primer lugar en el Mesa de Ocaña, Toledo, España, en el mes de octubre del año anterior. De igual manera, fue ganador del concurso Ecoloquia 2009, en Argentina, y quinto (¡No hay quinto malo!) en MisEscritos, de B/A Argentina, el año anterior.

Tiene en su haber de títulos inéditos Pluscuamperfecta, libro de tankas, y Los visos en la Arena, de poemas. Tiene en preparación: Luna de día, haikús, tankas y epigramas, y ya en circulación la segunda edición de La rosa presentida, con prólogo de José Zuleta, y epílogo de William Ospina. 


Poemas de Pablo Dema

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Zama en cine

Como hay algo de exotismo al principio

puede que gocemos el tiempo de las expectativas

sumidos en el optimismo de lo que empieza.


Pero con el paso del tiempo la atención se tensa

y nos va ganando algo así como un aturdimiento.


Cuando aparece el ejército de los ciegos entendemos todo.

Sentados en la oscuridad lo vimos a él, el último de la lista,

ataviado con una levita roída y una peluca ridícula:

nuestro reflejo más fiel.


Entre la suciedad de los gritos bárbaros

y los graznidos que desgarran la conciencia

desciframos la pregunta fundamental:

¿qué es todo este caos?

La vida ¿qué es?


La carta llegó a destino.

De acá no sale nadie.



***




Conduciendo en medio de la noche


Ahora que el coche comienza a hacer un ruido raro

y el agua está llegando a la altura de las luces que vacilan

dimensiono la magnitud de mis errores.


No presté atención al alerta cuando partí por la mañana.

No le hice caso a ella cuando me dijo

que no me largara a la ruta con esta tormenta.

(Aunque ya no quiere saber nada conmigo,

hubiera preferido que pasara la noche en su sofá).

Odiaría recibir un llamado a medianoche,

como esos de las películas,

con la noticia de que tuviste un accidente, dijo.


Pero hasta un cobarde como yo es temerario cuando se siente despechado.


Ahora la lluvia arrecia

y sólo circulan de frente

los camiones de gran porte.

La situación empeora

cuando bajo la cuesta

y las luces se apagan

después de un último parpadeo.


Alrededor todo es oscuridad y agua que golpea.

Pienso:

salir fue un error,

volver fue un error,

seguir fue un error.


Me pregunto si esta evaluación

no se aplica al día de ayer

y a la última semana,

al mes, al año entero,

al resto

de mi vida.



***




La falla de los poetas


Uno llamó al hermano perdido amuleto pequeño,

otro vio a la hermana transformada en gas de las estrellas,

una poeta escribió sobre la mitad crucificada del hijo

y el mayor nombró tahona a la ternura de la madre remota.


Hacia lo recóndito la voz de los poetas cava adelgazándose

hasta que se corta ese hilo al borde de un clamor quedo.

Ellos piden perdón cuando se quiebran,

pero sólo en ese parpadeo se aprecia

la materia frágil del mundo.


Somos la herida. Vamos a eso.

Nos vemos aparecer

en la falla de otra voz.


***


Gratitud


No sos especial, me dijo.

No sos mejor que nadie, sabelo.


Fue a las pocas semanas de conocernos.

Recuerdo el pelo revuelto,

la boca hinchada de besarnos.

Igual me tenés loquita, dijo,

pero no sos el primero

y a lo mejor tampoco el último.

De esto hace casi veinte años.


Algunas veces, cuando estoy cocinando,

me abraza por la espalda y me lo repite:

no sos especial, no sos mejor que nadie.


Luego de un momento de quietud,

en las sienes, en la garganta siento

el golpeteo tenue del antiguo martillo

y sonriendo me doy vuelta

para darle lo mejor que tengo.


***


[Los poemas pertenecen al libro Prendas, Editorial Deacá, Villa Mercedes, San Luis, Argentina 2020]


El autor: Pablo Dema (General Cabrera, Córdoba, 1979). Escritor, docente y editor. Publicó cuatro libros de cuentos: Fotos (Cartografías, Río Cuarto, 2005), Si nada permanece (Ed. Fundación Octubre, Buenos Aires, 2007), Hoteles (Cartografías, 2010) y La canción de las máquinas (Editorial Recovecos, Córdoba, 2014); la novela De piedra o de fuego (Editorial de la UNRC, Río Cuarto, 2009) y los libros de poemas Filos (Ediciones Del Dock, Buenos Aires, 2014) y Prendas (Editorial Deacá, Villa Mercedes. 2020). Integra varios volúmenes colectivos, entre ellos Diez bajistas. Antología de la nueva narrativa cordobesa (Alejo Carbonell Comp., EDUVIM, Villa María, 2009), Es lo que hay. Antología de la nueva narrativa en Córdoba (Lilia Lardone Comp., Babel Editora, Córdoba, 2009), Esperando el 600. Nueve cuentos de Córdoba (Andrés Nieva Comp., Postales japonesas Editora, Córdoba, 2016), El nuevo cuento argentino. Una antología (Elsa Drucaroff Comp., Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Buenos Aires, 2017). En 2005 fundó con José Di Marco la Editorial Cartografías, que codirige hasta el presente. Trabaja como profesor en el IFDC-Villa Mercedes y en la UNRC.


