TORMENTO Y QUIETUD: Y ENTRE AMBOS LA EXISTENCIA Por Jessica Atal
Enrique Lihn y Nicanor Parra: Conversación entre dos grandes poetas latinoamericanos (audio)
Presentaciones de Mario Montalbetti en Chile - El pensamiento del poema (Cinosargo/Marginalia)
Me hubiera gustado ser un personaje secundario en alguna de las narraciones de Cesare Pavese: Entrevista a Luis Benítez
Moridor & otros poemas: del desajuste o de una afectividad reencontrada. (Ediciones Cinosargo / Mantra, México, 2019) Por Tania Favela Bustillo
Curauma, de Rafael Cuevas Bravo: La mirada pasmada por Carlos Henrickson
Presentaciones de Cinosargo Ediciones en FIL Guadalajara 2019 (Amaranta Caballero Prado, Juan Carreño y traducciones de Alexis Figueroa)
Rogelio Ramos Signes responde En cuestión: un cuestionario de Rolando Revagliatti
Luis Benítez responde “En cuestión: un cuestionario” de Rolando Revagliatti
Reseña a El cuerpo es devil de Cayo Caectus por Manuel de J. Jiménez
Documentales: Entrevistas a escritores argentinos
Poemario de Luis Benítez editado en Estados Unidos
Poemario de Luis Benítez editado en Estados Unidos
Katakana Editores (#katakanaeditores), sello con sede en Miami, Estados Unidos, en junio pasado ha colocado en librerías y a través de Amazon el título “The afternoon of the elephant and other poems” (https://www.amazon.es/AFTERNOON-ELEPHANT-OTHER-POEMS-poetry/dp/1734185023), colección poética del argentino Luis Benítez (*). El volumen, cuyo título original en español es “La tarde del elefante y otros poemas”, fue traducido al inglés por Beatriz Allocati, con supervisión general del poeta estadounidense George Franklin (**). Es la primera edición en lengua inglesa de la obra, precedida por la venezolana, de 2006; la mexicana, de 2008; la italiana, de 2012, y la argentina, de 2014. En la contracubierta del poemario señala Franklin: “¡Qué suerte tenemos de poseer este volumen de poemas en inglés de Luis Benítez! Una figura importante en la literatura contemporánea en español, Benítez no solo crea poemas; él piensa en poesía. Los poemas de The Afternoon of the Elephant son una forma de reflexionar sobre el mundo físico y social al mismo tiempo que hacen que ese mundo sea real al tomar en cuenta animales, océanos, amigos y amantes, el tigre dientes de sable, la garza, el salmón, el trucha, la mofeta, incluso el elefante fugitivo que interrumpe nuestras conversaciones mundanas y come fruta de la mesa del café. The Afternoon of the Elephant destruye lo habitual y nos pide que consideremos la forma en que el pensamiento enriquece la experiencia y restaura nuestra conciencia de la amplitud del mundo fuera de nosotros. Benítez es una voz en estas páginas, una razón apasionada que rechaza la mezquindad que recorre nuestra vida cotidiana, que celebra lo que se pasa por alto”.
(*)Luis Benítez (Buenos Aires, 1956) ha recibido diversos reconocimientos internacionales por su obra literaria. Sus 36 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.
(**)George Franklin es autor de dos libros de poesía: “Traveling for No Good Reason” y “Among the Ruins”. Magister en Escritura Creativa de la Universidad de Columbia, Nueva York; Doctor en Inglés y Literatura Norteamericana de la Universidad de Brandeis, Massachusetts, y Doctor en Derecho de la Universidad de Miami.
Caterina Scicchitano, el Chaco Mecánico, cantar para resistir la automatización por Ludwig Saavedra
Caterina Scicchitano, el Chaco Mecánico, cantar para resistir la automatización
Lo primero que percibimos al acercarnos al libro de poesía Chaco Mecánico es que alguien está cantando entre los ceros y unos y el metal. Y que está cantando fuerte, y a veces, susurra. A pesar de la ternura, la voz que construye estas canciones, es objetiva como un cuchillo.
Arriesgada
sigilosa
delicada ninja (poema I), se presenta la poética y la voz que ama en medio de los ceros y unos y el metal. Escribo esto mientras escucho Daft Punk y me imagino que bailamos como en un sueño verde como campos de arroz de Vietnam.
Por objetividad de cuchillo quiero decir que se aprecia una búsqueda de expresión depurada, que por momentos es de una crudeza palpable. Esta expresión también lleva al uso de la elipsis notablemente en muchos poemas, y también a una metaforización que deriva en un lenguaje preciso, cortante, pero lleno de imágenes, emociones e intuición. Poética de “Cortar por lo sano”(poema XXIV).
El territorio es el Chaco y es la memoria: El cassette que has eliminado ha rebobinado tu memoria, dice la poeta, memoria que se remonta a antecedentes familiares, la guerra, la migración, para volver al presente como en una zozobra cubriendo de una belleza nostálgica la reflexión de la existencia y los cambios de la ciudad en el tiempo.
Esta voz canta oponiendo dos realidades: una mecánica y la otra orgánica. La primera simboliza la maquinaria misma capitalista y la tecnología en su versión más futurista, casi apocalíptica por destellos; mientras que la segunda es, no solo el espacio natural que aun sobrevive a la mecanización, la industrialización y la maquinación, sino también el territorio del propio cuerpo como espacio político de resistencia, como base de los afectos, las emociones, las sensaciones que son el tesoro particular a los que la voz poética recurre.
El drone como surge como un símbolo en el poema XVIII, símbolo de la violencia normalizada, infiltrándose en espacios cotidianos , una violencia ejercida por la máquina y la industria que es el Capitalismo actual, que genera vidas depresivas, carentes de sentido. Y la voz poética parece decirnos que esta violencia no tiene género es ejercida sobre todos:
“sus extremidades son cuatro alas sin alma y un ojo
por donde ven el territorio árido y una criatura sucia corriendo
al momento de disparar el drone no tiene género”
Los bancos, el sistema bancario y el dinero, como en el poema XX (Es el dinero en los bancos y es ese miedo a Dios), se constituyen como otra forma de simbolizar la mecanización de la naturaleza, el hombre maquinizado, que puede matar sin remordimiento y que es el hombre por igual para el progreso y la guerra:
El hombre es un ensamblaje de extremidades para la guerra
El hombre es una maquinaria sin sentimientos
El hombre mata y aniquila.
(poema II)
Esta automatización que aqueja a los congéneres también lo hace tornándolos robots (vivir una “vida automática”) pues de lo contrario los sujetos no valen para el sistema, la maquinaria, lo cual es tomado con fresca ironía por la poeta:
no tenés trabajo
aprisiona el sistema nervioso
ok
vale
lo haré
cobrare valor
(poema IX)
Otra forma de esta metalización o mecanización es el machismo. Esto último es importante pues este alguien que canta en el Chaco Mecánico se asume sujeto femenino que padece en un contexto desfavorable marcado de experiencias de machismo, siendo el poema XXV el que expone sugerentemente el tema, pero apareciendo en varios otros textos como en los poemas V, VIII, XIII, XIV, XV, XXX entre otros.