Poemas de Ender Rodríguez

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Poema objeto / Collage 2019 / Ender Rodríguez




 DIARIO II



                          A mi hermano Eduardo



A los 8 tuve un perro callejero

marca G.H. con sarna

y lo amé como nadie


Me dio hepatitis de pequeño

y una vez vomité sobre Mamá

algo que parecía arco iris de pizza

aunque la pena me invadió

a leguas


Teníamos un televisor a blanco y negro

y el abuelo sacaba maíz de un cuenco de morrocoy

bordando ánimas


Funcionaban locos mis sesos a los 20

como dibujos animados

y las vísceras que me sostienen 

parecían licuadoras retro

pero hoy veo HBO para maníacos

y no enfermo de inanición millenials


Papá estaba mucho lo atolondrado

y escapó de un psiquiátrico

sin darse cuenta una noche


Nunca vi un masseratti dos litros

arder ni engendrar monedas de petróleo gringo 

menos aún vi soldados rusos besarse la polla

o tipos japoneses dejar de orar al arroz


Me gusta burlarme de todos  

y burlarme excéntrico de mí mismo

como un torpe mulo de circo

que saca fuego por las narices 

que no tiene


Soy un caspa fronterizo

mi espíritu medio asesino

canta óperas de cumbia

a las 6 menos 10 de ayer 

justamente mañana


Suelo montar a caballo

sobre el ojo crespo de la muerte

y le agarro por la cola

para sacar su almidón de sangre

y con eso

pinto mis huesos etéreos de Corn Flakes


Me gusta freír las crudas angustias de Mamá y Papá

en una jungla de dioses de PVC

incendiándose


A veces soy mi selecto dictador 

y hasta me azoto el páncreas con desdén

otras veces me saboreo 

este universo de carne y pelos en sopa

que soy


Me divierto la vida alegre

Como cuajo de mamey

soy un show man

mi propio alacrán 

en lodo levitador

soy las pulgas de un piano

en un Mozart underground


Una vez disparé  

maté un ave

y me juré no matar arreboles del aire 

así no más


En cambio ahorco al dolor 

tan fácil como aplastar una mariposa 

con un carbón en un trago de vino 


 A los 8 dibujaba

lo que moría desviviéndolo

en mi jauría doméstica

era un show kid 

como ahora

y no me quejo


La vida me la suda

y yo la sudo a ella

sin pudor

a mis casi 50

como un coyote pasando hacia la nada el norte

o al revés

como pasando mis átomos de hule

en Alaska o en Caicara del Orinoco

el Ganges, el Olimpo de Brooklyn

que no fue ni será jamás

un lugar para nadie ni para nada 


No lo será

creo yo

-lo increíble-




Notas 50/m[]+´.:(-*-) / (%$” # t - 50



A Wafi 




Editor fantasma busca a escritor fantasma para relación sexualmente fantasma 


...


Hay que ser despiadado como las sílabas o los acentos mal puestos



Dos libros son geniales para el inodoro: La biblia y el Capital



El sexo sin sexo es algo 

“no tan marciánico”



Hay poetas burócratas y ego-nautas

que deberían ir al paredón 

y editores que deberían declamar al revés 

en una horca humeante



Yo escribo mejor cada vez que el verrugo de enfrente 

que se dice novelista

y hace pucheros de culebrón de TV

al verme




No tuve padrastro que escribiera mentiras

para no tener que venir a golpearme 

con palabras el alma



El tipo con niguas se rasca 

y ve como todo muere 

y no reencarna en nada

frente a él






La parca



      A Stifenson y a Jesús Montoya


Cuando muera mamá 

ningún poeta osará vomitar conejos rojos 

en donde inexorable ella esconde el horror

cuando un caballo sin patas ni ojos 

a veces susurra inmortal 

su nombre

para besarla


Descuajaré entonces mis insomnios 

en las calaveras de los colibríes de mamá 

y ya no serán salvajes los truenos 

ni las ánimas a las que ella pedía favores

dentro de azules árboles 

de rompecabezas luminosos


Cuando papá muera en cambio 

yo habré muerto antes 

hecho un manjar de sangres 

como toro que humea

en las canas de mi infancia


Resulta que papá 

veía seres extraterrestres hablarle 

y hacer levitar sus intestinos 

mientras salían calientes desde sí 

pero si fallezco después de él 

querré preguntar a esos extraterrestres amigos de papá 

cómo sacar intestinos 

o levitarlos ardiendo


Si desaparece físicamente el papá de Jesús M.

escucharemos como en el trópico

una motocicleta negra como bala

atraviesa el cosmos


Si mi hermano fallece yo igual  

y jugaré al titiritero con las almas de los títeres 

veré a Stifenson de 10 años 

que se fue con cáncer para navegar infinitos


Cuando abuela pintora murió en ese hospital 

por exceso de anestesia 

yo no existía ni en truenos mentales  

ni en vomito de colibríes siquiera 

todavía no era una hermosa lombriz en un pene


Si desaparece o se extingue mi hermana 

Plutón vivirá ciclones de ánimas en jauría 

y no habrá intestino alguno que ataje su destrucción

tampoco habrá arreboladas o ñúes fantasmagóricos

estirando sus volteados sueños al rendirse

en dos siglos

en un extranjero país

en un extranjero espacio

o en un más allá de un más acá


Detrás de los incendios 

no sé quién más podrá morir

en los libros de Jesús M. 

en los cuales nunca morirán

sin abrirse a sí mismos 

la occipital de celulosa 

tantos escritores fantasmas


Cuando mis hijos desaparezcan 

yo seré solo una metáfora hundida 

en una libélula en plena sien de la sala 

donde mis pinturas y fotografías 

solas serán lo que una vez fui:


Nada de nada

riéndome de mí mismo

como idiota


Dependiendo de quien fallezca

puedo llorar elípticos volcanes

o hasta hielo en cubos multicolor


Por ahora

no llamaré al Parca al oído 

seguiré elevado en el lodo

que mis huesos trae consigo

en su canción de cuna


Sobre la negra y su rara transfiguración 

no pienso hablar






No te mueras Alejandra



                            A Joshua Rodríguez, al ritmo de Bukoswki



A los 13 eras un enjambre de idiotez y hormonas

un cordón de zapatos suelto

un charco baladí

eras la pistola de Papá con la que jugabas a escondidas

un adolescente de verrugas y manías 

un elegido a ser el nido de avispas con las que tenías pesadillas

eras un dibujo de neuronas acalambradas en el baúl de la tía gorda 

una pelusa en la manta de Mamá

esa manta mugre que nadie ya amaba

eras una rabia con forma de genético pene auto-nombrado 

un manotado de hojuelas de atol de abuela

un carburador trasnochado

eras un grito de horror y hambre al interior del alma

soñabas con los ojos que tenía en la lengua Alejandra al rodearte el pecho abierto como pulpo que vuela alrededor de ella

eras un amasijo de obsesiones y karmas

eras excéntrico e inverosímil como los perros románticos del barrio


Por ella y tan solo por ella 

te limpiarías los oídos

arreglarías tu cuarto donde están las arañas aquellas

no matarías pájaros con la cauchera que tanto te gusta

hasta pintarías tus juanetes 

por ella jamás pero jamás 

tendrías ni pizca de sarna

por Alejandra tratarías de ser no sé 

un artista o algo así


Tus amigos te decían: 

“Mira piltrafa dile que la amas 

no seas un urinario triste de esos de la calle

no te vuelvas un cuarto viejo con moho y dolor en la ingle

dile que tienes una muela de oro

un jardín de marihuana

un perro color fucsia con morado y sin pulgas

dile que tu padre es un tipo famoso, adinerado, de buena raza, 

 dile que tu papá te azota para que ella tenga lástima 

y te salve de ser nadie y nada 

dile que ya no tienes granos ni insomnios

no le digas que eres un coyote de 13

un rufián precoz 

un jodido deprimido lleno de amor menso 

y pecas en las rodillas”


A los 13

sueñas que Alejandra es demasiado para tí 

y que ella es azul naranja 

y uno quería pertenecer a las grutas donde ella huía con dragones suicidas  imaginarios y tu cargabas tus escalofriantemente hermosos odios organizados por

traumas y tus infiernos en tu tobogán de ansias


Ves a quien amas como un dios

a un algo muy elevado que veneras 

no sabes por qué ni para qué pero lo haces

nada te importa

ni siquiera tu vida o acabar con ella 

entre una multitud ajena y absurda

que ni ve que existes

solo Alejandra te hace vibrar 

hasta el espinazo


A veces querrías morir enfrente de la casa de Alejandra 

solo para que supiese que existías 

y pensabas en lo hermoso que sería que Alejandra

participase en tu autopsia 

y viese que se perdió de tan lindos intestinos hablándole 

y de tus órganos haciendo sonar canciones de amor sangriento 

se perdería de tus carnes almendradas insinuándose

tu aorta danzando como loca borracha

un sístole dando de trompadas al diástole para jactarse de viril 

anhelabas que ella se deleitara viento tu genital lampiño, excelso, magnífico, angelical