A ello quizá se deba la razón de ese spleen o tedio o desencantamiento ( Todos los días el mismo sol, poema XVI) que otorga una distancia en lo que observa a ese alguien que canta, una objetividad del desencantamiento. Pero también es la razón de la apuesta por una libertad de índole más personal, orgánica, pues se da a través del cuerpo, el sexo, los sentidos, los afectos:
Soy mi propio perro y soy mi dueño
Me lo doy me lo quito y lo prohíbo
Con la misma vara que juego
me pego
me masturbo
dibujo un corazon en el barro de la vereda
(poema XXXV)
Insistimos que en el Chaco Mecánico alguien canta. Canta pues el lenguaje se estructura de manera sonora y con preponderancia rítmica. Esto sumado a la metaforización extrema de algunos textos otorgan un lenguaje especial, por momentos hermético, que es su mayor virtud ya que no deja de aportar una textura interesante que oscila entre ríspida y suave, pero quizá también en algo su defecto. Es notable el uso de la elipsis en algunos poemas, como hemos apuntado.
La musicalidad se suma a la ternura para cantar como flor en medio del cemento. Se recurre a la ternura de la madre: La conexión es umbilical a la hipotenusa de la membrana maternal (poema XXI) , ternura terrible, primera y última:
El hombre no tiene nada adentro suyo
más que su propia madre.
Por eso cuando le disparan en Vietnam
sostiene su intestino delgado
lo mira, recuerda cosas
(poema II)
Pero también está la ternura de los amantes, o sencillamente las escenas de lo cotidiano, de la amistad.
Otra dimensión de la ternura que quisiera señalar es la importancia de la ternura del juego. Lo lúdico recorre el poemario: lo lúdico en el sexo, lo lúdico en el hacer mismo de la poesía (poemas IV o X, por ejemplo). Y también, cuando se puede asumir lúdicamente la tristeza. Jugar con ella en tardes solitarias, pues la voz poética presente en Chaco Mecánico establece una distancia respecto a los objetos de su reflexión, una tipo de soledad. Y así canta.
En el peor de los casos triunfara la máquina y los sentimientos serán algo que será legendario en la información de los ciborgs de tercera generación del poema XXII, que se sorprenderán al enterarse que existieron emociones y sentimientos en una época primitiva de la humanidad. Pero mientras eso ocurre queda cantar. Escribir poemas raramente musicales, tiernos y filudos. Resistir a la máquina:
Neocentrismo ambiguo lineal histérico económico
borracho de jarra de aluminio por cultivar bacteria aérea
ESTOY OBSERVÁNDOTE cazando data y tribus que
nos encharcaron de sangre y huye la tierra árida al revés
se pierde hueso se pierde hueso en el polvo de la pantalla
enchufada y se olvida la vista de la naturaleza
El olor es calmo y digital.
(poema XXXVII)
O:
en el cielo artificial la guerra por y encima de nosotros has
pisado la comunicación
con el mundo eléctrico de nosotros mismos multiplicados
los avances van rápido y las flores ya no son lo que
parecen retrocede acaracolado el humo del mundo
(poema XXXVI)
y maravillosamente, al final del poema XI:
a dónde vas a ir a parar ahora bajo la luz de luna de la tercera guerra mundial?
qué estarás pensando ahora al terminar de sentir esto?
La pregunta fundamental de este viaje es la del poema VI:
Qué hay que hacer
cómo se tiene que hacer
qué hay que ser
qué se tiene que hacer
para seguir siendo
para que quieran que sigas siendo lo que te gusta ser
que a vos te guste pero no moleste el encastre
y la forma ser
Y la respuesta y refugio que se encuentra es desde el sistema nerviosa, desde la embriola: escritura musical, juego y ternura del amor, el propio cuerpo como territorio libre y cede de los afectos y emotividad, lo orgánico frente a la Máquina.
Ludwig Saavedra, Lima, 2020.
Poemas de Rubén Balseiro
ENTRE EL TIC Y EL TAC
Entre el tic y el tac del reloj,
hay un silencio.
En el podrían caber todos los gritos,
en el podrían caber todas las penas,
todas las suplicas y todos los reproches.
Entre el tic y el tac del reloj,
podrías matar a un hombre,
reconstruir un gesto ya olvidado,
abrazar a un amigo
para decir aquello que jamás has dicho.
Entre el tic y el tac del reloj,
podrían suceder todas las cosas,
menos el tiempo,
el tiempo sólo ocurre en el tic o en el tac.
Entre el tic y el tac del reloj,
tuviste una esperanza,
pero no lo recuerdas.
*
DETRÁS DE LA VENTANA
Detrás de la ventana está la tarde.
Es extraña esta frase,
porque la tarde inunda los rincones,
se acomoda en silencio en los espejos,
se esconde en mis almohadas
y me susurra cosas al oído.
Pero yo creo que está ahí,
detrás del vidrio,
allí anida su esplendor de tarde,
allí las claridades se van desvaneciendo
para anunciar el sueño de los pájaros.
Allí se van cerrando lentamente
los parpados del día.
La tarde,
que desde la ventana me contempla,
que desde la penumbra de mi cuarto,
yo contemplo,
se acurrucó en el cuenco de tu mano
aquella vez, recuerdas,
cuando la abriste para decir adiós,
y la tarde voló.
Detrás de la ventana ya no hay pájaros,
un sueño de penumbra se atesora,
anochecen mis ojos tras el vidrio.
*
LA TORRE DE BABEL
Es mentira la muerte de Nemrod,
la torre de Babel se sigue construyendo,
no ya con piedra y pico
pero siempre con látigo y esclavo
Y no importa si Dios
intentó confundirnos,
el esfuerzo de Dios
es acaso un absurdo
manotazo de ahogado.
La palabra pasión se cambió por dinero,
ilusión es igual a decir imposible
y nos falta tan poco para llegar al cielo.
Dicen que un niño llora en un umbral,
pero estamos tan alto que no podemos verlo.
Dicen que mueren otros en la guerra,
que se tortura a los enemigos
acusándolos de ser torturadores.
El esfuerzo de Dios acaso no fue absurdo,
transformó nuestro cielo en un infierno.
*
EL GATO
Absorto el gato mira
el fatal remolino del desagüe.
¿Qué espiral de misterio encierra ante sus ojos
esa fuga infinita?
Lo miro y no comprendo.
Más tarde la rutina demorará mis pasos
y el espejo inclemente devolverá tristezas.
Me miro y no comprendo.
¿Qué camino unirá los dos abismos?
Mi mirada perdida en el espejo,
su mirada perdida en el desagüe.
¿Se unirán en un punto final del universo?
¿Habrá un arcano oscuro
que un día un dios dormido
devele al despertar?
RUBEN BALSEIRO
Nacido en Avellaneda, Pcia. de Bs. As. República Argentina en
Obra publicada: “De Lugares y Olvidos” Ed. Último Reino, 1989; “Los desiertos más íntimos” Ed. Último Reino, 1998; “Cántaros quebrados” Ed. Argos, 2005; “Despojos” Ed. Vinciguerra, 2007; “En la tierra de nadie” (ensayo) Ed. Vinciguerra, 2008; “Sueños de Ícaro” Ed. Namastei, 2011; “Como los pájaros” Ed. La Luna Que, 2015; “Poemas” Ed. Vinciguerra, 2016; Roberto Juarroz “La intersección de dos mundos” (Ensayo) Ed. La Luna Que 2018; “Cuando cae la noche” Ed. Botella al Mar, Uruguay, 2018; “Comunicación, palabra y poder” (ensayo) Enigma editores, 2019; “Roberto Juarroz, los límites de la palabra” (ensayo) Colección Los Maestros, Fundación argentina para la Poesía, 2020.
Entre otros premios: Faja de honor de la ADEA por “De Lugares y Olvidos”/ Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores 2008 por “Despojos”/ Puma de Plata de la Fundación Argentina para la poesía/ Primer premio (edición) de las 7 colinas por “Sueños de Ícaro”/ Primer Premio (Edición) Arturo Cuadrado – Botella al mar Uruguay por “Cuando cae la noche”
Poemas de Romina Funes
Poema del libro: Un modelo vivo, Nueva Generación, 2010.
LA GALLINA
Sentado en el banco
estabiliza
yo administro mi reserva
le digo cosas menores
que acaso ya sepa
él sabe
acaso ya lo sabe
su tierra está en mi casa
las varillas del día
el balde repleto
la callecita en desnivel
los estúpidos no
fatigosos con sus ampollas
atrapan una y la cortan al medio
después corren
quitan del medio sus caras
no ven
no ven que ahora por ejemplo
mi hombre se deshace adecuadamente de mí
me apoya posible y fuera de su alcance
deja corrido el borde
ceniza en la remera
me sopla cal
¿tendrá todavía? ¿vendrá?
(ya casi termina)
los estúpidos no
el hombre
mi hombre
sentado en el banco
me arranca
me rompe
un tajo
un corte
me sopla cal
sentado en el banco
mi hombre sentado
mi
el hombre
marca
sola sola me deja
se deshace
me rompe
me besa
me besan
todos me besan
los estúpidos también
dale más
fijate que
parece cómo
los estúpidos no
basta me besan basta
los estúpidos no
sentado en el banco
mi hombre mira
advierte que así
tendida sobre la tabla
rota
pero no me recuerda
dale dale más
(ya casi terminan)
tabla
sangre
los estúpidos también
basta basta
mi hombre también
no recuerda
su tierra en mi casa
no recuerda
tabla
sangre
me sopla cal
terminan
ahora sí terminan
mi hombre los estúpidos se van
quedan restos
pelo
uñas
y sobre la tabla una gallina seca.
Poema del libro: Todo el paisaje a la sombra, Lamás Médula, 2015.
Tal vez así funcione la mañana
acercarme
mostrarte las rodillas
la piedra en el mentón
es tanto el azul del que no hablamos
subyace como el páramo
como las hojas en el costado
me ves
nos vemos
caer
desviar
encontrarnos en las formas pequeñas
pobladores decías
necesitamos pobladores
gente que venga y propague
¿a cuánto se venden los pedazos?
¿quién rectifica?
¿cuál es el porcentaje de absorción?
tal vez así funcione
con su esponja entre los metales
la silueta limpia de algún vendedor
la pregunta sobre la hora el pronóstico
la decisión de llevar o no el paraguas a las reuniones
es tanto el azul del que no hablamos
tal vez así
mi mano abierta en tu abismo.
Poema del libro: Todo el paisaje a la sombra, Lamás Médula, 2015.
Una hoja de menta
silba el nombre que nos contiene
dentro del cubo negro
la hoja sorda todavía de piel crece
somos la mitad de la visión te digo
mientras palidecen y mueren
alrededor de la maceta
aquellos que no pudieron con nosotros
muerdo tus labios
y muerdo la hoja
debajo brilla excesiva e inmune la raíz.
Romina Funes (1981, Gral. San Martín, provincia de Buenos Aires, Argentina). Poeta y promotora cultural. Organiza y conduce el ciclo “Letras & Música” (poesía, cuentos y música en vivo) desde 2010 de forma autogestiva. Publicó Un modelo vivo (Editorial Nueva Generación, 2012), Todo el paisaje a la sombra (Editorial Lamás Médula, 2015) y Diez Noches en el Cuadrado (Editorial El jardín de las delicias - 2015). Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, portugués y rumano y publicada en revistas culturales del país y del exterior. Participó en varias antologías y festivales internacionales de poesía en Argentina, Canadá, México, Francia y Cuba.
Poemas de Luis Benítez
Conferir forma verbal al impulso que lleva a escribir: Entrevista a Rafael Felipe Oteriño por Rolando Revagliatti
“Conferir forma verbal al impulso que lleva a escribir”
Rafael Felipe Oteriño responde ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti
Rafael Felipe Oteriño nació el 13 de mayo de 1945 en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, República Argentina, y reside desde 1971 en otra ciudad bonaerense: Mar del Plata. Es Abogado por la Universidad Nacional de La Plata, habiendo, además, realizado estudios de Letras en la Facultad de Humanidades de dicha universidad. Ha sido profesor titular de Derecho Civil III y de Derecho Privado en la Universidad Nacional de Mar del Plata, y Profesor Emérito de Contratos en la Universidad FASTA. Ejerció la magistratura en los cargos de Juez de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial y de Juez de Cámara Civil y Comercial, en el Departamento Judicial Mar del Plata. Entre otros, en el género poesía ha recibido los premios del Fondo Nacional de las Artes (1966), “Pondal Ríos” de la Fundación Odol (1979), Primer Premio de Poesía de la Secretaría de Cultura de la Nación (1985-1988), “Konex” de Poesía (1989-1993), “Consagración” de la legislatura bonaerense (1996), Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (2019). Es Miembro de número y Secretario General de la Academia Argentina de Letras y Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Con Carmen Iriondo ha traducido del inglés una antología de la poesía del poeta polaco Czeslaw Milosz, que fue publicada en la revista “Hablar de Poesía”. Codirige la colección Época de ensayos sobre poesía de Ediciones del Dock, en la que ha publicado “Una conversación infinita” (2016) y tiene en prensa otro libro de ensayos titulado “Continuidad de la poesía”. La Editorial Vinciguerra publicó su ensayo “Del hablar en figuras” (2016). Su poesía se encuentra reunida en “Antología poética” (FNA, 1997), “Cármenes” (Vinciguerra, 2003), “En la mesa desnuda” (Ediciones al Margen, 2008), “Eolo y otros poemas” (Editorial Brujas) y “Poemas escondidos y un epílogo” (Lágrimas de Circe). Poemarios publicados entre 1966 y 2019: “Altas lluvias”, “Campo visual”, “Rara materia”, “El príncipe de la fiesta”, “El invierno lúcido”, “La colina”, “Lengua madre”, “El orden de las olas”, “Ágora”, “Todas las mañanas”, “Viento extranjero”, “Y el mundo está ahí”.