Escurrirte en los pies de Alejandra como un idiota era lo que más deseabas

o que cayera una bomba en tus ojos 

y ella supiese y llevara sopa o

 pizza y leche picante al verte destripado de amor por ella 

como un carnero de esos que atropellan los autos 

y mueren de amor por Alejandra


Ella era la chica guapa, la sexy, la popular, la que ni siquiera se lanzaba pedos

o tocía ni fruncía el ceño, ella era bella y tú un idiota con piojos

ella era lo que los infiernos no tenían 

y lo que tú querrías en un infierno


Irías a la guerra por Alejandra, a la cárcel, al exilio, a la horca 

te lanzarías al vacío 

a un precipicio eterno

a un agujero negro cósmico 

te sacarías el páncreas y lo firmarías con corazones

y escribirías en él poemas demasiado cursis 

con un bisturí nuevo y delicado

todo lo harías por Alejandra


Irías a misa por ella


Le dirías etéreamente:

“No mueras Alejandra 

deja que me cuelguen por ti 

y me mires al sacar el último aliento sin quejarme 

Besa mi muerte por lo menos Alejandra 

haz algo 

aunque sea mírame, huéleme el espíritu 

que irá como espectro por tí 

y nunca te dejará en paz

No te mueras Alejandra no te mueras 

solo haz algo 

haz algo 

pero ya”





Ender Rodríguez (San Cristóbal - Venezuela. 1972)

Escritor y artista multidisciplinario. Licenciado en Educación Integral.

Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006, CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Entrecruzamientos (EAE Editorial Académica Española, 2015), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca -  cuentos grotescos (AMAZON, 2017),Creactivo II (AMAZON, 2017), Poemas Absurdos (LP5 Chile, 2020), y VISO Poesía visual, objetual y collages en Venezuela (SABERULA, 2020),  entre otros libros publicados en internet, y en físico –en preparación- y como coautor. Ha publicado en revistas literarias digitales  de América y Europa desde 2013, e igualmente publica en espacios como Scribd, Academia.edu, ISSUU, en youtube (audipoesía y videopoemas), y en la página web de la Universidad de Los Andes – Venezuela: Saberula. 

Blog: http://enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com/




Poemas de Guillermo Bawden

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Cada vez que llueve

se forma un charco en la esquina de casa

un charco con la forma de Inglaterra

Antes de que se seque

bajo las escaleras 

saltando de a dos escalones

me siento en el cordón

enciendo el cigarrillo

y contribuyo con la niebla


(De Marlboro Vox, Babel Ediciones 2018)



Bajo la escalera helicoidal

para salir del Vaticano

mis pies descienden hacia el recuerdo

se dirigen a un puente roto

a una isla en el río

al sabor aún fresco

de un beso 

que también es un circulo

que emula lo sagrado

(De Historia de Roma, Babel Ediciones 2020)


 


Orar, orar sin tener Dios en las puertas de los templos

Orar frente a una fosa

Orar por la madre

Pensar en la magia, en la muerte, en la fe

Orar por los autos, por sus ruedas de caucho transportando a los vivos

Orar por el agua

Orar por el río que es mi río, que pasa detenido desde mi infancia

Orar por las candilejas, por el intento, por el maquillaje

Orar por la cronología de los amores y por los amores acrónicos

Orar por el café y por el sexo practicado durante la tristeza

Orar por las plantas secas a la espera

Orar por las pastillas y los ansiolíticos orar por las lágrimas

que se mezclan como una corona de flores que evocan la muerte

Orar por las sillas, porque ninguna quedó vacía

Y además, orar por los que las ocuparon

Orar las plegarias de mi amigo Swami, orar porque la muerte

sea ese traspaso del que él me habló desde el primer día

Orar por el musgo y el liquen, el hielo y los insectos

Orar por Darwin y por Dawnkins, para que se equivoquen está vez, solo está vez

Orar por el vasto, oscuro, solitario universo y por el absurdo

Por la danza trunca de los vivos, por el intento de nuestros pies

lanzados al camino

Orar


(De Parkour, inédito)