1: ¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?
RFO: Debo retrotraerme a mis doce o quince años, en La Plata, a un día violento de otoño en el que las hojas de los plátanos volaban y se arremolinaban en la vereda con el anuncio de una tormenta inminente. Ahí me cayeron unas primeras líneas que bosquejaban la idea de un mundo sustraído de su orden, arrebatado por el torbellino del viento y seguido en mí de algo interior parecido a un reclamo de piedad. No hago esfuerzos por recordar esos versos (más bien, hago el esfuerzo de olvidarlos), ya que dicho primer intento no era más que una expresión subjetiva y no la pieza literaria y susceptible de compartir que constituye un poema.
2: ¿Cómo te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades?
RFO: Con la lluvia y las tormentas tengo un sentimiento dual: por un lado, me encantan, en cuanto a voluptuosidad, energía e ímpetu; por otro, me sobrecogen porque, mientras duran, me dan la impresión de que han venido para quedarse. Tal vez se filtra en esto último el recuerdo de la vieja casa de mi infancia, de techos altísimos y azoteas embaldosadas, en la que con cada tormenta no faltaba la gotera insidiosa quebrando, como un intruso, la vida doméstica.
Las otras propuestas son variadas. Vayamos de a una. Con la sangre no discuto, ni aun metafóricamente; está ahí, como un río vital y yo me limito a dejar que siga cumpliendo su tarea. La velocidad no me seduce si no es como condición para que las cosas anheladas ocurran más pronto. Y a las contrariedades las tomo como parte de la vida: una tarea a afrontar.
3: “En este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones?...
RFO: Por su larga tradición literaria, la palabra inspiración tiene un lugar ganado que no voy a controvertir. Podría sustituirla por las expresiones “precipitado psíquico”, “tropel de palabras”, “don”, “dádiva”, “estado de inocencia”, que marcan, de igual manera, la libertad imaginativa y el afán constructivo que son antesala del acto creador. Lo que tengo claro es que sin ese disparador la escritura de poesía demora su inicio. Pero tampoco apuesto todas mis fichas a su aparición inconsciente. Creo que la obra de creación es fruto de un don y una tarea; que el poeta es “tocado” por la poesía y que es, asimismo, un artesano de la lengua. Lo que se expresa de manera bastante adecuada diciendo que la obra “nace” y “se hace”. Y arriesgaría que este último factor es insustituible, pues durante el “quehacer” el autor calibra la potencia del material recibido en bruto, examina la originalidad de sus contenidos, se impone una estrategia y una dirección, basado en su experiencia en cuanto a los límites del lenguaje y a sus propios límites.
4: ¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra?
RFO: Me gustan los libros de memorias y los diarios de escritores, en cuyas páginas podría rastrear “avatares”, pero lo cierto es que me detengo más en las obras que en el anecdotario sobre sus vidas. Incluso, te diría que cuando sus aventuras y/o peripecias se sobreponen a la obra y tienden a reemplazarla, el autor deja de interesarme en relación directamente proporcional al hecho. Pienso, por caso, en la vida de H. W. Auden, de quien hay bastante material sobre sus aconteceres, desplazamientos y amores, pero que no llegan —en mi caso, al menos—, a desplazar el interés por sus poemas capitales, a los que vuelvo una y otra vez, ya estén situados en Oxford, Hamburgo, Cintra (Portugal), Viena o Nueva York.
Admito dos excepciones a esta regla y ellas son: Rimbaud y su corta vida de disconforme social tanto antes de escribir sus tres obras capitales como después de renunciar a la literatura, y Oscar Wilde, con sus humoradas de dandy, que son toda una celebración de la inteligencia (aunque, a mi juicio, en la medida que el testimonio proviene de sus propias páginas, también forma parte de su literatura).
5: ¿Lemas, chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar?
RFO: Me encantan los refranes por esa cualidad que los hace surgir de los labios en el momento preciso en que la ocasión lo requiere. “No hay mal que por bien no venga” (la aceptación de lo irremediable); “En casa de herrero, cuchillo de palo” (la condición insustituible de la experiencia); “No por mucho madrugar se amanece más temprano” (el valor del azar y lo imponderable); “Al mal tiempo buena cara” (la voluntad como conducta); “A caballo regalado no se le miran los dientes” (la gratitud); “Cada loco con su tema…” (vivir y dejar vivir); “Cuando el río suena, piedras lleva” (el valor de lo secreto); “Donde hubo fuego cenizas quedan” (el tesoro de lo vivido); “Genio y figura hasta la sepultura” (la huella de la estirpe); “Lo cortés no quita lo valiente” (la sociabilidad ); “Ojos que no ven corazón que no siente” (la lección de que no todo puede ser dicho ni es bueno oírlo todo). Y podría seguir.
6: ¿Qué obras artísticas te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís quedando, en estado de perplejidad?
RFO: Debo decir que las obras que más me han estremecido son: “La Odisea”, los diálogos platónicos, “La Divina Comedia”, “Don Quijote de la Mancha”, nuestro “Martín Fierro”, la poesía de Borges y de Czeslaw Milosz. En estado de perplejidad (si por esto entendemos duda, incertidumbre, confusión), el “Ulises” de James Joyce; si, en cambio, le damos la acepción de sorpresa, asombro: el poema “Un coup de dés” de Stéphane Mallarmé y la música de Gustav Mahler, particularmente el Adagietto de la Sinfonía nº 5.
7: ¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras contar?
RFO: No sé si será por autocompasión o por sabia distribución de los recuerdos, pero no me viene a la cabeza ninguna situación irrisoria de la que haya sido protagonista. ¡Aunque sí, ahora me llega una de mi más remota infancia!: cuando en la plaza de mi barrio, ante la mirada de la chiquilina que me quitaba el sueño, patee una pelota y se me fue el zapato con el impulso.
8: ¿Qué te promueve la noción de “posteridad”?
RFO: Algo ulterior reservado para los otros, pero de modo muy críptico. Un espacio que no parece ser muy amplio, ya que no todos tienen cabida en él. Hay poetas a los que les es dada sólo por un poema o por una línea (“Música porque sí, música vana…”, Conrado Nalé Roxlo). A la mayoría les es negada esa misteriosa suerte.
9: “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas te aplastan?
RFO: No necesariamente me aplastan. Por lo normal, me muevo cómodo en ellas. Me gusta volver a los mismos sitios, releer los mismos poemas y conversar con las mismas personas. Siempre descubro nuevos perfiles, otras inflexiones, una renovada riqueza en los reencuentros.
Las colas en los bancos y oficinas, en cambio, con su cuota de expectación y desvelo, esas sí me abruman. Solo las sobrellevo suscitando animosas (tanto como efímeras) tertulias con los otros abnegados penitentes que me preceden o con los que me siguen en la espera.