Ey, Allen

Yo también me emborrache en la calle Narodni

pero ya no había policías de civil

husmeando entre las mesas

Y cruce también el puente de Carlos hacia los cafés del Centrum, 

camino a Malastrana

Vi tetas blanquísimas, enrojecidas por el sol 

y ojos gatunos, verdes, filosos como cutters

Sentí el sol de la mañana y me refresque la cara en el Moldava

antes de persignarme por primera vez en quince años y entrar

en la Capilla del Santo Niño de Praga

Ey, Allen

Vengo de tan lejos 

a tomar mi cetro de Rey de Mayo

Estoy listo para hacer el camino empedrado

desde los monasterios ortodoxos

hasta el reloj lunar

listo, para esperar la lluvia 

entre las lápidas amontonadas del cementerio judío

listo para poner el papel bajo mi lengua, 

sabiendo que hay ventanas donde un ángel espía el occidente

Estoy listo para las cucarachas y para el oro

¿Cómo iba yo a saber cuándo me echaron del Partido

que en realidad era un ojo astronómico

que era alquimia y kabala

más que revolución y arte a favor de

Vengo de tan lejos

estoy en Praga  

Ya me han puesto la capa de terciopelo rojo

soy el Rey de mayo

Kraj Majales gritan los músicos al costado del puente

Kraj Majales gritan los mozos de los cafés eslavos

y los actores del teatro negro

Mi primera noche allí, perseguí a una actriz de pelo rojo 

solo para olvidar mi ciudad sin tejados

para sortear las cunas de niños muertos

para lamer el rocío y ahogar el vomito del absenta

viña verde de locura

Esa misma noche, prima nocte, borracho bajo la llovizna

volví a desear todas y cada uno de las bocas

de las mujeres que tuve

de las que tendría y aún no besaba

de las que tendré y aún no conozco

Ey Allen, ya no hay interrogatorios

ni temor, sólo anonimato

silencio y televisores de plasma y habitaciones de hoteles

sobrias pero ya no socialistas

Dirán lo que quieran, Allen, pero la dictadura de lo anodino 

es peor aún que la de los desfiles de misiles transatlánticos 

Ey, Allen

Cómo hacemos los de la medianía, 

los del pobre talento, los muchachos comunes 

de barrios comunes, con rostros comunes

y ojos comunes

para salvar una frontera

para flanquear a la broma y aparecer a su espalda

Allen, seguí sin pasión de fan tu paso de pastillas,

la catarata de palabras corriendo entre el beboop

y el viejo tesoro de la insania

Pero no alcancé a visitar la locura, más que unos meses

y solo encontré tristeza, gente de rodillas, acabada, 

arrastrada por la fuerza, sólo fichas fuera del tablero

No hay santidad en nuestros dedos

ni santidad en las prisiones,

No hay santidad en el eco de lo blasfemo

ni en la coda perdida de la depresión clínica

Intenté el amor Allen y me reveló mi costado 

de hombre desbocado 

Ey, Allen, ¿Dónde está Whitman ahora?

¿Se perdió en los supermercados? ¿te perdiste con él? 

¿se hundieron ambos en esas ciudades llenas de tontos?

Los busco en el barrio de oro, en el Castillo de la ciudad, 

Los busco en la judería y en el surco que dejo el tanque soviético

sobre la plaza principal 

Ey, Allen, Ey, Walt

La literatura falló, 

la poesía falló,

el amor falló, 

yo fallé 

¿En que tejado me aguarda mi barbárico alarido?

¿En que lugar pasea la mujer nacida en mayo que será última mujer?

Kraj Majales, gritan las esquinas curvas de Praga

Kraj Majales gritan los que viajan al sur porque creen que eso 

simula de algún modo el acto de bajar

Yo nací en mayo, en el sur, en la certeza del barro sur, hay para mí 

un signo, un símbolo, un tótem

Kraj Majales, Rey, Rey de mayo, mano muerta,

primogénito del carnaval 

hijo de la máscara que esconde la oscuridad en la risa obscena

Kraj Majales me grita el mozo que deja frente a mí 

el vaso repleto de verdes demonios

De eso que huyes, dice, 

no se huye moviéndote ni empalagándote de tejados y cabelleras rojas

de eso que huyes, repite, 

no se puede huir

Ey, Allen, yo también me perdí 

pero carezco del don para decir 

en que dínamo de la noche

me encuentro

(De Parkour, inédito) 




Guillermo Bawden (Córdoba 1977) Fue editor de la Revista Universitaria de humor Le Primitive Diplomatique (2002-2005) Editó en poesía “Cuando mueran los peces” (Textos de Cartón 2012 – reeditado por Llanto de Mudo en el 2013) “Paris Journal” (Llanto de Mudo 2013 y reediciones 2014 – 2015) “Grimorio del Búho” (Llanto de Mudo 2015) “Marlboro Vox” (Babel Ediciones 2017) y las novelas “Letra Muerta” (Fan Ediciones – Llanto de Mudo 2012) y El Sepulturero (Contamusa Ediciones 2016)

Formó parte del grupo editorial Llanto de Mudo con Diego Cortés y dirigió las colecciones Bonzo y Extraviado, así como del consejo editor de PALP revista de géneros. 

Forma parte del grupo de trabajo del Encuentro de literatura negra Córdoba Mata, en la que co dirige junto a Lucia Feulliet y Gastón Tremsal la revista del encuentro, Tugurio. 