10: ¿Para vos, “Un estilo perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió: “…un estilo es una manera y un amaneramiento”.
RFO: Como cristalización de una modalidad de escribir puede constituirse en una limitación en la trayectoria del escritor (en un “amaneramiento”, como dice el escritor y periodista español). Pero esto ocurre cuando se apaga la inventiva y el escritor persevera en una retórica que ya no aporta sorpresa ni novedad ni mérito. Esto produce obras que no son otra cosa que un calco de lo ya hecho.
Desde otro orden más valioso, el estilo (de stilus, punzón para escribir y, por derivación, marca, señal) es un código de identificación y, para el escritor, una conquista: la posibilidad de ser destacado por su peculiar uso del lenguaje, de entronizar un horizonte comunicativo propio, de darle oportunidad al lector de saber a qué atenerse al tiempo de elegir sus lecturas.
11: ¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente?
RFO: Rechazo la mentira, la indiferencia, la mezquindad, el pensamiento único. Pero me cuido de ser violento, pues allí es donde se acaban las palabras. Entre las ramas de la filosofía y, por ende, del comportamiento, que más me interesan está la hermenéutica. Amo, pues, los detalles, “los divinos detalles” de los que hablara Vladimir Nabokov para la literatura.
Y entre los sucesos que me hartan, pongo a la cabeza las peroratas de aquellos que, por falta de argumentos, derivan en la gesticulación y el grito. No tolero a los gritones. Por el contrario, soy proclive a gustar de la vida a través de un cierto pathos (expresión tan difícil de definir, pero que, para mi economía, la traduzco como un cierto dramatismo interior ante el misterio del otro y de lo otro).
12: ¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros?
RFO: No lo dudo: yo, niño de cuatro años, en el campo, con boina negra y faja de igual color en la cintura, montado en el caballo alazán que me regaló mi padre (al que bauticé, apenas lo vi, con el nombre “Rubio”, por mi ignorancia sobre el pelo de los caballos).
13: ¿En los universos de qué artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo?
RFO: Me hubiera gustado acompañar a Don Segundo y a Fabio Cáceres durante su arreo de ganado por los pagos del Tuyú, dormir junto a ellos a cielo abierto, observando las estrellas y oyendo el rumor sordo de los animales sobre la tierra (“Don Segundo Sombra” de Ricardo Güiraldes). Luego, más ambicioso, viajar con Odiseo por todo el Mediterráneo durante el camino de su regreso a casa, pero sobrevivir, eso sí, como él, a las peripecias de la aventura (“La Odisea”).
14: El silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio, orientación o sentido?
RFO: Es lo que, no sin laxitud, denomino “lo indeterminado” (el ápeiron griego), aludiendo con ello al material del que se vale la poesía para dar estatura verbal a lo que de indecible, tácito e inexpresable tiene el mundo en que nos movemos. Todas esas instancias son estaciones y disparadores de la poesía, entendida como la operación de esclarecimiento y puesta en acto de lo que carece de una definición concluyente. Todas ellas permiten repetir con Rimbaud: “Je est un autre”, “Aquí no hay nadie y sin embargo hay alguien”.
15: ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
RFO: Como le escuché decir cierta vez al poeta Alberto Girri, “De ese lado no duermo”. Por lo que me cuesta destacar un artista o una obra en la que primen dichas expresiones. Exceptúo de este rechazo al “ingenio”, que, por el contrario, sí me seduce, y que tiene la virtud de conducirme, inevitablemente, a un nombre y a una obra que son su paradigma: Cervantes y El Quijote.
16: ¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
RFO: No aprecio la efusividad sentimental, la incontinencia verbal, la teatralización de los afectos. Estoy formado en una ética austera que traza una línea entre la vida privada y la pública.
En cuanto a las imprecisiones preferidas, destaco aquellas que son fruto de los matices, de las distintas gradaciones del color, de los claroscuros de la emoción. Me refiero al horizonte de lo aún no pronunciado.
17: ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”?
RFO: Fui durante más de treinta años funcionario judicial y esto me adiestró en tratar de ser ecuánime y en poner humildemente en práctica la levinasiana responsabilidad anterior, preexistente, ante el otro (Emmanuel Lévinas). Y mi poesía se llevó bien con esa conducta, ya que me acostumbró, a su vez, a prestar atención a lo distinto —aún más, a interesarme por lo distinto—, como provechosa lección para reflexionar y a la cual —como un deber— adaptarme.
18: ¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
RFO: No el mundo, sino, en todo caso, ciertos episodios, temperamentos y etapas del mundo. La crisis económica del ‘30 y las casi inmediatas guerra española y segunda guerra mundial fueron, sin duda, algo detestable, en las que se vieron las peores caras de la criatura humana. Pero el mundo tuvo y tiene otras caras más dignas. Pensemos en la mirada —contemporánea de aquellos sucesos— de Nikos Kazantzakis, oponiendo a la tragedia la ternura vital de “Zorba, el griego”. O en esta otra gema de conciliación y esperanza que afirma: “De vez en cuando la vida / toma conmigo café…” de Joan Manuel Serrat.
Tengo una visión más positiva que la propuesta por “Cambalache”. Pero no voy a refutar a Discépolo. El poema tiene una unidad semántica, sonora y estilística que hacen de su reproche social una “verdad” de probado valor artístico. Entiendo, no obstante, que lo suyo fue una respuesta puntual a hechos y circunstancias también puntuales, que universalizó a fin de darle mayor impacto a la emoción.
19: Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los tiempos y de todos los ámbitos) te asombran?
RFO: Sócrates, Jesucristo y Leonardo. Tres esferas bien distintas (introduzco también la dimensión trascendente) en las que encuentro valores que me asisten y me fascinan: Sócrates por la fidelidad a sus convicciones, Jesucristo por instaurar la doctrina del amor y Leonardo da Vinci por apostar su potencia creativa a la carne y a la geometría con la misma intensidad.
20: ¿Qué te hace “reír a mandíbula batiente”?
RFO: No sé si “a mandíbula batiente”, pero sí con probado encanto, en mi infancia estuve más inclinado a reír con Laurel y Hardy que con Chaplin. Ahora la preferencia se ha invertido y es Chaplin quien me produce mayor contento. Eso sí: con la atención creciente puesta en el humor cultivado y acrobático de Buster Keaton.
21: ¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?
RFO: Con resignación y alguna cuota de humor, ya que a esta altura de la vida sé muy bien que los ideales no siempre se alcanzan. Que son metas, vislumbres, puertos. Que su mayor virtud es la de imponer un rumbo (como la de esos faros que no evitan los naufragios, pero ayudan a continuar la navegación).
22: El amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionando con esos tópicos?
RFO: Con el amor, bien: creo que sé querer y siento que soy querido (aunque de nada de esto hago una manifestación). Contemplación es lo que hago a diario (frente a la naturaleza, ante las personas y los sentimientos, desarrollando la experiencia de las formas simbólicas). Con el dinero nunca se sabe, pero como soy sobrio no siento carencias. La religión es el gran horizonte: la palabra misma encierra en su raíz latina una acción que me reconduce: religare. Y, por fin, con la política no he mantenido otro vínculo que el de procurar comportarme como buen ciudadano, atento a mis deberes y celoso de mis derechos.