Está encargado desde el 2012 del Espacio Poesía de la Feria del libro Córdoba. Escribe mensualmente la columna Días Contados, en La Voz del Interior.



Apuntes sobre Vargas Yosa (Ediciones Periféricas 2020) de Julio Meza Díaz

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APUNTES SOBRE VARGAS YOSA (EDICIONES PERIFÉRICAS, MÉXICO 2020)  DE JULIO MEZA DÍAZ

Por DANIEL ROJAS PACHAS


UNA LEGIÓN DE MOSCAS ROMANAS TIRAN DEL CARRO LATINOAMERICANO


Elegí el título para esta primera anotación por varias razones. Las moscas son una presencia constante en la novela de Julio. El alto nivel de humor escatológico y absurdo hacen de estas criaturas un actor y a la vez elemento metafórico central. No sólo se oponen al protagonista como pequeños dispositivos asesinos que lo cazan disparando rayos láser a mansalva, también tienen cierta preponderancia en la manera en que funciona la paranoia del protagonista y la degradación de su mente que inicia erráticos conteos en reversa, para conseguir serenidad, mientras todo a su alrededor se vuelve un cúmulo de manchas negras. Es como si el cerebro del buen Vargas fuese una pila de excremento con miles de estos insectos voladores acosando a una plasta ubicada en medio del desierto, la cual termina por desmoronarse. 

Las moscas protagonizan una serie de gags o cortinas en que dialogan, se sumen en romances de culebrón de televisa o sirven de cierre a una de las escenas que personalmente me forzó a reelaborar mi imaginario en torno a las caricaturas de Tex Avery y los musicales de las antiguas cintas animadas de Disney. Todo el bosque encantado de Cenicienta, de pronto es gaseado con algún tipo de producto ACME y comienzan a destriparse, árboles, pájaros y ardillas para culminar la masacre con una gran explosión nuclear. 

La frenética carnicería queda atrás al compás de unas moscas ataviadas a lo Benhur, gritando yupi. Puedo imaginarlas arrastrando un cartel que dice, eso es todo amigos.

Escenas como estas abundan en el libro y son una especie de intermedio a la trama central, las desventuras del protagonista escapando de su mujer y auspiciadores. Una lectura podría entender estos momentos como parte de los delirios de Vargas Yosa, un producto de su febril y cotizada imaginación y sentimiento de superioridad. Sin embargo, creo que son más bien un elemento metatextual, similar a los comerciales que utiliza Paul Verhoeven en Robocop, Total Recall y Starship Troopers. Un marco que expone el sensacionalismo, la brutalidad y el simulacro detrás de los estereotipos de éxito y belleza.

Scott McCloud en su magnífico libro sobre el lenguaje del cómic, Understanding comics, una guía semiótica sobre los íconos y las representaciones del noveno arte, se pregunta: ¿cómo es que nuestra cultura está tan sometida a la realidad simplificada de la caricatura?




La respuesta es que estamos ante una amplificación por medio de la simplificación. La abstracción caricaturesca no suprime detalles, sino que resalta y amplifica ciertos significados que el autor quiere sublimar y los universaliza. En este caso, Vargas Yosa y toda su corte de elementos circundantes, humanos y seres antropomorfos, incluidas las moscas romanas por supuesto, son una alegoría degradada de nuestro arribismo. 

Detrás del tornasol y edulcoramiento importado que abrazamos como gran mercado de pulgas latinoamericano, que toma de aquí y de allá para sentirse rayano al primer mundo, se esconde el horror. La violencia implosiva emerge tras las máscaras y fachadas de cartón construidas por las marcas y tendencias, fotos con filtros y gentita nice, lo trendy y los hashtags mejor rankeados. 

El libro es un summum de lo alienados que llegamos a ser y cómo reputamos ciertos ídolos y levantamos una endeble normalidad que no es más que un vertedero de soportes emocionales. Hago el ejercicio de ver al mismo grupo de moscas vitoreando yupi sobre su carroza romana, mientras corren bajo una escena que muestra una cola inmensa de cientos de personas agotando una edición del último libro de Jaime Bayly en una feria del libro de provincia, obligando a los organizadores y guardias del recinto a tener abierto el lugar hasta las dos de la madrugada, mientras el animador de televisión devenido en novelista y supuesto niño terrible firma a destajo con impostada sonrisa, sus inflados libros de Alfaguara que terminarán en algún olvidado rincón de una apócrifa vivienda. Del mismo modo imagino a un tropel de miles de sujetos corriendo por los supermercados del mundo, los primeros días de amenaza de pandemia, arrasando con los packs de papel higiénico de los anaqueles, corte de escena, transición con un círculo que se achica, un sonido de resorte y una melodía con fanfarrias, antes de irse a negro la pantalla, asoma una mosca con gálea y como en la escena de los Gremlings de Joe Dante, tararea el HI-HO de los enanos de Blancanieves y ríe con demencia de nuestra estupidez.


UN PAÍS/CONTINENTE CON SÍNDROME DE ESTOCOLMO

La literatura y la televisión en Latinoamérica se ha esforzado en construir unos imaginarios reduccionistas en torno a la pobreza, la clase obrera y los estereotipos que han enmarcado como servidumbre. Sin ir muy lejos, las categorías que saltan de inmediato a la vista son la vecina chismosa del barrio/vecindad que funge el rol de soporte cómico, el leal mayordomo o empleado de la casa, el pícaro con un florido lenguaje lleno de clichés de barrio y el protagonista que pese a toda adversidad logra sobreponerse a su contexto de miseria. 

Estos múltiples romanticismos son derribados en la novela. Cualquier personaje que pudiese entrar en esa categoría es retratado como una herramienta al servicio del placer de Vargas Yosa. Existe una conexión inseparable entre los favores sexuales y el cuidado que debe garantizarse al gurú multimedia. Sea formando parte de una orgía o con la selección de su ropa, el cuidado de su agenda o la felatio de turno, todo aquel que se encuentra subyugado al protagonista, no cumple su labor sólo porque así se encuentre estipulado o esté sometido en calidad de esclavo. 

Como diría el maestro en sus cartas a un joven novelista, se trata más bien de "una servidumbre que hace de sus víctimas unos esclavos". Un ejemplo de esto es Blinky que dice amar a Vargas Yosa como nadie, pues desde que este era un infante lo llevó sobre su regazo. La silla de ruedas con inteligencia artificial se deleitó con todos sus pedos. Algo similar ocurre con el mayordomo n°1 que sin vacilar se entrega a propinar placer a su amo, aun cuando este no se lo pida. Podría pensarse en este comportamiento como una especie de síndrome de Estocolmo, pues la voluntad de los personajes mencionados parece estar secuestrada por Vargas Yosa, quien abusa verbal y físicamente de ellos. 

Una vez que tiene extremidades los patea e insulta, pero ellos a rastras lo siguen e imploran la atención de su captor. Quizá esta lectura pueda ser una exageración, pero siento que la relación del protagonista con estos personajes, de algún modo refleja la relación que los países establecen con sus caudillos culturales y las figuras que se establecen como epígonos de su imagen patrimonial ante el mundo. 

Pienso en el acto en miles de incipientes novelistas del Perú, quizá más a fines del siglo pasado que ahora, puede que me equivoque, el asunto es que Vargas Llosa y su trayectoria se erige como un modelo idílico para ingresar al mundo cultural, siendo la literatura un mecanismo de ascenso social. Al respecto, resulta paradójico que la adaptación al cine de la novela Tinta Roja, dirigida por el peruano Pancho Lombardi cambie el apelativo del personaje protagonista, que en el texto original aludía a Hemingway, terminando convertido en un chichero Varguitas. Esto no sólo porque la historia del chileno Fuguet (un escritor que por cierto no sale de los moldes que estoy refiriendo) se adapta a Lima, sino porque la alusión al autor de La ciudad y los Perros tiene más asidero como parte de un cliché nacional. De seguro todavía puede uno toparse en las aulas universitarias, bares de Quilca y en los círculos de jóvenes escritores, aspirantes a seguir esos moldes de galleta a lo Beto Ortiz, Bayly y claro, el epítome de esa aurea figura de intelectual y hombre de éxito, Vargas Llosa. Por eso esta idea de un país/continente secuestrado por el respeto inveterado a ese tipo de imágenes y paradigmas de soberanía. Esto hace de aquellos atados a esas viejas estatuas y figurines, un potencial Blinky que ama a su esclavista y le rinde pleitesía esperando como en la escena final de la novela, ser usado y penetrado por la poderosa luz que emana del más grande soñador.


PALABRAS DE CIERRE 


Creo que Julio Meza consigue ir más allá del escarnio o sátira del premio Nobel peruano. Una impresión superficial que podría barajarse por el título y portada de la obra, rápidamente queda atrás cuando nos sumergimos en un texto que explora una gama de sátiras sociales más profundas que las que atienden a un sujeto y sus poco afortunados comentarios sobre la política de su país, su amistad con reyes y decimonónicas sentencias sobre lo que debe ser la literatura y el arte. 