23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films, esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
RFO: En primerísimo lugar: a un programa televisivo conducido por un gritón que desde hace años festeja falazmente a sus participantes y con igual énfasis se burla de ellos, antes, durante y después de sus números de danza.
24: ¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por qué?...
RFO: El corto tramo que va desde la calle 7 y 61 de La Plata, en donde estaba mi casa familiar, atravesando la Plaza Rocha hasta la diagonal 78 entre 5 y 6, donde vivía mi amigo Horacio Castillo. Tanto de ida como de vuelta, infinidad de veces transitamos ese recorrido para compartir una lectura, leer un poema recién escrito o confiarnos algún secreto —normalmente feliz— de nuestras vidas.
25: ¿Cómo reordenarías esta serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción.
RFO: Ay, Rolando, me ponés en un brete. No soy proclive a los juegos de ingenio ni a las adivinanzas. Las palabras son para mí un mundo dentro del mundo. Hablan de las cosas, pero no son las cosas. Dejo que sean ellas las que me visiten, para recién luego comenzar yo mi labor. De don y trabajo, he hablado antes, con la mira puesta en conferirle forma verbal al impulso que me lleva a escribir. Me quedo, pues, del lado de Dylan Thomas, cuando muestra asombro (él le llama “enamoramiento”) frente a las palabras: “Ahí están ellas, aparentemente inertes, hechas de blanco y de negro, pero de su propio ser surgen el amor, el terror, la piedad, el dolor, la admiración, todas esas abstracciones que hacen peligrosas, grandes y soportables nuestras efímeras vidas” (“Manifiesto poético”).
26: “Donde mueren las palabras” es el título de un filme de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde mueren las palabras?...
RFO: En las zonas bancarias, al mediodía, cuando lo único que parece importar son la suma y baja de las cotizaciones en las pizarras de la Bolsa y los sueños profanos de sus intérpretes. Pero también mueren en las páginas mal escritas, en las obras traducidas sin rigor y en la impotencia de la propia lengua para elaborar la palabra que falta.
27: ¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
RFO: Sí, puedo. Las obras me deslumbran por su capacidad retórica y por la imaginación que despliegan. Cuando esto se cumple, me rindo ante su presencia y en mi interior siento crecer un entusiasmo que se expresa muy bien con la palabra “admiración”.
28: ¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te promete algo que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa?
RFO: Siento desilusión y trato de comprenderla. Luego vendrán otros resortes del espíritu menos nobles que me llevarán a imaginar intenciones ocultas (que normalmente cierran en algo mucho más simple: se olvidó). Pero lo cierto es que difícilmente puedo borrar del todo ese olvido: su mutismo ulterior queda flotando en mí con la fuerza de una interrogación.
29: No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás?
RFO: Admiro a los dotados de gran inteligencia, rica sensibilidad, probada maestría, vasta cultura, sano liderazgo. Y entonces aparecen en desordenado tumulto: Georges Steiner, Simone Weil, René Favaloro, Jorge Luis Borges, José de San Martín.
30: ¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?
RFO: Pienso que ambas cosas: me pertenecen y soy movido por ellas. Aunque debo decirte que me veo menos sujeto a las pasiones (en cuanto fiebres o fanatismos) que a los entusiasmos (más próximos al buen ánimo y la alegría), seguramente por la contención que opera en mí en cuanto a los excesos. Las pasiones son más fuertes y duraderas que los entusiasmos, aunque las dos confieren una vitalidad que me impulsa a ir más lejos.
31: ¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente?
RFO: Me viene uno a la mente: el artista plástico británico Damien Hirst, que expuso un tiburón dentro de una caja de vidrio con formol. Comprendo que la novedad y la sorpresa son componentes del fenómeno artístico, pero creo advertir que algunas modalidades del arte conceptual y de las instalaciones abusan de la idea como arte, descuidando el valor atinente a la realización en sí de la obra. De todos modos, la exaltación de la obra de arte nunca es perniciosa, pues el tiempo se ocupa de poner las cosas en su lugar.
32: ¿Acordarías, o algo así, con que es, efectivamente, “El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de Luisa Futoransky?
RFO: No creo que el amor sea “por naturaleza” asimétrico. Dicha condición ha de ser, a lo sumo, uno de los tantos episodios del amor. Extremar el punto de vista es uno de los recursos de la construcción poética y de todo el arte en general, con el objetivo de ensanchar el escenario de expectación. Seguramente, eso es lo que hizo Luisa Futoransky.
33: ¿El amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo vespertino, la noche plena o la madrugada?
RFO: El amanecer, soy diurno. Mis horas preferidas son las de mayor luz natural, cuando todo parece comenzar o recomenzar. Flaubert escribía durante la mañana, dormía una corta siesta y luego corregía lo escrito durante la tarde y hasta muy entrada la noche. Yo veo con simpatía esa modalidad, solo que siesta no duermo y que pongo término al día antes de la medianoche. La caída del sol me estimula para la conversación.
34: ¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los tiempos y de todas las artes nos propondrías?
RFO: Recuerdo con felicidad de oyente la reunión cumbre entre Astor Piazzolla y el saxofonista Gerry Mulligan, allá por los años ‘70, y la más reciente entre los tres tenores Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras. Me gustaría asistir a otras que idealizo: la de Sócrates y Platón, la de Keats y Shelley, la de Michel de Montaigne y Étienne de La Boétie. Y aquella también eminente (epistolar en su última etapa) entre Walter Benjamin y Theodor W. Adorno.
35: Seas o no ajedrecista: ¿qué partida estás jugando ahora?...
RFO: No soy ajedrecista; observo el juego desde afuera, pero siempre me ha seducido ese modo pacífico de concluir la partida que es “hacer tablas”. Lo tomo como una invitación a reiniciar la partida.
Traslado esa figura a la vida y me consuela con su imagen de no vencer y no ser derrotado. Hacer tablas, empezar de nuevo, mover otra vez los peones. El misterio se mantiene intacto.
Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en las ciudades de Mar del Plata y Buenos Aires, distantes entre sí unos 415 kilómetros, Rafael Felipe Oteriño y Rolando Revagliatti, 20 de agosto de 2020.
Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires (ciudad en la que reside), la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y quince poemarios, además de otros cuatro poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los Tomos I y II de “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com
Cuatro poemas de Ludwig Saavedra
UNO
Esperar estruendo
en un páramo de ceros y unos
ilusión espejismo
duraznos bajo la luz de una tormenta
Festín de egófagos
decoran la entraña de la nave y edulcoran
jardines de cristalina melodía
Hiperguerilla
Grafías listas para la ejecución de la sinfonía
El vasto imperio de la música es el mapa del sudor y la ternura
Todo ese color en el mundo
solo para que sonrías
Plática entre diente de león y fina catarata
Tristeza que toma limonada en un balcón
de mi ciudad infectada afectada desalada
Mientras el cielo espejado acariciado
por nuestras miradas
como si de una gran león o tigre se tratara
nos pierde
y nos confiesa antes de todo que esto es una masacre
el poema
la hiperguerrilla todo
Añoro el pogo
Goce
bajo noche
y sobre dócil pasto
añoro
un solo de Rage Against the Machine en un fest de poesía
mientras el amor de tu vida rapea pétalos amarillos y morados
Una chica que sabe reír de una forma especial
y te hace reír de una forma especial
risa o flor que también llevas tú y no sabes
clandestina y ensoñada laguna
delicadeza de los días que se ensartan como cuentas de un collar
isla para mi naufragio
lluvia sin solución en un paisaje de niebla holograma.
DOS
El amor no me salva
Me salvará mi canto
Y mi canto
es un viaje infinito
entre la niebla
y el mar
Además de una vibración
Silencio
Si mi canto no me salva
Entonces nada soy
No soy ni el viento
ni la humedad que baila lento
en el patio de la casa
Verdeando
las paredes
no soy ni mísera brisa
que lee miradas y se desvanece
Soy solo un dolor
que la noche olvida
entre sangre
y alcohol
Si mi canto no me salva
soy solo un fantasma
que llama a la puerta
que grafitea un nombre
y añora que su canto
lo ilumine
sin tregua
ni muerte
como adentrarse en el desierto
el desierto que escribe poemas de sombras
con el perfil de las dunas y los cirros
poemas sobre el vacío o la desolación o la sencillez de las cosas
y hallar por ejemplo
un agabe en flor Iluminación
Como si además de ti y de mi
hubiera alguien más en la página en blanco.
TRES
Como un animal sediento
Me acerco a la hoja en blanco
Y observo mi corazón
hecho de cristales pulidos por el mar
Quisiera aplacar esta sed
O esta imprecisa e irremediable tristeza que me acecha
O ambas
Y el deseo es otra hoja en blanco
Siempre hay soledad en tus poemas me dicen
Entonces diré como un animal sediento:
Es una fría tarde de invierno en el corazón de la montaña
El esplendor del río es solo un recuerdo que se mece manso y puro
Como si de una delicada canción se tratara y llegara su fin
La esperanza es nuestro sudor
y la luz en los ojos de los niños
la esperanza es creer que todos los niños del mundo son nuestros
Quedan algunas estrellas el viento sabe
El resto de las palabras
Que más da.
CUATRO
Escribir poesía es un oficio triste y muy esforzado
Muerte entre llamas azules y verdes al osado
Que luce como estandarte su cerebro lleno de valles y sinuosas plegarias
La masacre de la letanía del invierno asciende entre cantos de vendedores ambulantes lo sabe
y
Se abre paso como un perro rabioso antes de que le den el balazo fundamental
Arda la pira de sus ansias como ofrenda
Saber conjugar y olvidar
Y saborear esta desolación entre palmeras de diamante
Antes fui dédalo y florecí
en rostros vacíos como monedas de un dios deudor
De todas las oraciones de las niñas buenas
Yo antes decidí olvidar mi propia claustrofobia
Sonreír cada tanto y cruzar los albores de esta ciudad y su música concreta y afilada
Saber de memoria los parajes del éxtasis
Como testigo fiel de todos los crímenes
Manjares me entretuvieron y entonces entristecí pero dije
Este es mi Perú de poesía
De poemas que sudan y tosen y chillan y les moja el rochabús de la policía
Entonces me volví salvaje decidí otra vez tomar el oficio por las astas de demonio
Feliz
Campante
Me deshice en los caminos de ichu
Me sembré como amor en los balcones de sus ojos
Me sacrifique en los fest de poesía destripando cerdos para buscar perlas
Salté el charco libre el chaco sacie el dolor de las iras y de los idos
Los pormenores de las manos que insidiosas trepaban porque solo sabían y quedaba eso
Trepar y trepar a como de lugar
El sinsabor era parte de la sazón de la muerte cocinera
Nuestros nervios se posaron en sus versos como aves de color mortecino
Soñé con los parajes blancos donde saltan los demonios andinos
Los volcanes nutrieron mi imaginación fogosa entre fiestas inyectadas a la fuerza
Gire como un pálido huracán trepé también a mi modo
Pero nada satisfizo este acorde que llevaba
Ni nadie acerco su oído para escucharlo
Somos solo el recuerdo que dejamos
en una tarde frente a los chicos del colegio que mira a esos señores presentados como poetas
Esos señores resaqueados
Escribo sin pensar
Escribo sin dudar
Escribo d verdad
¿Pero eso cuenta?
Importa me dice el saxofón de Coltrane y la lira de Orfeo
Importa me dice el perro más furioso del infierno
Importa me dice el trozo de isla que se salvó de tu tormenta de gestos vacuos
Importa me dice Willy Franky Héctor domador de caballos suéltame que voy sin jockey
Los nombres épicos de nuestras fiestas en el barrio causa
Los sueños perdidos los sueños encontrados
Los sueños arrasados por las alas de sombra de tiempos altamente líricos y sílices.
LUDWIG SAAVEDRA:
Poemas de Rubén Valle
Lo negro de la nieve
El azar te juega sucio
Los horóscopos deciden
por vos sin vos
La única teoría de las probabilidades
es improbable que pueda aplicarse
a tu cuadro de situación
Una bruja bien podría leerte
la mano nunca el corazón
En la borra del café
no sería extraño hallar pistas
de las mujeres que perdiste
y te perdieron
El olvido es un ejercicio vano
Insobornable como ese detective ciego
que por las noches te encuentra sin buscar
y te dice: sólo los espejos pueden mirarse a sí mismos
No les preguntes ni a ellos ni a la intemperie
Ninguno te revelará lo negro de la nieve
De Lo negro de la nieve & otros poemas así (2018)
El loco de Lepanto
En el Ecuador del vaso
En lo lleno y lo vacío
En lo tangible y lo distópico
planto bandera
En el Ecuador de este vaso
la vida no nada vale y todo lo vale
Se puede tocar la estrella o el fondo
y no dejará de ser la misma mano
En esta niña de los ojos
soy el equilibrista que lee el vacío en braille
sabiendo que caer o volar es parte del milagro
En el meridiano de mi camino incierto
miro hacia atrás oteo hacia adelante
y veo tanto que ya no veo
Soy el ciego de Lepanto
El loco que dice su verdad
De Lo negro de la nieve & otros poemas así (2018)
El nudo
Escribo en la lengua
del ahorcado
No sobre sino desde
En su idioma digo
Es decir como si me faltara
el aire
Mejor dicho: escribo para respirar.
De La lengua del ahorcado (2019)
Vox populi
Paren las rotativas: contra todo pronóstico
fuentes confiables o letra muerta Dios no tiene guion
De ahí esta esquizofrénica improvisación que va del amor al odio
sin escalas, este pánico escénico de no saber cómo termina
la obra que nadie escribió o en qué momento aplaudir, reír o bostezar.