No quiero decir que dicha lectura no sea posible, y tampoco que esté fuera de juego, sin embargo, siento que el protagonista escritor, influencer y coach espiritual, más allá del alcance de nombre y potestad en el mercado cultural de su tiempo, se erige como una mordaz parodia de Nick Vujicic y ese tipo de escritores estilo Coelho, el cual debe enfrentar una experiencia Kafkiana que termina convertida en un episodio de Ren y Stimpy pasado por mucho ácido o sin ir muy lejos, algo que habría salido de la mente de Steve Cutts. Conociendo el humor de Julio, sus lecturas y educación sentimental así como su obra previa en narrativa, poesía y cómic "El amor sabe a Sábila ", me atrevo a señalar que en Vargas Yosa exacerba elementos que le son familiares, sin sacrificar su enorme consciencia social y mirada crítica de la realidad. Como pares generacionales, sometidos a esperpentos políticos y sociales como Alan García, el Fujimorismo, la cultura chicha del diario Ojo y Laura en América, el talento de Julio tiene la materia prima para construir un coctel molotov directo a la fachada de cartón que con desparpajo llamamos normalidad.




Cinosargo presents Dialogue of Latin American narrators at the Frankfurt Book Fair

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Tema: Cinosargo presents Dialogue of Latin American narrators at the Frankfurt Book Fair
Hora: 16 oct 2020 01:00 PM Ciudad de México

Unirse a la reunión Zoom

ID de reunión: 814 5468 0911
Código de acceso: 703935


In this panel Yero Chuquicaña Saldaña (Perú), Elma Correa (México), Ana Nicholson Leos (México), and Óscar Barrientos Bradasic (Chile) will present a variety of contemporary narrative voices to the reading public of the Frankfurt Fair. The authors represent different generations and geographical points of the Latin American territory. The attendees will be able to meet authors' work, their particular styles, and influences in a dialogue that seeks to build bridges and communicating vessels within the new narrative in Spanish.

This talk will be held in Spanish 

Moderator: Daniel Rojas Pachas


Poetry reading: Mexican authors published by Cinosargo at Frankfurter Buchmesse 2020

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 Tema: Poetry reading: Mexican authors published by Cinosargo

Hora: 18 oct 2020 12:00 PM Ciudad de México

Unirse a la reunión Zoom

https://us02web.zoom.us/j/83634350989?pwd=dHJmTlU1Um1rVXBRQlVoM1BneVZvZz09


ID de reunión: 836 3435 0989

Código de acceso: 321487


Join us to listen to contemporary Mexican poets reading their latest work, and do not miss the opportunity to talk with them about poetry. With this activity, we seek to publicize the work of four diverse poetics within the current Mexican cultural field. Guest authors: Álvaro Luquín author of Hubo Fiestas, Pedro Mena Bermúdez author of Heráclito, Eduardo Padilla author of Hotel Hastings, and Amaranta Caballero Prado author of Newspaperbirds march 2011.

This presentation will be held in Spanish.

Moderator: Daniel Rojas Pachas




Poesía de Osman Alzawihiri

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la noche moza se sienta, se mira de sus lágrimas todavía, se llena de flores, de incienso carmesí profundo: los ríos, los filamentos de centinela dibujan tirones de guija: uno en uno se tañen y bajan de los ojos.



alkamarini: mis sueños en la mitad de la noche se desvelan en esas burbujas de agua. La constelación de floripondios hace destino, el ánima de las aves. En este sitio se halla la tarde obsesiva donde me vio crecer en sus ojos. En este lago ceñudo la orna del alba. 



irse, hilos, floraciones de arena cae desde la mural de la niebla. Irse de soma al velo, se reproduce colibrís. Irse de la cabeza. Allá en el totoral la fila de patos. Inhalar pócimas de esa hierba en ojos de alguien diverso disemina la ceniza de bengalas: la choka.   



cráneo de rosas florece. La muerte lame las manos. Da igual, irse. Mi corazón se apagará con esta aura roja. Así podré terminar con esta brea de mi carne órfica en la noche de un fósforo. Solo me recuerdo esas vanas intenciones de haber cabido en el río donde me quedé mirando esa figura de mis cabellos.




 Osman Alzawihiri (Perú 1982). Es docente de literatura y poeta. Ha publicado: Sudario 2981 (Poesía) Herbaje de incienso (Poesía, 2011), Templo de las flores (Poesía, 2012), Ichus negro (Poesía, 2013), Libro de kiyu (Poesía, 2015). Parte de sus poemas se encuentra traducida al japonés, inglés, hebreo, italiano, chino, griego y portugués. Primer premio Horacio de educación en el área de poesía 2011. Ha participado en el festival de Poesía Enero en la palabra 2014. Es compilador de la Muestra de Poesía peruana. Organizó el primer recital de Poesía Tránsito de humo. Coorganizador del Encuentro de Poetas Poesía en llamas. Es director y compilador de la revista de literatura Hiloterminal.



Cinosargo presenta Narradores Latinoamericanos en la Feria del libro de Frankfurt 2020

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