No tiene guion: ¡Dios improvisa! y le tiemblan las manos y vuelca el vaso (vacío) y lee un libro en blanco que dice: Dios no nos quiere contentos*.
Y se enoja, golpea la mesa, tergiversa los espejos, pero no deja de improvisar, por eso el telón cae antes de que el canillita iconoclasta vocifere
Acta est fabula / El espectáculo ha terminado** e irrumpa la muerte
a medio vestir y nos mande a todos al mismísimo diablo
o, ni él lo permita, a un insoportable cielo sin mujeres.
*Griselda Gambaro
** Ultimas palabras de Augusto
De La lengua del ahorcado (2019)
Rubén Valle (Mendoza, Argentina, 1966)
Periodista, poeta y narrador. Ha publicado los libros de poemas Museo Flúo (1996), Los peligros del agua bendita (1998), Jirafas sostienen el cielo (2003), Placebos (2004), Tupé (2010), Grietas para huir (2013, ebook) y Lo negro de la nieve (2018) y La lengua del ahorcado (2019).
Integró las antologías de poesía Promiscuos & Promisorios, La ruptura del silencio, Martes literarios y Poesía en Tierra, del Centro Cultural de España en Buenos Aires.
Fue miembro fundador del grupo parapoético Las Malas Lenguas y editor de las hojas literarias Tres Agujas y Tiburón Amarillo.
Desde 1997 hasta principios del 2000 dirigió la colección de poesía La Mesita de Luz para la editorial Diógenes.
Sus poemas han sido publicados en medios de la Argentina y de Francia, España, Brasil, Colombia y Rumania.
En 2006 fue incluido en el documental Poesía Extrema, que reunió testimonios de escritores argentinos y canadienses.
En dos oportunidades obtuvo el Primer Premio Certamen Literario Vendimia en la categoría poesía. En el 2007 ganó el concurso Ciudad de Mendoza con su obra Bla!
Como narrador participó de Mitos y leyendas cuyanos (1998), editado por Alfaguara, y de la antología de textos para niños Ellos, los otros & nosotros (2003).
En Pampia Grupo Editor publicó los ebooks de relatos breves Desperté en el bosque después de haber soñado un bosque (2013) y La medida de lo posible (2015). En 2020 lanzó su propia editorial digital Peras del Olmo con su libro de microrrelatos Modo luciérnaga.
Como periodista ha trabajado en los principales medios periodísticos de Mendoza, entre ellos los diarios Los Andes, UNO y MDZ.
Poemas de Luis Raúl Calvo
Los amantes
Dicha y ocaso, gravidez de los rituales.
Línea oblicua del amor en las maletas del viajero.
Los perros ladran su tormento en las trenzas de la
/dama.
Hueco de rencor, antiguos maleficios.
¿Quién ha robado los bastones del ciego
buscando luz en las tinieblas?
Nadie separa nuestros cuerpos de la tierra
pero ellos, los amantes, no esperan el orgasmo
para saciar su sed de cruzas elegidas.
(Del libro “La anunciación de la partera”, Ed. “Correo Latino”, Buenos Aires, 1992)
La vida real
La vida real es un desgastado
sacerdocio.
En las altas ciudades, miles
de fieles confinan sus almas
para apaciguar el fuego de la carne
la dorada caridad de la limosna
el religioso orden de los días
por venir.
Habíamos dejado todo en manos
de los dioses, la deidad de la
cuaresma y los santos evangelios
éramos buenos y santos y la tierra
del paraíso nuestro más preciado
bien.
Pero tú, que renegaste de dogmas
y costumbres y elegiste la libertad
a ciegas a los prometidos reinos
de la sabiduría, hoy deambulas por la
espesa niebla del ocaso
con la cabeza gacha
y las manos atadas a un dudoso banquete.
(Del libro “Calles asiáticas”, Ed. “Plus Ultra”, Buenos Aires, 1996)
I
Suele suceder que el tiempo
transforme los recuerdos
en otros recuerdos
las miradas en otras miradas
las sospechas en otras sospechas.
Cada familia celebra sus ritos
cotidianos, crea de la nada
sus propios fantasmas, inventa
por las noches monstruos clandestinos.
De esa lúgubre orfandad, venimos
a este mundo, para iniciar
un extraño pacto con la vida.
(Del libro “Bajos fondos del alma”, Ed. “Generación Abierta”, Buenos Aires, 2002)
Gauguin y Yo
a Vincent Van Gogh
Era él o yo, no había términos medios.
Por eso aquel día del cuchillo,
frente al terror de Gauguin huyendo
despavorido de la casa
algo se rompió en mí para siempre.
Algo me llevó a dañar mis propios órganos
y como ofrenda ofrecérselos
¿a mi enemigo interior?, ¿a aquel por quién tanto
velé en esas horas, minutos y segundos de mi
vida, en la tan esperada
comunidad de los artistas?
Nunca más me pude reconstituir, padre,
como te decía, algo en mí se quebró
eternamente, y otra vez, una vez más,
desfalleciendo en la soledad de este mugriento
loquero, reconozco que te he fallado.
(Del libro “Deconstrucción de los rostros y otros poemas”, Ed. “Generación Abierta”, Buenos Aires, 2019)
Luis Raúl Calvo: Nació en Buenos Aires, Argentina en 1955. Poeta y ensayista, psicólogo clínico. Su obra ha recibido diversas distinciones literarias.
Obra publicada: En poesía: “Tiempo dolorosamente resignado”(Ediciones “Generación Abierta”, Buenos Aires, 1989); “La anunciación de la partera” (Ediciones Correo Latino, Buenos Aires, 1992); “Calles asiáticas” (Editorial Plus Ultra, Buenos Aires,1996)); “Bajos fondos del alma” (Ediciones “Generación Abierta”, Buenos Aires,2002); ”Belleza nómade” (Ediciones Generación Abierta, Buenos Aires, 2007); “Nimic pentru aici, nimic pentru dincolo”, (Editorial Gens Latina, Rumania, 2009); “Nada por aquí, nada por allá”, (Ediciones Generación Abierta, Buenos Aires,2009); “Profane Uncertainties” (Editorial Cervena Barva Press, Estados Unidos, 2010). Esta obra contó con el apoyo del Programa Sur de Apoyo a las Traducciones Literarias de Argentina); “Breve Anthologie”(Editorial Harmattan, Francia, 2012); “A Outra Obscuridade” (Editorial “Sarau Das Letras”, Brasil, 2013); “Viata reala si alte poeme”/ ”Jeta reale dhe poema tjera” (Amanda Edit Verlag, Rumania, 2015); “Semnale de alarma” (Editorial “Ars Longa”, Rumania, 2017). Esta obra contó con el apoyo del Programa Sur de Apoyo a las Traducciones Literarias de Argentina; “Deconstrucción de los rostros y otros poemas” (Ed. Generación Abierta, Buenos Aires, 2019); “Atto Segreto” -“Acto Secreto (“Giuliano Ladolfi Editore”, Italia, 2019).